Capítulo 7.

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 Nota de autora:

Holaaa. Me paso rápido solo para decir que estaré un tiempo desaparecida por aquí y de verdad espero que no sea por mucho tiempo. Tenía este capítulo ya escrito desde hacía días y quería esperar a tener otro más para actualizar como Dios manda, pero como no sé cuánto tiempo tardaré en regresar, prefiero compartirlo con vosotras/os antes que dejarlo ahí cogiendo polvo...

Así que como siempre espero que os guste.

¡Nos vemos pronto!

***

 Hermione suspiró ante la sensación de comodidad y bienestar que la envolvía.

Se estiró, intentando acomodar su cuerpo, pero algo la retuvo fija en el sitio. Confundida, abrió los ojos y pestañeó violentamente tratando de acostumbrarse a la claridad que llenaba el lugar. Por un instante se sintió terriblemente desubicada, pero cuando su mirada se enfocó y reparó donde se encontraba su corazón dejó de latir durante unos segundos.

Estaba recostada sobre el pecho duro y cálido de Draco, cuyos brazos la rodeaban con firmeza por la cintura haciendo que el espacio entre sus cuerpos fuera inexistente. Todavía seguían tumbados sobre el cómodo sofá de lo que parecía ser el inmenso salón de un apartamento y Hermione vio por el rabillo del ojo su vestido plateado tirado sobre el suelo de madera, y como este parecía brillar bajo los rayos de sol que entraban por el enorme ventanal que había a sus espaldas.

Con cierto temor de encontrarse con un par de ojos grises mirándola, Hermione levantó la cabeza con suma lentitud. Aunque lo que encontró fue una escena que la dejó sin aliento.

Draco todavía dormía y su rostro estaba tan cerca del suyo que su respiración, suave y perezosa, le hacía cosquillas en la piel. Estaba acostado sobre su espalda, con la cabeza ladeada sobre el reposabrazos, en una posición que parecía incómoda aunque su expresión era de completa plenitud. Hermione se recostó despacio sobre su pecho, lugar donde intuía que había dormido durante toda la noche, y no pudo evitar observarlo más detenidamente.

Sus rasgos estaban relajados y en su frente ya no había atisbo de esas arrugas que se le formaban cuando ponía su máscara de indiferencia y superioridad. Tenía los labios ligeramente separados y el pelo rubio le caía rebelde y algo rizado sobre la frente por culpa del sudor. Parecía más joven, un retrato más cercano al niño que Hermione conocía aunque esta versión era mucho más inocente que los recuerdos de su infancia.

Y aquel hecho hizo que su corazón se encogiera un poco.

Tal vez fuera verlo en su forma más humana lo que hizo que Hermione estirara una mano en su dirección. Le acarició la mandíbula con suavidad y notó el picor de su barba rozarle la yema de los dedos. Después se movió más hacia arriba, hacia la curva de sus cejas, para luego deslizarse por el puente de su nariz recta y elegante, y acabar en la curva de su boca. Posó los dedos allí durante unos segundos, dibujando el contorno de sus labios y maravillándose por todo los que estos eran capaces de hacerle sentir. Como tan solo unas horas atrás le había besado la piel desnuda y saboreado lo más profundo de su ser. Una sensación cálida le recorrió el pecho lo que hizo que Hermione retirara la mano de su rostro con más brusquedad de la que pretendía.

De pronto toda la situación se volvió demasiado íntima, algo relativamente fuera de lugar considerando la naturaleza de su relación. Y no pudo evitar que su corazón se acelerara mientras intentaba incorporarse tratando de no despertarlo.

Wicked Games | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora