𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 Seis

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𝕯espués de aquella tregua donde habían intercambiado miedos y secretos, la pelirroja y el ojiazul, para su secreta y grata sorpresa, habían estado viéndose con más frecuencia.

Durante el día compartían miradas de complicidad al chocarse por los pasillos, en los almuerzos, en las clases y les era costumbre buscarse en el despacho de el profesor Lupin que les enseñaba algunos hechizos de defensa, para después encontrarse por las madrugadas y practicarlos en la torre de astronomía. Aunque la mayoría de las veces sólo era una excusa para mirar el cielo nocturno mientras, sin admitirlo claro está, disfrutaban de la compañía del otro.

—¿Cuál es tu constelación favorita? — le preguntó en un susurro como de costumbre.

—Cassiopea — respondió señalando un puñado de estrellas.

—Por tu madre ¿no? — la pelirroja asintió con una sonrisa.

Harry recordaba con detalle cada conversación que habían tenido. Una de ellas fue cuando la ojigris le habló de su madre, Cassie, y que su nombre provenía de aquella constelación.

—A veces pienso que, quizá, alguna vez ella estuvo aquí —dijo después de un rato —. Compartiendo susurros con un tarado — ambos rieron ante la ironía.

—Apuesto a que ese tarado era muy guapo — la pelirroja rodó los ojos al escucharlo sin dejar de sonreír.

Aunque la escuela entera seguía creyendo que se detestaban mutuamente, nadie había notado el brillo en sus pupilas al verse y sus encuentros clandestinos donde fingían ser dos sombras que coqueteaban a murmuros.

Hablaban sólo para que ellos se escucharan. Para que el viento no se llevara sus confesiones y la luna no supiera de sus secretos. Aquel momento de intimidad se había convertido en una manía de ambos para olvidar sus diferencias y que sus corazones latian con más rapidez cada vez que sus manos rozaban.

—¿Tus amigos aún creen que te mataré?
—preguntó divertida.

—Me lo repiten cada día —contestó de igual forma.

Por otro lado, los amigos del azabache no confiaban ni un poco en la pequeña Black y cada enfrentamiento en clases era un constante recordatorio de ello. Aunque las cosas no eran muy diferentes con las serpientes, pues además de la vigilancia que Draco tenía sobre la pelirroja, no perdía oportunidad para burlarse de Potter. Actos donde Abigail también participaba, pues habían acordado no levantar ninguna sospecha de que empezaban a llevarse bien, quizá sólo para mantener esa juego entre ambos.

—Perdón por romper tu pluma en clase de adivinación —dijo entregándole una nueva como disculpa.

—Está bien —tomó la pluma y la movió entre sus manos —Perdón por sabotear tu poción.

—Remus seguro que me regaña por ese cinco —rió contagiando al azabache.

Las bromas que se hacían entre clases les resultaban divertidas a los dos, pues aunque lo hacían para mantener las apariencias, casi siempre lo utilizaban como excusa para mantenerse juntos durante toda la clase.

—Por cierto, mira lo que encontré en mi baúl — habló el ojiazul sacando de su sudadera un pequeño disco de música.

—¡Es increíble, Potter! — la pelirroja se acercó más a él con una sonrisa de oreja a oreja — ¡Hay que probarlo!

Hace unos días que habían descubierto un pequeño reproductor de música muggle abandonado en la torre de astronomía —probablemente abandonado por algún mago muggle —, por lo que Harry prometió buscar algún disco y enseñar a la pelirroja a usarlo.

𝐈𝐋𝐋𝐈𝐂𝐈𝐓 𝐀𝐅𝐅𝐀𝐈𝐑𝐒 | Harry Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora