Y entonces...Me di cuenta que tenía que despertar; que pensar en algo que ya fue solo me lastimaría más. Y aun así, sin importar que, Lucas Wilson siempre sería mi chico...
Mientras dormía abrazada de Dante mi mente pensaba en Lucas. Siempre era Lucas quien invadía mis pensamientos, por más que trataba de alejarlo, siempre estaba ahí.
Recordé ese día en el que Lucas y yo nos dimos nuestro primer beso; estábamos en la playa, sentados en la arena, tomados de la mano. Él se me quedo viendo a los ojos y sentí una conexión que jamás había sentido con nadie, él era distinto. Era mi chico.
Mientras estábamos tomados de la mano Lucas puso su mano en mi cintura, se acerco a mis labios, y nos volvimos uno solo; sus labios me pertenecían. Él era mío. Yo era de él. Ese momento fue mágico. Nos separamos para terminar el mágico beso, él abrió su boca para decir algo, —te quiero —dijo con una sonrisa. —Y yo a ti —respondí de vuelta.
Lucas estaba por decir algo más, cuando desperté...Vi a Dante a mi lado, aún seguía durmiendo, sonreí con tristeza. Aparte a Lucas de mis pensamientos, y seguí durmiendo.
***
—Buenos días dormilona —dijo Dante cerca de mi oído.
—Buenos días Dante —respondí con algo de sueño.
Nos levantamos del sillón, bajamos a desayunar, y terminando nos subimos a mi cuarto. Era sábado, así que aprovechamos a ver películas, comer más nieve, platicar, y pasar la tarde juntos.
—Daniela, quería pedirte perdón.
—¿Perdón? —pregunte algo confundida.
—Si, por lo de anoche, me dejé llevar, no debí hacerl... —lo calle con un beso.
—¡Cállate y bésame! Tal vez no debías, pero ambos queríamos, así que solo continúa besándome, y disfrutemos esto ¿sí?
Y así fue como termine besando a Dante. No sé si Dante me gustaba, o realmente era solo porque me hacia sentir cerca de Lucas.
—¿Dani estás segura de esto?
—No lo sé, solo me hace sentir bien —continúe el beso, y susurre a su oído el nombre de Lucas.
—¡Dani basta, para! ¿me besas por qué sientes que soy Lucas? Si es así no quiero que esto continúe. No soy Lucas, jamás ocupare su lugar, y eso tienes que entenderlo; él se ha ido, se que duele, pero tenemos que aceptarlo. Ya no está.
Baje la mirada sin responder nada. Lo aparte de mí, y me levante de la cama.
—¡¿Por qué siempre tienes que arruinar los buenos momentos?! —le grite mientras mis manos temblaban, y unas lagrimas caían de mi rostro—, ¿por qué siempre tienes que recordarme que él se fue, que él ya no está?
—Dani respira conmigo, cálmate por favor, estoy contigo, —se acerco a mi para abrazarme, pero yo lo aparte dándole golpes en su pecho.
—No me pidas que me calme, deja de recordarme que Lucas se fue —caí al piso encajando mis uñas en las palmas de mis manos—, perdón Dante, perdón, no quería hablarte así. No sé cómo salir de esto, no puedo —dije entre llantos.
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