[II] E M O C I Ó N

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—Adrien...—gemí por lo alto.

Clavé mis uñas en su espalda cuando sentí que sus embestidas se hacían cada vez más fuertes y más rápidas.

Él atacó mis labios para acallar el grito que solté al alcanzar mi orgasmo mientras se corría en el preservativo.

Suspiré y disfruté de la sensación de calma que me provocaba oírlo respirar erráticamente sobre la piel de mi cuello. Después de unos segundos él salió de mi interior, se sentó sobre la cama y se sacó el condón para botarlo.

Luego se volvió a recostar a mi lado y me abracé fuertemente a su torso.

Sonreí al sentir sus suaves besos sobre mi frente y al ver ese precioso anillo con un diamante rosa en mi dedo. No podía creer que después de siete años de relación por fin me haya propuesto matrimonio.

—Te amo, Marinette.

—Yo te amo más, Chatón—musité mirándolo a los ojos.

Todo en mi vida estaba a punto de ser perfecto. Estaba haciendo mis pasantías en la marca Agreste y estaba casi segura que me darían el puesto al terminar el tiempo. Mi novio y compañero de batallas me había propuesto matrimonio y tenía todo lo que a mis veinticuatro años podría desear. Lo tenía a él, apoyándome, y eso era suficiente.

—¿Te gustaría salir a pasear? Me llegó una notificación de que André está en los Campos Elíseos.

—Por mí me quedaría me contigo todo el día en la cama, en nuestro departamento—aproveché su cercanía para robarle un beso—, pero sí, se me antoja comer un helado.

—Bien, ¿entonces le parece si tomamos una relajante y deliciosa ducha, Mi lady?

—Me parece perfecto.

Ambos nos levantamos de la cama para entrar al cuarto de baño y así tener nuestro día perfecto.

🖤☠️🖤

—Aquí tienen, helados para los enamorados—habló André mientras nos entregaba un helado con nuestros sabores favoritos.

—Gracias—dijimos al unísono.

—Vaya que se los ve muy felices hoy—habló el heladero.

—Sí pues...—moví mi mano frente a él para que vea mi anillo.

—¡Oh, que felicidad! Marinette y Adrien la mejor pareja que he formado.

—Gracias, André—musité.

Nos despedimos de él con una sonrisa y nos alejamos en muestro pequeño paseo hasta dar con una banca desocupada. Tomamos asiento allí.

Disfrutamos del helado y la brisa de primavera. Este lugar era hermoso en esta temporada.

—Adrien.

—¿Sí, mi amor?

—¿Qué dirá tu padre cuando se entere de nuestro compromiso?

Para ninguno de los dos era un secreto que Gabriel Agreste estaba en contra de nuestra relación, sin embargo siempre daba lo mejor de mí para que no mezclase mi desempeño laboral con la relación que tenía con su hijo. Quería creer que pronto me aceptaría sin problemas.

Adrien suspiró y me besó a la altura de mi sien.

—Yo me encargaré de eso, Nette. Hallaré la forma de informarle, y si aún así él trata de impedirlo no lo dejaré. Tú eres mi vida, Marinette, y soy capaz de desobedecer sus órdenes por ser feliz a tu lado.

El brillo cálido de su mirada y sus palabras sinceras hicieron a mi corazón latir con fuerza. Un par de lagrimas brotaron de mis ojos y resbalaron por mis mejillas; Adrien no perdió el tiempo para limpiar con delicadeza mi rostro y acercarse peligrosamente a mis labios.

I N F E C T I O N  [Adrinette/ Felinette] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora