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Han pasado semanas desde la cena, por desgracia no se han organizado más carreras, al parecer tuvieron problemas con la poli la última vez que doy gracias por no haber ido la verdad. Así que aquí estoy, sentada en una mesa junto a mi madre con montones de papeles en frente y aunque me parece un poco interesante, tengo que admitir que puede llegar a ser lo más aburrido del mundo esto del papeleo.

—¿Eli?— veo una mano pasar frente a mí una y otra vez.

—Emm si si, el confort— miro a mi madre que está algo molesta

—Te estoy hablando de las empresas asociadas, puedes hacer el favor de prestarme atención por amor de dios, es tu responsabilidad y sabes...— bla bla bla, es todo lo que puedo pensar luego de escuchar otra vez lo mismo.

Y así continua por, la verdad no sé cuántas horas más.

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—Estoy agotada— me recargo en la silla la que sede un poco ante mi peso.

—Y lo que te falta— Me responde el señor ya entrado en años, pero bien cuidado que está sentado frente a mí, Diego es el secretario de mi madre, un hombre más o menos de su edad y el cual espero que algún día se convierta en mi padrastro y le quite lo amargada. Pero sólo es lo que yo quiero, aunque he de decir que a ella no le es indiferente, luego de lo de mi padre no ha salido con nadie más, ya hace 8 largos años, con todo y lo amargada quiero que encuentre a alguien que la haga feliz, no es justo que se quede sola.

—Se apañármelas, simplemente pienso en algo más y dejo que el tiempo pase— tomo una larga respiración

—Es mi secreto— acompaño mi última frase alzando ligeramente los hombros.

—Mmm buena estrategia señorita— ambos nos reímos por mi comentario y su respuesta, sin duda él es el opuesto de mi madre.

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—Ahss— me dejo caer sobre mi cama rebotando algunas veces

—Estoy agotada de tanto papelito—

Cierro los ojos dejando que la brisa que entra por la ventana que antes abrí, golpee mi rostro muy gentilmente sacando algunos pequeños mechones de su lugar.

—Mmm—

La sensación de la brisa el calor que antes dejó el sol sobre mi cama son exquisitos, amo que los rayos del sol calienten mi cama, luego se queda calentita y da un gustito acostarme en ella.

Un sonido me saca de mi "trance espiritual" por así decir
En la pantalla de mi móvil pone el nombre Daniel, lo que es un poco raro porque es martes y se supone que nos veremos hasta el domingo.

—¿Amor?— lo escucho al otro lado de la línea nada más pulsar la opción de contestar.

—Si amor ¿pasa algo?— sé que esta conversación es rara, pero les juro que ni yo se explicarlo.

—Tranquila, todo está bien, solo llamaba para decirte que necesito que esta noche me acompañes a un evento importante— es raro porque nunca me lleva a ningún evento.

—Y ¿para qué es el evento?, pregunto para ver que debería ponerme—

—Tengo unos compromisos, puedes ponerte lo que creas conveniente—

—Está bien, te quiero—

Pero hablé demasiado tarde pues ya había colgado, lo cual no me sorprende en absoluto. Pero bueno la cosa es que me invitó a un evento y tengo que estar súper guapa para dejarlo impresionado, es la primera vez que vamos a ir a un lugar completamente solos, osea hablo de sus padres y mi madre, son como chicles, pueden estar tranquilos, su hijo no me toca un pelo cuando más voy a salir embarazada y manchar la reputación de tan distinguidas familias, aclaro que rodé los ojos cuando pensé esto. En nuestro círculo social el más mínimo escandalo puede estar en los titulares, lo cual es bastante molesto.

Un Simple HolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora