five

20 3 0
                                    

Me estaba arrepintiendo de haber halagado tanto a Jane.

Ya no me parecía tan buena compañera.

Mientras me dirigía a la residencia de chicos no paraba de maldecir a Jane entre dientes.

Pasé por recepción para preguntar en qué habitación se encontraban Alec y Maximiliano. No quise preguntar a Max porque sé que si se entera de que voy a hablar con el psicópata de su compañero, montaría un número del cual no quiero ser parte.

Así que me apresuré a pedir información a mi mejor amigo, el secretario.

Cuando llegué a recepción una sonrisa se le esbozó en la cara al mismo que ayer me dio amablemente las llaves de la biblioteca.

Obviamente estaba siendo sarcástica.

Este en vez de sonreír y saludarme dio un bufido y rodó los ojos.

-Yo también me alegro al verte de nuevo. - le dije sonriendo pícara.

Se levantó de la silla y cogió unas llaves. - Toma. - me dijo al sentarse de nuevo en su silla. Vale, se pensaba que iba a ir otra vez de la biblioteca. Al menos se acordaba de mí.
-No, no. Hoy no quiero las llaves.- le extendí el brazo y se las devolví. - quiero que me hagas un favor. - creo que nunca había visto una expresión de odio tan grande como la de él ahora mismo.

-Que quieres. - que majo él.

-Pues quiero que me digas donde se alojan Alec y Maximiliano. Por favor. - no me sabía sus apellidos así que recé para que no me los preguntara.

Bufó de nuevo, creo que era su manera de mostrar afecto, solo para mí.

Después de un rato mirando en el ordenador, empecé a pensar que había pasado de mí y se había puesto a descargarse películas online.

-Se alojan en la habitación 008 del primer piso. - me dijo con el entusiasmo de siempre.

-Gracias. - le sonreí antes de irme.

Al menos esta vez me ha dirigido la palabra. Vamos avanzando.

Quizás si mejoramos un poco le doy una buena reseña en el Google.

...

Estaba llegando a la habitación 008 y los pasillos estaban llenos de chicas súper arregladas entrando y saliendo de las habitaciones.

Bien, ahora se pensarían que era el ligue de Max o Alec.

Mientras llegaba a mi destino unos chavales se me quedaron mirando, al principio pensaba que era por mi outfit, que ya me había pasado otras veces.

Yo bien contenta con mi elección de ropa.

Siempre digo que si se te quedan mirando por tu ropa es que es un buen outfit.

Pero se pararon delante de mí.

-Para de calentarme.- decían burlándose de mi sobre aquella vez en el avión.

Y yo que pensaba que se habían olvidado.

-Ja ja que gracioso, al menos trabajaros un poco más los chistes y no los baséis en chorradas de una cría. - y me fui mientras otro del grupo me vitoreaba la contestación.

Y eso que no fue buena.

El chico que hizo la broma le golpeó a este en el brazo por reírme las gracias y yo seguí caminando hacia mi destino pisando fuerte.

Ole tú.

Al llegar golpeé en la puerta bastante fuerte. La gente del pasillo se me quedó mirando.

Lo que me gustaba un drama.

-Alec, Alec, ALEC. - esta vez sin respuesta alguna estaba gritando su nombre. Sabía que a esta hora el conde estaba en el lago.

Supongo que dando de comer a los patos o algo del estilo de los condes.

Esta gente era más rara... Y luego nos miraban mal a Jane y a mí.

No te jode.

Seguí llamando por un rato, más que nada que Jane no me dejaría volver sin mi libro. Creo que me saldría más en cuenta comprar una copia igual. Pero ya que estamos aquí...

-Aleeeeeec, Aaaalec, A- y me cortó al abrir la puerta con cara de querer matarme.

-Hola solitaria. - me hizo el gesto de pasar, el cual agradecí y entré directamente al piso.
Ya que estábamos no íbamos a perder la posibilidad de chafardear.

-¿Y mi libro? - le dije secamente observando el piso.

Era igual al nuestro pero con la ropa tirada por el suelo. Pondría mi mano al fuego que esos tejanos no eran de Max. La cocina olía a gofres, estuve a punto de ir a mirar si mi olfato no mentía y coger uno. Me lo debía. Por mi libro.

-¿Dónde se han quedado los buenos días, qué tal todo, cómo estás? - dijo vacilándome, sé que había sido una borde, pero tampoco se había ganado mi afecto.

Qué me gustará hacerme la dura no significaba nada, ¿vale?

-Vamos Alec, tu hermana no me dejará entrar si no es con el libro. - mierda porque le dije eso...

-Así que es mi hermana la que está detrás de todo esto...- puso su mano en su barbilla forzando la expresión de pensar.

La había liado, ahora sí que me iba sin libro.

-Pues es una pena sin nombre. - bien ya me había ganado dos apodos. Solitaria y sin nombre. Que bien. - porque no lo tengo.

-¡QUE! - le estaba dando mucha importancia, pero no sabía las consecuencias que tendría, quizás me ponían una multa por perdedora de no sé que.

-Vamos no es para tanto, además, este libro está bien, pero cuando lo lees tres veces ya aburre.- vale, pero yo no lo había leído ni una.

-Joder, si el secretario ya me odia ahora me querrá enterrar viva. - estaba dando vueltas por el comedor mientras decía mi discursito.

-Tengo que ir a comprar uno igual. - me dirigía fuera de la habitación cuando noté una mano cogiéndome el brazo.

-Espera solitaria, todavía no sé tu nombre. - en serio, este chico o estaba drogado o se había visto demasiadas películas Disney.

-Amber, si por "casualidad" encuentras el libro que "casualmente" has perdido, déjalo en la habitación de tu hermana. - soné súper sarcástica, pero esa ya era la intención.

-Vale solitaria Amber. No compres uno nuevo, quizás algún día caerá del cielo. - Me soltó del brazo y me fui de su cuarto.

En serio, este chico que clase de droga se metía para ver cosas caer de cielo.

Cuando me alejaba de su pasillo los idiotas de antes volvían a estar en el mismo sitio.

¿Qué no tenían vida o que?

Pasé por el lado cuando el mismo del chiste de antes se interpuso en mi camino.

Antes de que él pudiera abrir la boca para decir alguna gilipollez, le di un empujón en el hombro para apartarlo del medio.

-Calladito estás más guapo. - era mentira, era feo de las dos maneras, pero así no me soltaría un comentario de esos. Y seguí caminando decidida con una ola de vitoreos de parte de sus amigos hacia mi comentario.

Siempre diva, pero con miedo de no poder entrar a mi cuarto.



Sola // en cursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora