Sinopsis:
Esta historia esta ambientada a partir del 2100 en adelante, una guerra mundial esta devastando con todos los países y la destrucción reina por todos lados no hay lugar de escape, pero una flor que florece en el campo de batalla invita a t...
Era una mañana agradable para el café, la temperatura idónea y el clima nublado.
Hanna como de costumbre preparaba los famosos bizcochos premium que se los entregaba a sus primeros clientes.
El agua hirviendo en el fondo y la maquina de granulado trabajando, un regalo del ejército estadounidense.
Al parecer decidieron que el café sea un lugar de descanso para sus hombres, por otro lado el ejército contrario dono 23 sacos de azúcar morena.
La joven dueña no podría estar más feliz y a su vez tan asustada, ¿estarán de acuerdo ambos bandos? Es lo que siempre se preguntaba.
Durante toda la mañana estuvo esperando su primer cliente, de tanto esperar se comió un bizcocho sin darse cuenta, por suerte tenía otros más.
Luego, un poco despues como unos 3 minutos, de afuera se es escuchaban murmullos, no murmullos no, gritos.
Hanna salió para ver la escena pero antes de llegar una mujer de cabello rubio y gafas entro al lugar tirándose al suelo.
Inmediatamente el café se vio envuelto en una balacera, por suerte Hanna y la maquina de café nueva estaban intactas.
La mujer se escudo detrás de una mesa de madera mientras que la balacera pesaba. Arrimó su cabeza para ver a fuera y de nuevo la lluvia de balas castigaba el café.
Ni siquiera la guerra ataco el café y hora llega una mujer para destrozarlo todo. Es lo único que pensaba Hanna.
Despues de un tiempo todo se calmo, la mujer volvió a sacar su cabeza para ver a fuera y esta vez no hubo balacera.
Todo había terminado, bueno casi todo.
La mujer de cabello rubio y gafas ahora se debía enfrentar a la dueña del lugar y pagar los daños.
- como es tu nombre-. Interrogaba la chica de 15 años cruzando los brazos y con el ceño fruncido.
- Jessica Scarlett-. Respondió
- pagaras por esto-. Reprochó enseguida Hanna, dando media vuelta y sentándose en una silla aun con el ceño fruncido.
La mujer de cabello rubio y gafas llamada Jessica se sentó en otras silla justo enfrente de Hanna, la miraba fijo y con una leve sonrisa dibujada en su rostro.
- sabes quien soy-. Intento sonar más ruda de lo que es, pero su voz aguda y su cara de niña no ayudaban.
Y lo que intento parecer ruda termino en una carcajada de la mujer que si parecía de los barrios bajos.
- lo importante es que estas viva-. Concluyó Jessica, con un movimiento de manos le lanzo una moneda a Hanna, apenas si pudo mantenerse en su asiento aunque la moneda se cayó debajo del mostrador. -ese es el pago por los daños y es lo único que tengo no pidas más-.
Hanna se detuvo a mirarla de cerca, su ropa parecía normal pero algo desgastada, tenía vendas por todo el cuerpo o lo que se a simple vista, sus anteojos están rotos, bueno un lodo esta sin cristal.
Y a juzgar por la moneda y la lluvia de balas de hace rato es obvio que es una pandillera de las cutres.
- quien eres, y no me refiero a tu nombre-. Preguntaba Hanna esta vez de pie y dirigiéndose detrás del mostrador buscando la moneda.
La mujer se quedo en silencio por un rato mirando la puerta, de seguro pensaba irse pero algo se lo impedía.
Entonces después de un suspiro largo Jessica se dispuso a contar su historia.
- cuando era niña.- comenzaba. - mis padres me vendieron por comida, tenía solo 8 años cuando eso, en el lugar donde me llevaron no podía hacer nada, aun recuerdo las reglas.
No jugar
No llorar
No reir
No cantar
No moverse
No salir
No y no y no y no y no y no.
Así durante años, lo bueno es que al cumplir los 10 ya estaba acostumbrada a vivir de esa forma, el año anterior cuando me alegre por mi cumpleaños me castigaron y me encerraron en una celda húmeda.
Cuando cumples años en ese lugar solo te queda callar y olvidarlo, aunque eso no me detuvo.
Tenía 10 años cuando intente escapar por primera vez y como era de esperar no lo conseguí y me encerraron de nuevo en esa celda.
Lo seguí intentando dia tras dia durante 5 años, hasta que lo conseguí.
Como no tenía donde ir me quede en las calles de una ciudad que aun desconosco, no comía nada eso no era problema, nunca comí nada, solo bebía el agua de los charcos.
Talvez me enferme.
Un dia caminando por las calles me encontré con un grupo de personas que parecían en lo más mínimo buenas, se acercaron a mi y me golpearon así sin mas-.
- ¿como que te golpearon?-. Pregunto Hanna quien estaba atendiendo a otros clientes que habían llegado.
- si como lo oyes, luego me desmayé y desperté en un lugar como este pero más vacio, desde entonces estoy luchando por mi vida a cuestas de los demás, ya sabes matar o morir-. Termino diciendo esto.
Hanna estaba terminando de atender a sus demas clientes cuando se dio cuenta de que la mujer de antes ya no estaba.
Al final sus deseos de irse se cumplieron ya que desde que empezó a narrar su leyenda no paraba de voltear a ver la salida.
Esta vida esta lleno de muchas personas, cada persona tiene su propia historia y cada historia cuenta la vida de cada persona, Hanna lo sabe bien y por eso decidió escuchar lo que sus clientes tenían que decir o desahogarse.
Ya es de tarde pasaron 3 horas desde la llegada de Jessica y el café esta vacio. Solo hay una persona sentada a lo lejos esa persona estuvo ahí todo el dia y no pidió nada.
Hasta que llego la noche y se fue, Hanna cerro el café cuando este dejo el lugar, cubrió el hueco de la puerta con maderas y se fue a tras a descansar.
- Hoy fue un dia muy malo, talvez mañana sea mejor-. Se decía pero podria ser una copia del pasado dia anterior.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.