Parte 36

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El enviado se mostró muy amable y reservado en todo momento. Ni siquiera discutió cundo le dije que iría luego de hacer mi rutina diaria de patrullaje por la ciudad.

En cuanto me entregó el mensaje de que fuera a ver a su jefe, se esfumó entre las calles.

Fui a una de las mesas y Actur se sentó conmigo para desayunar, pero el no es veía del todo bien.

"¿Que te pasa? Te vez un poco pálido, amigo" Le dije, pero el solo movió su cabeza en negación.

"No es nada. Patrullar las ciudades es mucho más trabajo que estar afuera matando monstruos, nada más. La gente me mira raro y nadie se confía, lo cual es normal, pero no quita que me frustre un poco de vez en cuando" Dijo el un poco cabizbajo.

"Si, te comprendo. No todos son bien recibidos entre los humanos" Comenté mientras comía el plato que había ordenado. Actur rápidamente se devoró el suyo y salió a hacer su trabajo.

Por mi parte me encontré con Anna en el frente de la iglesia nuevamente. No parece que haya mucho revuelo luego de haber asesinado al noble, pero también es verdad que la noticia puede viajar un poco lento. De todos modos, debería cuidar mi espalda solo por si las dudas.

Hicimos nuestro recorrido rápidamente ya que no pasaba nada y nadie nos interrumpió, excepto algunos niños pobres a los que les di una moneda de plata a cada uno. No fue algo muy notable asique no me detengo en ello.

Lo que realmente destacó en este día fue el anuncio que se hizo. Hoy a las 3am, el Héroe Fukuyoshi Yuuma, fue invocado a la ciudad por medio del teletransporte.

Ese maldito parece que me vino a buscar para su harem.

Una vez terminado el recorrido me despedí de Anna y me dirigí al hospicio. Las monjas que ya me conocían me dejaron pasar y conversamos un rato sobre temas triviales. Aparentemente hay algunos nuevos asuntos de corrupción de los que debería echar un ojo.

Rápidamente entré en la guarida de los Ignante rompiendo la pared que yo misma había hecho antes, que luego de entrar la reparé. Sin que nadie me viera me dirigí hacia la sala del trono.

"Así que has venido ¿eh? Con todo lo que te demoraste ya pensaba que ni siquiera te ibas a presentar a pesar de que intentamos el método diplomático" Dijo el elfo sentado en su trono.

"Di mis instrucciones claras al mensajero y las cumplí al pie de la letra. Tu opinión me es indiferente. Ahora hablemos los términos de su rendición" Le dije.

La furia se reflejó un segundo en la cara del Elfo, pero tiene un muy buen control sobre sus expresiones. No es increíble que sea un gran líder de una gran organización.

"No nos rendiremos contra una sola mercenaria. Podrás ser poderosa y teletransportarte, pero todo tiene un límite. Tú estás sola y nosotros tenemos los números" Dijo él con una sonrisa de oreja a oreja.

"¿Entonces me llamaste para tenderme una trampa? No puedo creer que tenga que pasar por esto. Claramente juzgaste mal mis poderes, no es tu culpa, pero estas condenando a todos tus hombres y a ti mismo a una muerte segura" Dije alzando los hombros.

Todos los presentes sintieron el sudor frio en su espalda. Seguro pensaban algo así como "¿Como podía ser que rodeada por tantos enemigos, siga tan compuesta? Además, está sola contra toda la organización. Esto solo podía ser un faro ¿o no?"

Pero la duda lleva a la debilidad y la debilidad a la derrota. Esta batalla terminó antes de comenzar.

"No pienso desenvainar ante ustedes. No porque no sean dignos, sino porque les voy a dar una última chance. Sienten en el trono a alguien que acepte mis términos, y solo su actual líder morirá. Fallen en cambiarlo y todos conocerán a sus ancestros. Tienen una semana" Les dije. Solo como recordatorio de mi poder, me encerré en raíces con púas y me teletransporté cerca de la puerta del hospicio, para luego enterrar las raíces haciendo parecer que me tragó la tierra o que era una habilidad de movimiento rápido de los usuarios de magia de naturaleza.

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