fifteen

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Tarde o temprano tenía que pasar, dos jóvenes viviendo en un piso minúsculo con las hormonas revolucionadas, atractivos e interesantes.

Y si, me añado en el saco.
Después de todo siempre le había encontrado atractivo pero nunca pensé que acabaría sintiendo algo por él más que simple atracción. Y aquí estoy encarcelada entre sus brazos y la pared del pasillo, sus labios a unos meros centímetros de los míos. Estaban tan cerca que podía sentir su aliento, era agitado igual que el mío. En ese momento no nos importaba nada ni los camellos que iban a venir ni el tío pesado del pasillo de antes, él simplemente estaba mirándome los labios con lujuria y deseo.

La espera me está matando, así que decidí yo hacer el primer paso.

Cortando la distancia que no separa, uniendo nuestras cabezas hasta que nuestros labios chocaron. Fue un simple beso pero las ganas no eran todo.

Mi cabeza chocó con la pared cuando él me agarraba la cara para intensificar el beso.

Fue un beso sencillo pero a mí ya me bastaba. Con lo alterados que estábamos parecía que acabáramos de tener relaciones.

Vale Amber no pienses en eso. Demasiado pronto.

Él se separó de mi, mirándome aún los labios cuando me susurró - Joder, porque hemos tardado tanto en hacerlo.-

En ese momento solo pude sonreír aún él teniendo sus manos en mi rostro y las fue bajando hasta dejarlas en mi cuello.

-Hasta hace un día yo no sabía lo que sentía por ti, pero me he vuelto atrevida, ¿has visto?- le dije con tono de vacile.

Él rio y me dio un corto beso en los labios que me pilló por sorpresa.

-Ahora te he pillado yo, la venganza amiga.-

Pero bueno acabábamos de besarnos y me estaba llamando amiga, quien lo entienda que lo compre.

-¿Como que amiga?- me crucé de brazos haciéndome la ofendida. - Yo no voy por ahí besándome con el principito.-

-Mas le vale, como me entere de que te toca le destrozo el palacio-

-¿Te va a salir ahora la vena celosa, Alecito?-
Estábamos jugando el uno con el otro Cada palabra más sarcástica que la anterior. Y lo estaba disfrutando.

-Que vena ni que vena, anda- Estaba hablando con un tono de despreocupación que me hacía reírme cada vez más.

Mientras yo me reía, él pasó a mirarme muy serio.
-Vale pero como Max te bese ya puede empezar a correr que le faltará campus.- Me cogió de la cintura y entramos a las dos al piso.
Nos sentamos en el sofá y mientras nos mirábamos no podíamos parar de reírnos ¿el porqué? no lo sé.

Había pensado que si alguna vez pasaba esto la estancia en el piso con él sería mucho más incómoda, pero por lo que veo no es así y la verdad que lo agradezco.
-Oye, lo de Alecito de antes lo he pasado porque te tenía demasiado cerca como para pensar con un poco de cabeza, pero ahora que estoy a metros de ti te lo digo, no llames así solitaria.-

Alec tenía esa facilidad de estar riendo y al segundo poder volverse muy intimidante, que es justo lo que había pasado ahora, la verdad es que nunca me había intimidado y quizá yo también hacía la dura para que no pensara que me intimidaba.

Sola // en cursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora