「Translucide」

339 30 295
                                    


Mientras camina junto a él por el fin del mundo de regreso a casa, te confesará que a veces (o más bien siempre) hay una razón del porqué de un olvido. Y los momentos que lo unen a esa primavera del '36 retroceden sus pasos a un déjà vu.

Si lo mira, él le devuelve la mirada y entonces, sonríen.

Lo enreda en su juego, no apartes tu mirada de él. En óleo, espirales desordenados esparcen color por su corazón y se extravían en el infinito apocalíptico de las líneas.

Ya no queda nadie en la ciudad, pero él lo acompaña. En las noches, de en vez en cuando, sueña con una luz al final de la ciudad. Le pasa que sueña con él, le pasa que lo quiere a él.

Creo que ya es hora de volver atrás... —, le susurran.

Las luces pierden su brillo en el horizonte. Quédate mirándolo atentamente y dime, un instante antes de que todo se apagará y no fuera nada más que oscuridad: ¿A quién enfocó la cámara?

...

El tiempo rebobina un, dos, tres años.

No te levantes, la función sigue. Pero ahora, la luz escasea. Un silencio estremecedor contiene la nueva imagen en el efecto de ruido. Una grabadora rebobina en sus palabras, puedes escuchar cómo se detiene en el inicio de una grabación y ver como un pequeño brillo enceguece sus ojos fríos.

Y si le preguntan por quién, él (tiene que responder) responde: — Él lo hizo.

El sonido de voz se escucha en resonancias suaves y vacías. Pero no tiembla, se convence de lo que dice y construye su realidad. Pronuncia cada oración lo suficiente nítidas para que los demás escuchen.

— Tomó el arma de Dominic y apuntó hacía él.

Las luces se encienden, ahora puedes verlo todo. Por supuesto, puedes creerlo o no. Ellas desnudan la verdad en sus ojos y no dicen nada. Solo encandilan el ruido y te preguntan por lo que es real.

/ ¿Tendrías una respuesta para ellas?

— Intente detenerlo, pero... disparo antes de que pudiera hacer algo.

Las personas del otro lado del espejo e incluso quien estuviese a su lado, solo escuchan su declaración, expectantes de su actuación. ¿Aplaudirán al terminar la función?, yo lo haría. Es tan perfecto mintiendo, brilla. La realidad se da vuelta, se fragmenta en giros y de sus pupilas gemas caen del cielo al suelo. Rebotan y resaltan en una sutileza translúcida en su piel.

— Y luego... intento asfixiarme.

El director le susurra sus líneas, él continúa actuando. Y hay una sombra, solitaria, riéndose de su condena. Después de todo, Gavin Reed y él eran el uno para el otro... y no podría escapar de su dulce, incluso si ahora la muerte (su muerte) los separaba.

Créeme, a veces es mejor no saber el por qué detrás de un olvido. Puedes saber la verdad, juzgar y apuntar, pero... ¿Crees poder cargar con la culpa de un final?, oh, ¡Por favor!, no me hagas reír.

Solo míralo a él, cariño...

Recuerdos se unen a esa escena, en ese error de edición. La imagen de una mano metálica apoyada en el cristal, espera la suya. Sonríe, incluso sabiendo que esta por morir.

Sonríe, mirándolo.

«— Sé que estás aquí y quiero que sepas que yo no te culpo. Es... mi condena por todo lo que calle, por todo lo que te hice, tú no tienes la culpa Gavin. Y verte vivir, sonreír, es mi salvación», el círculo de su pecho giraba luz, vida.

Filo dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora