Cap.4 Zombiegirl y Un grito silencioso

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Otro dia mas en el café, todo en orden Hanna se prepara para hacer la rutina cotidiana que cada día efectúa feliz y pensativa.

Hoy parece mas tranquilo, puws no hay lluvia de balas azotando el edificio que de por si ya esta casi, para no decir que esta, cayéndose a pedazos, el piso esta todo roto, si a eso se le puede llamar piso.

La montaña de escombros de afuera ahora también esta adentro y lo peor es que el de afuera es mas grande y obstruye el paso, lo bueno es que el agujero de

la puerta es tan grande que carbia un auto allí.
Lo malo es que esa maquina nueva de café es muy tentadora, mas de uno quisiera una cafetera en casa.

Eran las 8:34hs de la mañana Hanna acababa de despertar, como siempre y siempre, si repito el siempre, haciendo ese postre a penas se levanta para el primer cliente en llegar.

¿Alguna vez cocinaron dormidos?

No lo recomiendo todo puede ser un arma hasta la diminuta cucharita del azúcar, quien sabe quizás esa cucharita no sea la mejor amiga de uno de tus ojos, dejando eso de lado, cocinar dormido o dormida no es la mejor de las ideas.

Tal es el caso de Hanna Zanders una chica para nada precavida, se cortó la boca con un cuchillo de untar, de esos que no tienen filo todo porque lo confundió con una barrita de pan seco.

Ahora tiene el labio partido y no puede hablar, la moraleja es que nunca coman un cuchillo.

Lo se nada tiene que ver con el café pero esto tenia que contarlo, la desgracia de su mañana es milenaria, nadie, absolutamente nadie pero Hanna se come un cuchillo, en fin.

Paso 1 hora desde su accidente nadie venia al café, la tortita de bizcocho ya se enfrió, es mejor asi.
-Hoy vendrá alguien-. Se decía la chica apoyando su cabeza en su mano y mirando la entrada.

Poco después ingresó al edificio una maltrecha y lastimada Jessica, quien al llegar solo dijo:

-estoy muerta-.
Una sorprendente reacción por parte de Hanna hizo que la recién llegada se revuelva de risa y de dolor, luego la invitó a sentarse y le convido un café caliente recién hecho.

-seguro te preguntas que me paso-. Dijo la chica lastimadas.

Hanna asintió con la cabeza mientras se sentaba en la otra silla frente a Jessica esperando escuchar su relato, chusmerio dirán algunos estar aburrida lo llama Hanna.

Enseguida con una leve sonrisa, Jessica empezó a contar lo sucedido a partir del día de ayer al salir del café.

-Salí de aquí sin decir nada, estaba constantemente atenta a afuera ya que sabia que los que me disparaban estaban aun detrás de mí, antes que nada no quería involucrarte en mis asuntos y esas personas no iban a dudar en meterte plomo si estabas alado mío-. Contaba Jessica.

Hanna escuchaba, de pronto le entro una paranoia y miraba la entrada de a ratos.

Era involuntario a de ser por lo que dijo antes “estoy muerta", a que se refiere con eso, era lo único que rondaba la cabeza de la joven dueña del café Zanders.

Mientras Jessica continuaba -al llegar corriendo a una casa a unas cuadras de aquí, me interceptaron mis enemigos, no solamente los que ayer me estaban disparando sino todos, es decir todos.

Tal vez pienses que estoy exagerando pero en realidad tengo más enemigos que cualquier persona que haya existido en el planeta antes de la guerra-. Bebió un sorbo de su café y miró a Hanna quien ya estaba a punto de romper la mesita golpeando su dedo contra ella. – cortala, que la cortes es molesto el ta ta ta ta–.

El Café Zanders Donde viven las historias. Descúbrelo ahora