❸❹ 𝙴𝚇𝚃𝚁𝙰⁴ 𝚂𝚘𝚕, 𝙲𝚎𝚍𝚛𝚒𝚌 𝚈 𝚅𝚎𝚛𝚒𝚝𝚊𝚜𝚎𝚛𝚞𝚖

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Draco se sentía raro, Harry había vuelto a irse por trabajo hacía ya casi un mes, un mes sin su hermosa estrella que iluminase sus días, había hablado con Harry por teléfono pero eso no era suficiente para él, una extraña molestia se hizo presente en su pecho cuando apenas habían pasado cuatro días, los clientes que habían ido a visitarle en el consultorio eran muy aburridos, en especial aquella chica de ojos azules, la hermana gemela de Luna Lovegood, había estado lleno a diario insistiendo en que le dolía el trasero.

En serio Luna, no entiendo como alguien tan lindo y adorable como tú puede tener una hermana tan aborrecible.—Se quejó por teléfono mientras le daba un sorbo al café, Luna solo rió.—Ella siempre fue la favorita de mamá, como ella y papá están separados nos criaron diferente, es eso.—Aclaró, Draco rodó los ojos.—Le di una poción que es pura agua ¡No tiene nada! ¡Nada de nada! y me llamó diciéndome que estaba demasiado excitada y que seguramente era por lo que le había dado yo.—Gruñó de mala gana, intentando calmarme con un trago de café.—¿En serio...?—Algo cortó la frase de Luna, su lazo había dado un fuerte tirón, sabiendo que su pareja en esos momentos espiaba a Harry y que si su pareja estaba en peligro Harry también.—Draco...—Comenzó sin embargo yo ya lo había sentido y se había ido a la carrera al ministerio de magia dejando en el olvido el aparato electrónico que tan solo momentos antes usaba.


Harry había estado trabajando sin descanso desde que salió de la mansión Malfoy, ahora Potter Malfoy, todo había ido bien dentro de lo posible hasta el día de hoy, Sol, la hermana gemela de Luna se había hartado de que Draco no le hiciera caso por Harry, así que encolerizada fue en busca de Harry, que aparentaba no llevar varita para no llevarle la contraria a Draco, aunque el alfa ya sabía que sí la llevaba ya que el mismo la había metido en la maleta del omega.

Señor Potter, su esposo le mandó un mensaje.—Avisó la rubia, limpiándose la mancha de sangre del vestido.—Lo siento, no llamé al servicio de limpieza.—Gruñó Harry al verla, una clara mueca de disgusto apareció donde antes había una sonrisa malvada, por alguna razón después de tanto trabajo Harry no se sentía con ganas de nada, no podía concentrarse y le dolía la cabeza, pero aún así acertó el blanco al lanzar una maldición, cayó al suelo justo después de ver que la chica caía también, lo que no vio fue al alfa rubio que entró en la habitación segundos después.

Draco se arrodilló a lado de Harry, el castaño pareció estar buscando con su mano al rubio, así que este sonrió en medio de las preocupaciones y la tomó entre las suyas.—¡¿Qué haces tomándole la mano a ese cara rajada?!—Gritó la chica con molestia—No, no, no...¿¡Qué hago a lado tuyo?!—Reclamó Draco, mucho más molesto, ignorando el calor que sentía.—¿Ya está haciendo efecto? Tardó más de lo que creí.—Gruñó Sol.—Gracias, pero mi vida y la de Harry está muy bien sin zorras, ya tuvimos demasiadas.—Respondió Draco se levantó del suelo, un halo de luz roja salió de la punta de su varita, desmayando a la chica al instante.

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Era difícil aguantar este calor, pero no sabía qué tenía Harry, algo dentro de mi, hacía que no me quisiera separar de Harry por más que lo intentase, era un instinto muy raro que no había notado antes: Care giver space. Fue la respuesta que obtuve de Pansy mientras atendía a Harry y a mí, ya que yo no tenía el estado físico ni mental para hacerlo, cosa que me hacía sentir peor.

¿Cuándo te reconciliaste con Harry?—Pregunté confuso, no había visto a Harry junto a Pansy desde la vez que mi mejor amiga le gritó.—Yo...me disculpé con el en la fiesta, le di unas fotos tuyas en recompensa.—Explicó.—Oh, ya veo...espera ¿¡Qué?!—Exclamé.—Lo siento, te las tomé un día que estabas dormido...—Un rubor cubrió sus mejillas y las mías.—Está bien, me alegra que se hayan contentado.—Suspiré volviendo a tomar la mano izquierda de Harry, el calor estaba desapareciendo.—Hola, Draco.—Saludó Media Noche entrando en la habitación.—Gracias por cuidar a Harry.—Agradecí, la omega era pareja de Luna y trabajaba cerca de donde Harry lo hacía, por eso se encargaba de protegerlo.—¡Amor! ¿Estás bien? ¿Qué pasó?—Cuestionó Luna con insistencia.—Estoy Bien, no me pasó nada estoy enterita.—Justo en ese momento entró Hermione a mi habitación con Sol a cuestas.—¿Qué hago con esta perra?—Cuestionó—¡Yo la mato!—Se ofreció alegremente Luna que en realidad odiaba a su hermana.

𝙼𝚒 𝙷𝚎𝚛𝚖𝚘𝚜𝚘 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora