Eran las 5 de la mañana, Hanna, Ara y yo pudimos pegar el ojo en toda la noche la presión y el miedo nos lo impedía.
La presión de la guerra y el miedo de ser atravesadas por unas balas de calibre 5,56 MM. Cada minuto que pasa estamos al pendiente de que pasa allá afuera.
Hace tiempo que nadie entra al café, tal vez sea mi imaginación, pero ni siquiera el proveedor de mercaderías de Hanna a llegado hoy, ni ayer, ni anteayer.
Para despejarme camino por todo el local, me dedique a explorar cada rincón de ese café incluso creo que llegue hasta lugares inexplorados por la chica.
Dentro de un armario escondido en el cuarto donde Hanna guarda los granos de café encontré una guitarra, una clásica polvorienta el color era marrón con bordes amarillos, una mala combinación de colores pero de igual forma se veía espléndida.
–Hanna, mira lo que encontré– levanto la guitarra y se la muestro. Ella pone una cara de sorpresa tan cómica que hasta Ara se burlo de ella.
–¿sabes ejecutar una guitarra?– pregunta ella con el ceño fruncido.
–por supuesto, pero ¿tu sabes?– la reto a tocar.
–desde los 7 años explore todo este país conocí gente, músicos entre ellos ¿crees que en todo este tiempo solo me dedique a servir?–Hanna toma la guitarra y se sienta en uno de los taburetes que se acomodaban al costado de la barra, y entonando una melodía melancólica y a la vez pesada comenzó a cantar.
“desnudar el sin razón que modelo nuestras vidas parece ser causa perdida…”
Esa escena me recordó a un antiguo cuento que narraba la historia de Ana una republicana española que lucho junto al ejército rojo en la segunda guerra mundial y que tocaba la guitarra en un intento de café colocado en Stalingrado. Hace más de siglo y medio.
Ver a Hanna tocando esa guitarra me hacia pensar que podría hacerse realidad esa historia ficticia creada por un autor Paraguayo en la década del 2000.
Mientras ella seguía cantando yo me sumergía cada vez mas en mis pensamientos, y de pronto una cachetada de la realidad me despierta. Literalmente.
–hey, te pregunte si estas bien–. Decía Hanna.
–claro que si porque la pregunta–.
–estas blanca– recalcaba mientras Ara miraba aprobandolo.
No me gusta que me estén juzgando, enseguida me cubro la cara con una mano y volteo hacia afuera.
–estaba pensando en una vieja historia, y lo mucho que se asemeja nuestra realidad– me excusaba.
Aunque no creo que Hanna vaya a la guerra por dos motivos, el Café y por lo miedosa que es, me sorprende lo mucho que sobrevivió ella sola.
Hanna comenzó a tocar nueva mente pero esta vez no cantaba solo tarareaba. Se habrá olvidado la letra, o no hay letra solo guitarra.
En ese pequeño lapso entra un sujeto con prisa:
–un café batido porfavor–. Ordenaba.
El sujeto parecía nervioso, y como si fuera costumbre en el Café se la pasaba echando el ojo en la puerta de entrada. – ya enseguida–.
Hanna dejo de tocar la guitarra para servir al sujeto, pero este le pidió que continuara con su armonía.
Momento después le serví el café al hombre, ya estaba más calmado, Ara se levanto de su asiento detrás del mostrador y camino apresurada a la entrada.
Desde allí me hizo señas para que vaya junto a ella, quería mostrarme algo cuando llegue pude ver el estandarte Estadounidense acercándose, el hombre que ya parecía calmado empezó a temblar de nervios.
Hanna que no se enteraba de nada todavía seguía tocando su guitarra tan apasionada mente que parecía estar en trance. Y de pronto comenzó a cantar seguido de su acorde que se tornó más enérgico sin quitar el sabor pesado.
“Ya fue, se ahogó en su nada nuestro contrincante…”
Ara y yo la miramos sorprendidas y el hombre hizo lo mismo y ella seguía cantando desafinando algunas notas.
El hombre se levanto de prisa y le quito el instrumento:
–shh, nos descubrirán–. Dijo.
–y que–. Le reprocho yo desde la puerta.
El hombre solo dejo la guitarra en el suelo y salió del café a toda velocidad, sin pagar el café que le serví.
Tiempo después, no más de 20 minutos desde que se fue aquel sujeto se escucharon disparos de fusiles y explosivos, el sonido de la guerra por fin había llegado a la ciudad destruida.
Hanna escuchaba serena, pero en su rostro se apreciaba el terror y la angustia, lo mismo pasaba con la otra chica, pero de forma mas evidente, se escondía en sus brazos cubriéndose la cabeza, ayer dijeron que defenderían el local pero ahora las miro y pienso que no vamos a durar ni un segundo bajo fuego enemigo.
Llego la noche el fuego cesó, no se escuchaba ni un ave cantar. La batalla había terminado por ahora más no sabíamos lo que sucedería mañana.
–un segundo…– decía Hanna. Rápidamente me di cuenta de lo sucedía.
–Ara donde esta–. Termine la frase.
Hanna fue atrás para ver si estaba allí pero al volver entendí que no estaba en ese sitio, yo salí afuera pero no logre verla, a lo lejos se divisaban las banderas americanas.
Mientras seguimos buscándola, se escapó sin hacer un solo ruido es digno de ella aunque al decirlo me este burlando de su afasia.
No la encontramos por ningún lado, Hanna ya se había rendido y dejo de buscarla con la excusa de que volverá mañana, no conozco a esa muchachita pero a juzgar de como se escondía allá atrás no creo que allá salido a dar un paseo.
Pero tampoco soy su niñera, ya esta grandecita creo, hora que lo pienso no recuerdo haberle preguntado su edad.
Cuando entro al local siento que alguien me sujeta del hombro, al darme vuelta veo su sonrisa de niña en juguetería sujetando un fusil de asalto abrasándolo con fuerza como si estuviera a punto de echarla.
–¿donde te metiste, y de donde sacaste ese arma?– pregunto, sueno como la mamá de la casa.
La niña dejo el arma en el suelo y apunto en dirección a las huestes americanas, y con una sonrisa dijo algo en idioma sordomudo que ni de broma entendí pero a juzgar por su sonrisa de niña en juguetería debió ser algo que la enorgullezca bastante.
Hanna estaba mirando como siempre, cuando entramos las dos ella dijo:
–y bien, tuvimos otro día para ser–.
Y se fue atrás.
–Que oportuna frase–.Nota de autor:
Si quieres conocer el cuento que menciona Jessica busca en google "Café: La Pasionaria" de Martín Venialgo. Exelente relato de su libro "Cuentos de Aquí y Allá".
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El Café Zanders
General FictionSinopsis: Esta historia esta ambientada a partir del 2100 en adelante, una guerra mundial esta devastando con todos los países y la destrucción reina por todos lados no hay lugar de escape, pero una flor que florece en el campo de batalla invita a t...