IX

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Kagome miraba impaciente su reloj, solo media hora más y podría salir, se mordió una uña y pensaba si estaba bien o no, mañana tenía clases y luego debía cuidar la pastelería.

La llegada de un mensaje le hizo salir de sus pensamientos, eran Sango y Hojo, ya estaban abajo esperándola para ir a bailar un poco.

Salió silenciosamente de su habitación y caminó hasta la escalera, miró el pasillo asegurándose que todas las luces estuvieran apagadas, con una sonrisa traviesa bajó la escalera y salió por la puerta principal, antes de salir se aseguró de haber sacado la llave, no quería que nuevamente su madre le regañara por quedar afuera tantas horas.

-¿Tu madre no te vio?- Sango le abrió la puerta del auto y preguntó- no quiero que me regañe a mi
-Tranquila, sabes que siempre reviso- y sin más que decir, todos partieron hasta un bar.

Cuando llegaron vieron que había una gran fila, pensaron que sería una lastima perder tanto tiempo haciéndola, pero sonrieron al recordar que tenían pases VIP gracias a Hojo.

Se dirigieron hasta el guardia, quien los miraba con cara de pocos amigos mientras cruzaba los brazos, ambas chicas lo miraron y mostraron el pase, el guardia se hizo a un lado y quitó la cinta, ambas agradecieron y miraron a Hojo, quien hablaba por teléfono y les hacia señas de que siguieran, el luego las alcanzaría.

Una vez adentro comenzaron a buscar una mesa, se les hacia difícil caminar por la cantidad de gente, así que decidieron ir al lado VIP que se encontraba en el segundo piso.

Al llegar a las escaleras habían dos guardias, otra vez mostraron sus pases y luego subieron, al llegar arriba fue fácil encontrar una mesa, pues la cantidad de gente no era mucha y aun no era la hora en donde este lugar se llenaba del todo, para ambas era un tanto extraño estar en aquel lugar, después de todo ahí siempre se veian hombres adinerados, solo estaban ahí gracias a Hojo, pero ahora estaban solas.

Pidieron Whisky a las rocas y comenzaron a charlar de cosas triviales, llamaron a su amigo para saber si vendría, pero este les dijo que no podría, así que se quedaron solas y decidieron ir a bailar.
•••
Sesshomaru miraba su correo mientras bebia un poco de Ron, le tomó atención a uno que era de Miroku, su amigo, le invitaba a juntarse un rato para ponerse al día, dudoso de contestar comenzó a mirar su despacho, su hogar era grande, espectacular e incluso lujoso a los ojos de todos, pero le faltaba algo, muy dentro de su corazón se sentía solo, y aquello se vio incrementado al perder a su hermana.

Suspiró y tomó el último trago de su vaso, contestó a Miroku y fue a cambiar su ropa, se quitó su traje y se puso unos vaqueros negros, una playera blanca y una chaqueta de cuero, sacó su celular, sus llaves y fue hasta el lugar acordado.

Una vez que llegó vio a su amigo fumando un cigarrillo y revisando su celular, se acercó y saludó, después de unos segundos se adentraron al club sin necesidad de mostrar pases o algo, una vez adentro fueron directo a una mesa y pidieron Ron y Whisky.

-¿Que tal a ido tu vida?- Miroku fue el primero en hablar- escuché de Inuyasha que no demoliste los negocios del centro
-Ese idiota- lo miró con cara de pocos amigos- es cierto, no lo derrumbe y los socios quieren explicaciones, tengo pensado mandar a Renkotsu para que les explique
-¿Sucedió algo?- les llevaron sus pedidos y sin perder oportunidad Miroku le sonrió coqueto a la chica y esta se ruborizo- tu no dejarías un proyecto así como así
-Tengo mis razones personales- no dio mayor detalle y encontraba que no debia hacerlo- y no hablaré más del tema
-A veces no entiendo como terminaste siendo mi amigo si ni me hablas- le reprochó mientras bebia- no me cuentas nada y siempre hablo yo
-Te recuerdo que te odiaba- Sesshomaru no se inmutó y respondió- si eres mi amigo es netamente por que insististe en serlo y para no calentarme la cabeza acepté
-Eres un ser sin sentimientos- Miroku fingió llorar y cuando lo vio alzar una ceja se enderezó- ok ok, no me mates yo se que igual me aprecias.

Sesshomaru mostró una pequeña sonrisa que fue tapada por su vaso, claro que lo apreciaba, pero jamás lo diría.

Las horas comenzaron a pasar, Sesshomaru y Miroku tomaban y charlaban una que otra cosa, luego Miroku fue por una chica y Sesshomaru comenzó a mirar su alrededor, personas bailando y tomando, otras besándose y tocando más de lo permitido.

Su atención se la llevó una joven de cabello negro azulado, con un vestido rojo y tacón de tres centímetros, movía su cuerpo al compás de la música y estaba sola, conocía muy bien a la chica, una sonrisa apareció en su rostro, bebió el último contenido de su vaso y fue hasta ella.

Las luces le jugaban a favor, su cabello brillaba y su piel se veía como porcelana, sus manos comenzaron a picar solo por las ganas de tocarla.

Al estar ya junto a ella, la tomó de la cintura y comenzó a moverse junto a ella al compás de la música, Kagome que ya estaba un poco tomada, no le dio importancia y siguió bailando.

Movia sus caderas pegando su trasero a Sesshomaru, el efecto del alcohol se notaba y el solo disfrutaba de aquel espectáculo.

-Ya no sigas- tuvo que hablar para que su amiguito no despetara- o no me haré responsable
-Pero si te gusta- Kagome se volteó un poco sin mirarlos aun a la cara- ¿no quieres seguir disfrutando?

Sesshomaru la volteó y la apegó aun más a el, Kagome dejó de respirar al ver quien era, a quien le había estado bailando y preguntó si quería más.

-Se..Sesshomaru- apoyó sus manos en el pecho de el- yo...lo lamento
-Yo no- una sonrisa se formó al ver la reacción de Kagome, ahora era su turno de jugar.

Nankurunaisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora