Cartas Marcadas

Parte 38

Entre el público de esta pelea de práctica estaban las dos princesas, sus respectivas criadas y la criada del héroe.

Delante de mí, el héroe utilizó un hechizo de protección en su escudo haciéndolo más resistente, por mi parte, solo tomé la posición de maestría de espadas de lvl 3.

Las princesas parecían emocionadas al ver esta postura, pero el héroe estaba confundido.

Unos segundos luego de comenzado el combate, ninguno de los dos nos habíamos movido más que para respirar. Una de las princesas se aburrió de vernos quietos y empezó a jugar con su cabello.

Como vi que realmente él estaba en una postura totalmente defensiva, dejé la postura que ocupaba yo para caminar directamente hacia el héroe con las armas abajo.

Él de nuevo parecía incluso más confundido y en cuanto me acercaba dos pasos el saltaba ligeramente hacia atrás manteniendo las distancias.

"¿Que creen que están haciendo? ¡Esto es un combate!" Me gritó la princesa Aria.

Yo solo giré la cabeza hacia ella y me alcé de hombros.

El respetuoso héroe nunca apartó la vista de mi pero tampoco se había movido mientras no lo estaba mirando.

Como ciertamente yo también me estaba aburriendo, cambié el agarre en la espada corta y la lancé como una jabalina hasta la posición del héroe. Este la bloqueó con su escudo y mientras él estaba distraído con la espada corrí hacia él a una velocidad que se podía seguir con los ojos hasta estar frente a él y con un amplio golpe de mi espada, dejándome llena de aberturas para un contraataque, desvió o lo que se le ocurriese al héroe, pero el solo lo bloqueó y saltó hacia atrás para reanudar su defensa. En cambio, esta vez en cuanto logró su posición defensiva comenzó a caminar hacia mi paso a paso.

Adaptando nuevamente la postura de maestría 3 y juntando la espada corta del suelo, lo esperé hasta que estuvo justo delante de mí y el hizo su swing al que no intenté detener.

Este golpe nunca me toco y en el segundo ante de golpearme él se detuvo y saltó hacia atrás. Las princesas y las criadas que nos veían aplaudieron mientras yo solamente solté un respiro.

"¿Recuerdas las tres leyes básicas? Si es una princesa lo entiendo, ¿Pero conmigo?" Dije apuntándole al héroe con mi espada larga. "Tal vez dejarte con los humanos en la academia te ablandó, ¿No es cierto?" Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras corrí rápidamente, pero todavía visible, hasta el héroe.

Con el primer rápido swing de la espada corta quité del lugar el escudo, mientras que con la envión de este ataque, potencié el siguiente con la espada larga que golpeó las costillas del héroe justo debajo de la protección del cuero.

El héroe salió disparado unos centímetros mientras que las princesas en las gradas y las sirvientas se llevaban las manos a la cara en horror.

Rápidamente desde una de las alcobas una chica de aproximadamente la edad del héroe saltó para caer cerca de él y ver si estaba bien. Mientras Yuuma se levantaba lentamente, la chica pelirroja con armadura de metal, pero no tan pesada como la de un paladín sacó su espada corta y se puso delante del héroe apuntándome.

Esta chica tenía una marca, similar a un tatuaje, en el cuello y los brazos de unas cadenas, aunque estos últimos estaban cubiertos por la armadura. Esta chica es una esclava. Aparentemente a nuestro amigo que se hace llamar héroe no está en contra de la esclavitud...

Supongo que 'si estás en Roma, haz como los romanos' ¿Cierto? No tengo nada que decir ya que la vida esclava es una que aún me falta por tener, más por astucias mías que por destino, de todos modos, solo hablaré lo justo y necesario con él más tarde.