Prólogo

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La gélida mirada que aquellos ojos grises y sin vida escudriñaban intensamente en donde su vista se posara. Había un desinterés profundo y arraigado en todo su ser.

Su figura era orgullosamente ergida y aún así había una temible barrera que mantenía a todos temiendo y bajando su mirada cada vez que aquellos grises orbes se posaban aunque sea por un minuto en su persona. El respeto silencioso iba de la mano con el miedo imperioso que le tenían al poderoso ser.

La figura imponente del hombre en cuestión se movía con su postura arcana en cada paso que daba por el pasillo hacía su oficina. Sus ojos no demostraban nada en absoluto y su cara inescrutable no dejaba pase a ninguna emoción.

La definición de adonis era completamente acertada en aquel ser; su cara perfilada, su piel lechosa, su traje fino se moldean a su cuerpo en forma, sus ojos del color de la plata eran envidiables, su cabello azabache contrastaba con su piel pálida. Incluso de sus manos resaltaban las venas. Tan primoroso y todo un ser aristócrata en toda la expresión de la palabra. Irónicamente en aquel rostro varonil y que exudaba hombría; sus labios eran finos y dignos de una muñeca de porcelana. Sin embargo sus rasgos eran todo menos delicados.

Sin tocar la puerta entró a su oficina personal, haciendo alarde de su poder, sumergiéndose en papeles y obligaciones que debía hacer, al ser la cabeza del gran Clan Min. El gran vampiro Min Yoongi, heredero del Clan Min y su actual líder.

La presencia de otro ser en la habitación lo hizo levantar la mirada, y aún así su rostro se mostraba impasible. Ya lo había sentido antes de que siquiera apareciera de repente, así que todo estaba en perfecto orden, aunque se irritaba que apareciera siempre de imprevisto.

Kim NamJoon con su postura educada y a la vez relajada se postraba de pie en frente del escritorio del ser de cabello azabache.

—¿Buscabas algo? —la voz sin vacilación de Min resonó por la habitación, su voz era grave y autoritaria, algo a lo que ya estaba acostumbrado el vampiro contrario.

—Sabes el porqué estoy aquí —se sentó sin pedir permiso en las sillas al frente del escritorio de Yoongi, quien aún con su rostro serio solo le dió un vistazo para dejar de ver los papeles en su mano y prestar atención a la figura de quién era su mano derecha y su única familia.

Kim NamJoon, heredero del Clan Kim —el segundo Clan más grande y antiguo de los vampiros— y también su primo.

—Recuerdame, entonces -a pesar de que todo en él decía que le estaba prestando atención, había un tono irritante que NamJoon apenas pudo percibir— Están hablando, Min —le dijo serio.

—Siempre hablan. Si solo venías a decirme eso, te puedes retirar —a pesar de su rostro inescrutable, sus ojos se mostraban gélidos, pero Kim ya estaba acostumbrado a la figura imponente de Yoongi.

—No son simples rumores, algo te está pasando —había reproché en su tono que solo hizo que la mirada de Min se intensificara.

—Si estás preocupado por mi, puedes irte ahora —la monotonía y la autoridad en su voz solo hizo rodar los ojos de NamJoon— Estás experimentando un desequilibrio —la afirmación hizo que la mirada de Yoongi lo viera con severidad.

—Estoy perfectamente bien en mis capacidades mentales y en mi equilibrio. No te atrevas a afirmar algo que no sabes con seguridad —el tono en su voz se volvió más grave y autoritario.

—¿Piensas que voy a creer esa basura? No me subestimes Min —la mandíbula del vampiro más alto en la habitación se tensó- No pongas palabras que no he dicho, te estoy dando una respuesta a tus absurdas dudas y las estás refutando.

-No estás manejando bien tú autocontrol.

—Mi autocontrol es perfecto, Kim —la arrogancia digna de todo líder de un clan definía a Min Yoongi, con una sonrisa desdeñosa y sin emoción alguna. Era tétrica.

Kim miraba a su primo con severidad igual, la batalla entre ambas miradas era tensa y oscura. A pesar de todo el entrenamiento que había pasado NamJoon, aún le costaba mantenerse firme ante Yoongi. Claramente la diferencia de poder era notoria, pero sus habilidades no deberían ser subestimadas, por algo Min Yoongi lo tenía como su mano derecha y su aliado. Los lazos de la familia eran respetados por ambos, pero no influian fuera de ello.

El poder de teletransportación de Kim era innegable y era un poder no visto en siglos. Al igual el absoluto poder que tenía Min que tampoco tenía comparación alguna y por ello ambos clanes eran tan respetados por toda la sociedad de cambiaformas y ni que decir de todo ser vampirezco.

La batalla de tensión se vió interrumpida por la voz impasible de NamJoon, que bien contenía un tono cortante y que a Min claramente no le gustó.

—Dile lo mismo a tus ojos y colmillos —señaló con clara frustración.

Yoongi aún con su rostro impenetrable, tocó su mandíbula, la mirada gélida se posaba en la figura de NamJoon. Sus pálidos dedos rozaron los colmillos que efectivamente habían hecho acto de aparición en el momento menos oportuno, comprobando el punto de Kim, que tenía en todo su rostro serio con lo que podría definir Min; una cara de culo. De un "Te lo dije" estaba plasmado en toda su expresión llena de irritación.

Yoongi giró su rostro para verse en el espejo que estaba en su oficina -Si, los rumores inútiles que esparcían los humanos e incluso algunos metamórficos, sobre la burda idea de que los vampiros no podían reflejarse en un espejo era totalmente un fraude- casi no se pudo reconocer; sus ojos mostraban un color escarlata intenso amenazante, su postura era rígida y tensa, incluso los músculos de su cara se encontraban rígidos, su cuerpo parecía haber crecido apenas perceptible, sentía sus traje apretado incluso. Las venas en su cuello estaban marcadas y bajando su mirada a sus manos se podían apreciar mejor, incluso sus colmillos parecían negarse a retraerse. Todo en él gritaba; peligro, amenaza, muerte y destrucción. Casi rayaba lo bárbaro y exudando una capa siniestra y terrible en cada poro de su inestable ser, que al parecer ahora mismo podía notar.

No podía reconocerse. Esto nunca le había pasado, era inadecuado, inaceptable, ¡completamente intolerable!.

Jodido santo infierno.

Era anormal su desajuste. El que sus instintos y su... autocontrol, se viera comprometido era burdo.

—No creo que "Autocontrol" sea tu definición ahora.








-Luna🌙

Dedicado a: honygguk
Por la bella portada que hizo💕

My Sweet Triton ❥YoonMin✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora