Capítulo XII

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Nota de inicio:

Este capitulo contiene lemon🍋 explícito. Avisados están.

~×~

Comenzar un nuevo día nunca le había resultado agradable y estos últimos días se habían convertido en el inicio de su tortura. Aún no entendía del todo el por qué de su actitud, se debatía constantemente si ceder a su dolorido corazón era la solución, pero siendo sinceros su anhelo desaparecía al recordar todo lo que había sufrido por esa mujer que llenaba por completo sus pensamientos desde hace ya mucho tiempo. Se cuestionaba muchas veces en el día si a ella le había dolido, aunque fuera la mitad de lo que le dolió a él, y se torturaba recordando que ella no había considerado ni una puta vez el contactarse con él y así volvía a hundirse una vez más.

Su última noche de alcohol, se había convertido en una de irrefrenable descontrol. Intentó hundirse en la piel de una nueva mujer una vez más.

Su piel hormigueó todo el viaje a su hogar sintiendo la miseria de afecto que sentía su cuerpo al recordarla. Recordaba al detalle sus caricias y sus besos como algo que no le permitía continuar del todo con su vida.
Pero tenía a esa linda pelirroja que lo haría olvidar y a pesar de todo terminó volcando una vez mas sus pensamientos  en aquella azabache de sonrisa brillante que lo hizo correrse como un adolescente, dejando a su acompañante con un gesto de inconformidad que él terminó de arruinar al mencionar su nombre.
«Mikasa». Lo dijo sin pensar en nadie, sólo salió como una súplica que lo hizo odiarse un poco más.
Ni siquiera se despidió de esa mujer porque no sentía la necesidad de acercarse a ella.

Por un momento se exigió olvidar, pero simplemente no podía: esa casa como fiel testigo de todo el amor que le ofreció a la que él sentía como su mujer. Le atacaba cruelmente mostrándola en cada habitación donde la vio feliz, donde él fue feliz y donde creyó que eso nunca acabaría.

Y como si de un castigo divino se tratara, la encontró nuevamente en la entrada de aquel hospital, que con anterioridad se había convertido en su refugio. Ahora simplemente era un lugar incómodo y deprimente, donde la veía rondar feliz mientras él se hundía en su desdicha, al tenerla tan cerca y a la vez lejos.

«Porque, la quería lejos, ¿cierto?».
La verdad ya no tanto como el primer día y no sabía qué había hecho para que ella se terminara alejando completamente de él, justo cuando él la extrañaba y quería darse una oportunidad de sanar.

¿Quizás ella se arrepintió de sus palabras?

Dejó de lado sus interrogantes y armándose de valor la saludó y mantuvo la cordialidad que tenía con todos sus colegas, así que sin pensarlo volteó hacia ella. Pero el sentir sus labios en un corto beso lo dejó pasmado y sin ideas.

𝙰𝚍𝚒𝚌𝚌𝚒ó𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora