eleven

19 5 24
                                    

Jajajaja ja ja j...

Esto de convivir con Alec no tiene pinta de salir bien, llevamos solo 10 minutos desde que, temporalmente, me he mudado con él y ya ha entrado a "mi cuarto" como 30 veces.

Lo sé, es imposible, pero lo ha hecho.

La verdad es que no tengo ni idea de que hacía o intentaba hacer, entraba sin tocar antes de entrar, miraba las cuatro paredes como si no las hubiera visto antes, abría algún cajón, armarios o ventana, me miraba y volvía por donde había entrado. El cuarto del príncipe no era algo del otro mundo, las paredes eran de color beige, una cama pequeña con sábanas de color azul oscuro, un armario donde casi toda su ropa, casi todo trajes, yacía allí intacta porque no le había dado tiempo a recoger mucho antes de irse, encima del escritorio ahora vacío había una mini estantería con unos auriculares, un cactus y un lapicero. No entendí que hacía el lapicero ahí, pero bueno, es Max, no hay más explicación.

Pobrecito, a veces no procesaba.

Las primeras veces que Alec entró le saludé con un -Hola- o un -Hey- o un -¿Qué quieres?- pero no contestaba, me ignoraba y seguía investigando el cuarto, así que dejé de intentarlo a la séptima vez.

Demasiado había aguantado.

Era tarde así que me puse mi bellísimo pijama y me acosté, no me sorprendió que las sábanas fueran de trenes de varios colores.

Es Max. Creo que esa frase se va a convertir una rutina.

Había corrido las cortinas, aquí no tenían persianas, algo incómodo la verdad, no saben lo que se pierden. Las luces estaban apagadas y estaba fingiendo dormir, ¿No es curioso que para dormirnos tengamos que fingir dormir? Bueno era tarde y ya me estaba haciendo preguntas sin sentido, ni caso.

No sé cuanto rato había estado durmiendo, pero escuche ruidos en el cuarto así que abrí un poco los ojos, en ese momento agradecí las luces del campus y que no hubiera persianas para así poder ver a aquello que había en mi cuarto.

Era... UN LICÁNTROPO.

A no, mmm... un vampiro seductor llamado Edward Cullen.

No, jo.

Era...

Alec. Jo que decepción, yo que pensaba que este campus se iba a volver interesante.

-Alec que coño haces.- Yo y mi maravilloso buen humor de recién levantada.

-Esto con Max no me pasaba... - cerró los ojos como si reflexionara. Al menos ahora me había contestado.

No sabía que hacía ahí, pero ya entendía el miedo que sufría Max cada noche al encontrarse eso.

La diferencia, que Max es Max y yo soy yo.

Y Alec seguía ahí de pie como si esperara algo.

-Que, no puedes dormir, ¿quieres que te lea un cuento? - mi expresión era de vacile, pero invitándole a que se largar, pero no parecía entenderlo.

-Eh, no, ya me iba... Me sigue encantando tu pijama. - me sonrió y se giró dirigiéndose hacia la puerta.

Antes de que pudiera salir del todo, que gracias otra vez luz del campus y la no existencia de persianas, le pegué un grito.

-¡Alec que hacías! - yo no me moví de la cama en ningún momento, pero él se giró y sacudió la cabeza para restarle importancia, bien.

Si me había costado dormir por culpa de las luces, sí, era un amor odio lo que yo tenía, ahora eso ya me quitaría el sueño.

Sola // en cursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora