Capitulo XIII

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Estar encerrada en una cabina con un hombre que lograba hacerte suspirar y gemir de placer no era una buena idea, mucho menos si eso involucraba a todo el personal femenino del lugar. Definitivamente no podían oírla o se convertiría en hazmerreír del lugar. No, eso no podía ni imaginarlo. Pero Levi muy a su pesar se la estaba pasando genial torturándola con sus manos y su lengua intrusa que no hacia nada mas que intentar volverla loca, no podía creer el descaro y la poca vergüenza de ese hombre.

En un intento por camuflar los ruidos que producían sus cuerpos, abrió la llave de la ducha mojándolo por completo con agua helada. Lo hizo soltar una gran maldición en el lugar, sin reparos se lanzó a cubrirle la boca y al saltarle con fuerza desmedida terminó con ella acorralando a Levi entre la pared y el agua, intensificando el deseo que había tratado de ocultar todo el tiempo en el que le había dado la espalda.

«Maldición, se suponía que iban a hablar»

Se regañó por un momento, pero luego pensó que justamente eso era lo que no debía hacer, “pensar”. Así que sin reparos en la discreción o el morbo que le generaba la acción comenzó a besarlo, sus labios fríos se sintieron maravillosos al cubrir los ajenos que, a pesar del agua, mantenían esa tibieza que la recibía gustoso y a paso lento, deleitándose con la sensación de unión y el intenso anhelo que destellaba en sus ojos cuando los contempló.

No lograba dejar de admirar su rostro tosco y masculino que la hacía temblar de emoción, casi se sentía irreal.

Sus brazos fuertes la tomaron firmemente de la cintura para levantarla mientras ella lo rodeaba con sus piernas, los besos sobraron en un descarado vaivén que el marco con sus labios y dientes, dejando mordiscos y lamidas que lograron encender mucho más su cuerpo en un caluroso, pero exquisito infierno. Ella, en un vago intento de acallar su pasión, cubrió su rostro con uno de sus brazos mientras dejaba a Levi hacer con su cuerpo lo que él quisiera, porque simplemente estaba dispuesta a recibir todo de él.

Sintió perfectamente el recorrido de su mano hasta sus labios donde sus dedos prepararon el terreno para lo que sería el beso más necesitado de su vida. Su lengua buscó la suya con tanto ímpetu que dolió, un dolor que terminó por deshacerse en un baile donde ella perdió la noción, hasta sentir su respiración pesada y el débil temblor en sus labios. Después de su maravilloso toque, nada importaba en ese momento más que ver a Levi con sus labios brillantes con su saliva y  las ansias de su pecho al buscar el aliento que perdió, otorgándole un maravilloso afrodisiaco visual que despertó todo lo que aún permanecía dormido en su cuerpo.

Su sexo estaba lubricado y palpitante, esperando la tan ansiada penetración que llegó de forma lenta y profunda, permitiéndole sentir el apriete de sus manos en su cadera las cuales dejarían un perfecto tatuaje de sus huellas dactilares como recuerdo por la fuerza ejercida en cada estocada que la mantenía clavada a la pared de ese pequeño cubículo, que a cada minuto acumulaba el vapor de el agua y de sus cuerpos casi sofocándolos al punto de querer morir ahí, con él clavado en lo profundo de su intimidad, volviéndola loca en cada embiste. El ruido del choque de sus caderas y los jadeos sordos se hicieron parte del ambiente que se encontraba aún sumido en el ruido de las personas que se divertían con las anécdotas de su día, mientras ellos se unían con desesperación a sólo unos pasos de los demás.

𝙰𝚍𝚒𝚌𝚌𝚒ó𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora