ErinleaEstaban ella y la bruja desayunando sopa de pescado cuando de repente el barco empezó tener turbulencias. La elfa miró a Arandora con el ceño fruncido, confudida. El hada, que acababa de entrar en el comedor, se agarraba a la puerta, para no acabar en el suelo de boca. El trio corrió afuera, donde se encontraron con un calamar gigante, pegado al barco, que no paraba de intentar hundirlo. Sus tentáculos color morado oscuro, como todos los calamares gigantes del mar Meacloro, se adherían demasiado bien a la madera.
—Me cago en la puta. Estamos jodidos —habló la rubia.
Erinlea miró a Arandora, luego a Reylin, intentando formular un plan. Thomas miró a la elfa aunque esta lo ignoró. Ella miró a Ertken, entonces.
—Ni se te ocurra cagarla o intentar llevarte todo el mérito o acabarás muerto y tristemente no por mí.
Ertken asistió rodando los ojos, ya envainando sus espadas gemelas. Arandora ya estaba haciendo una de sus extrañas danzas rojas y Reylin sin saber que hacer, se acercó a la elfa corriendo.
—¿Qué puedo hacer yo? Estamos en agua, no en tierra.
—¿Qué hay debajo de todo este agua?
Reylin reaccionó y sonrió. El hada cerró los ojos, un brillo rosa sobresaltó de sus manos y el calamar gigante empezó a emitir sonidos de dolor.
—¿Qué estás haciendo, Reylin? ¡Solo haces que haya más tembleques! —le dijo Thomas, confuso pues ahora había más turbulencias.
—Estoy agrandando las algas y agarrándolo de las extremidades. Deja que me concentre.
Erinlea busco en el interior de ella y encontró toda esa magia acumulada. Pronto, sus manos tenían fuego. Pero apagó este corriendo. ¿Qué haría ella con su fuego? Podría sin querer quemar el barco, después de todo aún no tenía un control absoluto de él. Tendría que buscar la boca de el calamar para carbonizarlo de fuera a dentro. Sacó su dos dagas y miró a ambas chicas.
—Necesito que me abráis paso a la boca. Voy a carbonizar a este mamón.
Thomas
Thomas, como si fuera idiota, se quedó mirando a Erinlea. Hacia cortes limpios y rápidos en los brazos del calamar.
Mas decidió no quedarse quieto e hizo que una espada brillante apareciera en su mano. Cuando iba a cortar una extremidad (o a intentarlo) del calamar, está de repente se cortó...sola. Fue un corte tan limpio que a Thomas no le dió tiempo de reaccionar. Erinlea, al ver que se le iba a caer el tentáculo encima, sobresaltó hasta él y, agarrándolo de la cintura, los echó a ambos fuera del peligro.
—Arandora, ¡ten cuidado con donde acaban tus tentáculos cortados, joder!
—¡Lo tendré en cuenta! —gritó la bruja.
Erinlea se levantó y le ofreció su mano a Thomas.
—Vamos, hay que matar a esta cosa.
Thomas le sonrió mientras cogía su mano. Pero el momento no duró mucho.
El castaño miró el tentáculo que al calamar le faltaba y tragó saliva. Erinlea se giró y maldijo. Y Thomas maldijo. Todos mal dijeron, cuando de la extremidad cortada, salieron dos agarrando con más fuerza el barco. Casi le dieron a Arandora, que por suerte consiguió esquivarla.

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Healing by the Abyss
FantasyUn día mandan a llamar a las cinco guerreras más poderosas de toda Zia por un gran problema; Las cuatro maldiciones de Ónix han desaparecido. Juntas tendrán que encontrarlas e ir consiguiendo aliados por el camino para formar un ejército, pues la gu...