Prólogo

1.5K 130 49
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





"Muchas veces en la vida optamos por buscar una seguridad, ése algo o alguien que estará ahí de manera incondicional, permitiendo el sentirte fuera de riesgo. Lo duro de esta forma de vida, es que tarde o temprano debes chocar de frente con eso a lo que tanto temes."


~×~


Levi, que se sostuvo con tanta fiereza de su cerebro, optó por una carrera de la cual obtendría comodidad económica, bienestar y respeto. Nunca se quejó de los golpes que la vida le ofreció y, por el contrario, le devolvió todos y cada uno a su miseria.

Cuando sus amigos le mencionaban que ese control del que él se sentía tan orgulloso lo golpearía de frente, él solo se reía de ellos.

Después de todo, ¿qué más podía pedir?

Tenia más dinero de lo que necesitaba y tenía una novia inteligente y apta para ser parte de su vida ¿La amaba? No estaba seguro.

«Sencillamente el amor era para los imbéciles».

Pero ese golpe que tantas veces apareció en sus conversaciones se presentó como una visión terrorífica que lo hizo estallar en pedazos.


~×~


Aquel día comenzó mal. Se sentía aquel frío capaz de congelar los huesos y entumecer la piel. Aún así su turno comenzó con un congestionamiento de pacientes que lo distraería y mantendría en movimiento constante, lo que lograría que conserve su calor corporal.

Pero el frío quedó en el olvido en el momento en que aquella mujer llegó a su sala de traumas. Era tan parecida a su madre que lo dejó congelado en la puerta de la habitación, tenía golpes y marcas de abuso que le revolvieron las entrañas, su pelo entre sangre y suciedad, sus manos destrozadas. Las ganas de correr estaban a flor de piel y es que los recuerdos volvían como trombas que querían atacar todas las murallas que él con tanto esfuerzo había levantado durante años.

—Buenos días doctor. Mujer de 35 años fue encontrada en un callejón con diversos hematomas y heridas corto punzantes en su vientre y pelvis. Presenta ruptura de músculos recto abdominales y múltiples fracturas de costillas...

«Señor, ¿me escucha...?»

El sonido se distorsionaba y no sabía que ocurría con él, debía actuar pero no podía moverse de aquel lugar.

«Señor».
«Señor, la paciente entró en crisis».

¡Maldición!

𝙰𝚍𝚒𝚌𝚌𝚒ó𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora