Cap.7 ¿Moriremos?

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Me desperté más temprano de la jefa y la chiquilla, lo primero que hice fue ver afuera, las huestes seguían en su lugar no había cambiado nada, y como su lo fuera a hacer de la noche a la mañana.

Mas tarde llega al café una señora de pelo corto y cara redonda como tapa de empanada se parecía bastante a Ara por la cara redonda y el pelo pero a diferencia de ella esta tenia el pelo totalmente corto.

No entro al Café solo se quedo afuera, como potencial cliente que era fui a ofrecerle un café barato, pero quitando la tradición de Hanna de ofrecerle bizcocho al primer cliente ya que por motivos desconocidos el proveedor de mercaderías de Zanders Café no aparecía más.

La señora acepto el café y pago con dólar, no hablaba muy bien español se notaba que era de Estados Unidos, solo miraba por afuera y cuando la invité a pasar solo dijo:

–no, solo pasaba me llevare el café para el camino–.

No se si entendí bien pero eso dijo.

Exactamente 3 segundos después de que le di el café la señora se marcho caminaba en dirección a las campañas militares estadounidenses, no me sorprendió en lo absoluto, por su acento e idioma era claro que era de ese país.

Desde ese momento tuve un mal presentimiento, entonces le pregunte nuevamente a la niña:

–¿oye, donde estuviste ayer? Y no me hables en sordomudo que no entiendo ni pa'tras–.

La chica se quedo mirándome, ya esta empezando a molestarme que siempre me mire y ni diga nada, se que no puede pero me irrita.

La chica busco en el mostrador la pizarra y escribió lo que ayer hizo:

“Me fui al campo de batalla y me robe un arma”

–de donde robaste el arma– Seguía interrogando, Hanna ya se había acercado a escuchar, le pico la curiosidad, seamos sinceros a ella le gusta el chimento.

En el rostro de Ara se dibujo de pronto una sonrisa pícara y señalando el campamento americano.

–¡que!–. Grito Hanna.

–que agallas–.

–como hiciste tu para conseguir ese fusil sin que te matarán– cuestionaba La jefa mientras pensaba.
Este día no podría ser peor.

Eso pensé pero como si fuese una maldición siempre puede ser peor, deje pasar el robo que efectuó la chica después de todo no hay policías, paso el tiempo llegó la tarde y como siempre Hanna esta leyendo ese condenado libro.

Ara esta limpiando como castigo lleva horas con una mesa. Yo pienso que nunca en su vida limpió algo.
–que día más aburrido–. Dijo Hanna y justo después de eso, afuera llamaban a “las rebeldes” en rendición.

–tu y tu bocototota–. Le reprocho, como si ella tuviera la culpa de que Ara robase pertenencias militares.

Me asomo por la puerta sin salir del local, lo que veo me deja atónita.

Tal vez este exagerando pero un gran numero de hombres se encontraban frente al café solo por un miserable fusil, no tienen algo mejor que hacer como ganar una guerra por ejemplo.

–si no salen abriremos fuego–. Ordenaban desde afuera.

Yo me quede callada, me coloque en una posición segura aparentemente y esperaba la lluvia de balas, después de todo ya estaba acostumbrada a eso.

Por otro lado, el dúo de inadaptadas esperaban ansiosas el ataque –no las entiendo, primero tiene  miedo y luego no–.

Hanna se colocó detrás del mostrador que es de ladrillos, y Ara junto a ella.

La niña sacó de abajo un pequeño rifle de caza menor, esos que usan para cazar pájaros mientras que la inadaptada mayor descifraba como disparar el fusil de asalto.

–que carajos, donde sacaron ese rifle–.

–es mío, me lo regalo un cazador cuando tenia 10 años hasta ahora no lo había sacado–. Responde Hanna.

–permíteme preguntar cuantos años tienen las damas–.

–16 y ella…–.

“15”. Escribe en la pizarra con apuro.

–vaya eso explica muchas cosas–. Afuera los soldados esperaban que saliéramos pero no se percataron de una cosa.

Hanna había prometido proteger el café con su vida, este día era el momento de demostrar ese sentimiento.

Aun con su cara de niña y su actitud inmadura, es capaz de tomar un arma y disparar.

–se acabo el tiempo abriremos fueg…

Hanna disparo sin querer el fusil, acto seguido los de afuera comenzaron la balacera –ups– fue lo que dijo y comenzó a disparar, Ara hizo lo mismo con el rifle que aunque no mate da una buena parada.

Y así es como el día se estaba terminando, una batalla entre el ejército estadounidense y tres chicas se estaba disputando en alguna parte de una ciudad en Castella, no es como la novela que leí hace  tiempo aquí no hay refuerzos de Siberia. ¿Moriremos?.

El Café Zanders Donde viven las historias. Descúbrelo ahora