El Café Zanders

Cap.5 La guerra en la puerta

Ara es una chica sencilla no puede pronunciar una sola palabra su afasia perinatal la obliga a callar desde que nació, su vida no fue fácil en la ciudad de Pareguy, una ciudad latina del gran país de las Fiandes que aunque su idioma oficial es el ingles todos hablaban español.

Pero Fiandes cayó en una guerra contra estados unidos una antigua superpotencia y el único país original del continente que aun no era conquistado por el gran país de las Fiandes.

La fuerza bélica de este era suficiente para plantar cara a Argentina, Brasil y México y derrotarlos para luego izar una bandera Fiandesa en sus capitales marcándose como propias.

En medio de la batalla la familia de Ara fue evacuada junto a otro grupo de personas.

La huida era dirigida por un soldado Fiandes de rango menor pero muy decidido.

El objetivo era llegar a la ciudad de Spain una de las tantas ciudades de Castella que permitían la entrada de Fiandeses en el continente europeo.

Llegar hasta allí supone un desafío pequeño ya que la tierra sufrió grandes cambios desde el 2051.

Al llegar a Spain todos los grupos se separaron la familia de Ara fue separada también pues una conformada masa de personas armadas influenciadas por el mismo tirano que gobernaba Fiandes, hizo que todos los Fiandeses llegados de América sean Fusilados.

Pues el país tenia la reputación de invadir países enteros usando a sus ciudadanos. Entre ellos estaban los padres de Ara.

Ella logro salir de esa ejecución publica gracias a su poca habla y su manía de caminar sin mirar atrás, pero algo que nunca va a olvidar es ver a sus padres por ultima vez.

A lo lejos la chica escucho los disparos, instintivamente se cubrió la cabeza y corrió en una dirección alejándose de la masa de personas que gritaban al unísono una victoria descarada, Fiandes estaba por caer Castella le declaró la guerra, Estados Unidos y Rusia igualmente.

Poco a poco el mundo entero se volvió un campo de guerra, tras la caída de Fiandes se creo una doctrina en contra de Estados Unidos y Rusia, conformada por los reconquistados países latinos y Castella creando así la alianza la guerra no acabaría todavía.

Meses pasaron Ara había llegado al café Zanders después de caminar bastante tiempo sin descanso ahora trabaja para Hanna una muchacha de 15 años que vive la vida como si fuera la ultima vez.

Castella tiene dos frentes por un lado el frente oriental contra Rusia y por otro El frente Occidental contra Estados Unidos, El café Zanders esta ubicado justo en el frente Occidental siendo este una marca de división entre bandos ya que ninguno de los dos quiere acribillar a una muchacha de 15 años y su tiendita.

Pero todo esta por cambiar en la vida de Hanna tras la llegada de Ara al Café.

Un día llego al Café un soldado destacado del ejercito Aliado, para invitar a las tres chicas a unirse como voluntarias al ejercito, tenían 1 día para decidir.

Aunque la llegada de Ara no era la razón de la invitación ponía a la chica en conflicto pues había evitado la guerra desde Pareguy y ahora tenia que pelear por El Café Zanders.

Hanna también estaba muy asustada ya que vivió la guerra a primera fila desde pequeña cuando Fiandes invadió y conquisto el país de España.

–porque nos da esta invitación ahora– preguntaba Hanna mientras le servía un café caliente sin leche y sin azúcar.

–Estados Unidos esta por tomar esta ciudad necesitamos más voluntarios para contener su avance– termino diciendo el soldado, Hanna y sus compañeras estaban entre la espada y la pared.

Sin embargo su temor no era mas grande que su amor por el Café que tanto tiempo le dedicó.

–entonces– dijo Hanna –el café es un blanco Estadounidense… no quiero abandonar todo el tiempo tantos días sirviendo… me voy a quedar no por Castella sino por el Café–.

–a mi no me queda nada mas que esta chiquilla de aquí– dijo Jessica –ella es la jefa–.

Ara con una sonrisa asintió, el soldado dio el último sorbo del café y preguntó:

–¿entonces aceptan?–.

Jessica miro a Hanna, Ara hizo lo mismo esperando la respuesta de la joven dueña.

Y Hanna cruzando los brazos y apoyando su cuerpo por la pared dijo:

–no–.