Capitulo 4

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El bebé empezó a llorar a las seis de la mañana, y Taehyung salió a trompicones de la cama, desesperado por calmarla antes de que Soobin se despertase. Cada hueso de su cuerpo estaba dolorido, con los ojos legañosos y llorosos. Tan cansado.

Estaba tan cansado. La recogió.

―Silencio. Silencio, por favor. Agarró su biberón, un pañal, y se tambaleó hacia atrás hacia su habitación.

Jungkook se reunió con él en el pasillo. ―Hola, la tienes.

―¿Huh? ―Parpadeó, se tambaleó, tan jodidamente adormilado.

Jungkook tomó a Nayeon. ―Me fui a la cama a las diez de la noche. ¿Por qué no vuelves a dormir, de acuerdo?

―¿Estás seguro? ―Su cabeza estaba palpitando, todo giraba un poco.

―Vamos, regresa a la cama. ―Jungkook le dio un pequeño empujón.

Se tambaleó hacia delante, en dirección a su dormitorio, desplomándose sobre su cama.

Lo siguiente que supo cuando sus ojos se abrieron, fue que el sol había salido. El sol estaba alto y se sentía humano.

Escuchó risitas provenientes de la cocina.

Cogió el reloj. Diez de la mañana. Gracias a Dios. Muy bien. Llevaba pantalones cortos y una camiseta, así que se dirigió por las escaleras, en busca de un café.

En la cocina, la jarra de la cafetera estaba llena, Soobin y Jungkook estaban en el fregadero, lavando los platos, su hijo sobre un taburete que nunca había visto antes.

―Buenos días. ―Cogió una taza, besando la cabeza de Soobin―. ¿Nayeon está en su asiento del coche?

―Nop. Tiene un balancín ahora, la eleva un poco sobre el suelo y le da algo de movimiento. ―Jungkook le mostró una sonrisa―. ¿Dormiste bien?

―Dios, sí. Sí. Gracias. ―Le devolvió la sonrisa―. ¡Soobin! ¡Ven abrázame! ¡Te extrañé ayer! ―Se arrodilló, dejando los brazos abiertos, sonriendo cuando su hijo se abalanzó hacia él.

Sentía los ojos de Jungkook en él y levantó la vista para ver al hombre sonreírles. Se sonrojó, sonrió. El hecho de que no los esperaba no quería decir que no los amara. Era su padre.

―¿Tienes hambre? ¿Podemos prepararte algo para desayunar?

―Café primero. Gracias. ¿Qué tenemos para el desayuno, Soobin?

―¡Mi y Jungkook hicimos panqueques!

―De ninguna manera... ¿Tú? Wow. Y me lo perdí. ―Juntó las manos sobre su corazón.

―¡Te guardé un poco!

―¡Oh!, qué amoroso. ―Levantó a Soobin, besando a su hijo en la nariz―. ¿Dónde los esconden?

―¡Refligerador!

Jungkook se rio entre dientes, desde donde guardaba el último de los platos. ―En un plato, listo para el microondas.

―Gracias. ¿Cómo fue tu mañana?

―Bien. Estamos empezando a crear una rutina, una que facilitará la vida de todos. ―Jungkook fue a revisar a Nayeon, sonriéndole y haciendo el tonto mientras ella se balanceaba lentamente hacia delante y atrás.

―Bien. Había tratado, duramente, hacerlo bien, pero no era un profesional, de cualquier forma.

―¿Qué días estás libre de nuevo?

D.D.M ; TaeKook/VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora