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Una mujer de unos veintiocho años caminaba por la villa de Joo Dantae con una sonrisa espeluznante. No la conocemos, no es ni Chlóe, ni Ruby, ni Scarlett. Era alguien que daba más miedo con solo escuchar el sonido de sus tacones de punta fina.
Una mujer temida por ser una psicópata, por amar tanto la sangre y por querer derramala, y en especial si es la de Joo Dantae.
- Que escopetas más bonitas por dios.- sonrió pasando su lengua por su labio inferior.- Me encantaría llevarme una.- río dando un aplauso entrelazando sus manos.
Siguió caminando por la villa muy animadamente, como si fuera una niña pequeña cuando ve un parque de atracciones.
- Quien eres?- pregunto una voz de hombre detrás suyo.
La mujer con una sonrisa cogió una de las escopetas, se giro a verlo y le disparó en medio de las cejas, en el entrecejo.
- Ops, no fue mi intención.- río fuertemente divertida.- Dios, que divertido es ésto, si lo hubiese sabido, hubiese vuelto antes.- devolvió la escopeta a su sitio y se acercó al hombre viendo como la sangre brotaba por el suelo.- Bueno, al menos no fue en esa hermosa alfombra.- sonrió acariciando la cara del hombre.
La mujer procedió a ponerse los guantes de látex lista para transportar el cadáver a otro lado.
Empezó a arrastrarlo hasta el jardín donde lo tiro en la piscina. Volvió a entrar y limpio todo rastro de sangre dejando la casa tal y como la había encontrado.
- Ah.- suspiró.- me encanta hacer esto.
[...]
- Estás segura de que no te presentaras?- pregunto por quinta vez, Seokyung.
- Más que segura, no tengo ganas de competir por algo que no me apasiona ni me apetece, como la opera.- le sonrió.
- Y entonces, a que universidad iras?
- A alguna que pueda estudiar moda, o algo así.- murmuro elevando sus hombros.- la verdad, no lo sé, solo se que no quiero hacer Opera saliendo de Cheongah.
Seokyung la vio con envidia, ella tampoco quería cantar ópera, su padre la obligaba, por eso lo hacía, porque si no lo hacía, habrían consecuencias, consecuencias que las recibiría su hermano por protegerla.
