Monstruo.

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Aviso de golpes e insultos.

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Abuso.

Eso es lo que sufría nuestro querido Izuku.

-¡N-no! ¡Perdóname, no lo volveré a hacer!

Izuku estaba tirado en el piso de la cocina en posición fetal, esperando que su queridísimo esposo, Shoto, le perdonara el error que había cometido.

-¡Cállate, maldita sea! ¡Maldito inútil!-después de decir esas palabras le dio una patada en la espalda baja.

Izuku ha sido maltratado, físicamente, sexualmente y psicológicamente desde hace 6 años, por Shoto. Todos los días era lo mismo; golpes, insultos y ordenes.

Izuku no podía salir a ningún lado, no podía opinar de nada, simplemente agachaba la cabeza, asentía y cumplía todos los caprichos de Shoto.

Al principio de la relacion era como un cuento de hadas, no había golpes, ni insultos, todo era hermoso, Shoto consentía a Izuku, le daba mimos, todo era perfecto... Pero todo cambio de un día a otro.

Shoto se convirtió en un golpeador, infiel, que hacía que los días de izuku sean el infierno.

Shoto disfrutaba, amaba, adoraba e incluso, le excitaba, golpear a Izuku; el simple hecho de hacerlo llorar, de hacerlo súplica, de hacerlo sangrar a un punto considerablemente riesgoso, el verle la cara de estúpido cada vez que podía, de verlo retorcerse de dolor, le era algo fascinante.

Aveces hasta hacía algún drama, o se enojaba de cualquier cosa para tener un pretexto para golpearlo, aunque, la mayoría de veces no necesitaba hacerlo; Izuku lo hacía enojar de una manera sorprendente, el solo verlo y tocarlo de alguna manera que no fuera un golpe le daba asco. Izuku le daba asco.

Terminó de golpear a Izuku, dejándolo sangrando y llorando.

-Deja de llorar, enserio me estresa que llores. Saldré, tengo una junta que atender.

Izuku estando tirado en el piso, intentando levantarse e aguantando las lágrimas que violentamente bajaban por sus mejillas, contestó con pocas fuerzas.

-Es muy noche, Shou... ¿P-por qué tu junta es a esta hora?

-¿Estas cuestionandome? ¿Qué te he dicho de estarme cuestionando, Izuku? Nunca aprendes. Yo puedo salir a la hora que se me plazca.

Shoto se marchó sin mirar atrás, dejando a su esposo solo, triste y con un dolor -tanto físico como emocional-.

--Todo está bien, Izuku... Tú hiciste las cosas mal y lo hiciste enojar. Él te ama y lo sabes.

Se autoengañó. Esas palabras no eran nada más que mentiras que el mismo se decía para no sentirse tan miserable con su existencia.

Todo este infierno había pasado hace algunos años.

Era invierno, a las 9:36 p.m, Izuku preparaba la favorita de Shoto: soba fría.
Había llegado cansado de trabajar, pero aún así su hambre ganaba más que su cansancio, y el pensamiento de que Shoto tendría hambre en cuanto llegara de la oficina le cruzó por la mente, convenciendose así de cocinar algo.

Después de un rato, Shoto llegó, pero para nada era la llegada que Izuku esperaba.

No esperaba mirar a su esposo borracho y con marcas en el cuello.

Esto tenía que ser una broma, una de mal gusto.

-¡Izuku! ¡Llegué! -dio unos pasos y cerró la puerta azotandola en el proceso.

Abuso || Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora