XXXV

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Kagome evitaba gemir alto, pero Sesshomaru con sus embestidas constantes no ayudaba, la tenía afirmada de sus piernas, su cabello se pegaba a la frente por el sudor, sus manos apretaban las sábanas y mordía fuerte sus labios, los cuales estaban rojos por el anterior beso salvaje de él.

Sesshomaru bajó las piernas y se acercó a ella, metió un dedo a la boca de Kagome jugando con su lengua, imaginando como sería meter su miembro allí más adelante, la idea lo excitaba tanto, que le dieron ganas de correrse, y así lo hizo, solo que esta vez no alcanzó a salir de ella.

Kagome mordió el dedo e hizo la cabeza hacia atrás mientras su orgasmo llegaba, él por su parte besaba su piel, acariciaba su estómago y piernas, salio y se recostó a un lado.

–Te viniste dentro– dijo recuperando el aire.

Sesshomaru asintió tapando su rostro, la excitacion del momento le había impedido salir, se sentía tan bien, que su cuerpo pedía permanecer dentro de Kagome.

–Puedo pedir pastillas– la miró, notando como ella sonreía– ¿Que sucede?

–No es un día en el que puede embarazarme– pasó una mano delicadamente por el pecho masculino– y la verdad...– evitó mirarlo a los ojos, se había ruborizado– es que lo disfrute.

Sesshomaru sintió una calidez extraña en su corazón, imaginó, por un breve momento, estar viviendo con ella, un niño corriendo y ellos planeando tener otro hijo, se sentó en la cama, se vistió y fue por un vaso de agua a la cocina, de camino, vio a Shippo aún dormido en el suelo, fue hasta él y con mucho cuidado, lo levantó evitando despertarlo, lo llevó a su cama y arropó, por inercia, acarició la nariz, recordando cuando arropaba a su hermano, cuando miraba sus cabellos plateado y sonreí de felicidad, y más adelante, cuando lo hacía con Shiori, limpiando sus lágrimas por preguntar por su madre.

En la cobija, cayó una lágrima, llevó una mano a su corazón, que latía acelerado por tanto sentimiento reprimido, se arrodillo, evitando llorar, pero le fue imposible, en silencio, con la lluvia de fondo, dando un aspecto más triste.

No supo cuanto tiempo pasó, pero la mano de Kagome en su hombro lo trajo a la realidad, ella lo ayudó a levantarse, lo llevó a la cama y estaba por irse, seguramente deseaba darle su espacio, pero no quería pensar más en ellas, así que la tomó de la mano y la abrazó, escondiendo su rostro en el pecho de ella, no pasó mucho para que sintiera las caricias en su cabello, lloró en silencio, Kagome no pregunto nada y agradeció eso.

Comenzó a sentir sueño, así que se recostó, aún con ella en brazos, dio vuelta, ambos abrazados sin soltarse, Kagome siguió acariciando el cabello plateado, comenzó a tararear una suave tonada, una que su padre le cantaba cuando ella lloraba, un nudo se formó en su garganta, pero siguió con la melodía, la cual logró calmar a Sesshomaru, quien se durmió.

Ella por su parte, se quedó recordando a su padre, riendo, hablando, jugando con ella, recordó su mirada, una que parecía iluminarse cada vez que miraba a su madre, una mirada llena de amor, incluso, recordaba la emoción en su rostro cuando nació Sota, cuando salió de la habitación sólo para mostrarle a su pequeño hermano.

Se acurrucó contra Sesshomaru, ahora quedando ella en su pecho, disfrutando su aroma, poco a poco se quedó dormida.
•••

Se dio la vuelta en la cama, pero chocó contra algo, o alguien más bien, se sentó sin abrir los ojos aún, la habitación estaba a oscuras, así que espero un momento para fijarse bien en su entorno, miró a su lado, viendo la pequeña silueta de Shippo, tal parecía que mientras dormían, él había ido a acostarse con ellos.

Sesshomaru se levantó y miró la hora, eran las 04:00 am, sentía sus ojos hinchados, fue al baño a lavar su cara, se miró en el espejo, tenía pésimo rostro, pero al menos, había dormido como nunca antes, sin las pesadillas, sin despertar cada una o dos horas, era la primera vez que dormir, era relajante para él.

Fue a la sala estar, se sentó mirando la tele, que tenía la pantalla azul, tomó el control y decidió buscar algo, cinco minutos después, apagó el televisor, no había nada, todo era aburrido, escuchó un golpe en la habitación, pensando que le pudo pasar algo al niño, ya que había salido, fue rápido. Shippo estaba en la cama, dormido y arropado, dio la vuelta y vio a Kagome acariciando su muslo, quiso reír, pero ella lo miró molesto.

–¿Te importa?– le dijo estirando la mano para que la ayudara, y así lo hizo– gracias

–¿Estas bien?– caminaron hasta el baño, donde ella lavo sus manos y cara– ¿te golpeaste fuerte?

–Fue solo el susto– respondió después de secarse– quería bajar despacio para no despertarlo

–Pues no despertó– se burló de ella riendo un poco– ¿tienes hambre?

Ella asintió, Sesshomaru llamó a servicio, les llevarían desayuno dentro de media hora, ambos se sentaron en el sofá, pero Kagome seguía sobando su trasero, así que para ayudarla, la acostó boca abajo, comenzando a acariciar su trasero, Kagome ante la repentina acción casi grita, pero se contuvo, las manos estaban heladas, y eso en cierta manera aliviaba su dolor.

La tentación llegó, Sesshomaru se puso sobre ella, corrió el cabello y comenzó a dejar besos en la espalda, bajó hasta sus glúteos y mordió, Kagome se sonrojó y hundió su rostro en el cojín del sofá, ya las caricias eran en todo el cuerpo, desde la espalda hasta las piernas, los besos se volvieron más constantes y también, le había volteado un poco el rostro para besarla en los labios.

La posición era nueva para ella, pero estaba comenzando a gustarle, así que se dejó llevar, le permitió acariciar sus senos, masajearlos y apretarlos, ella solo se aferraba a las orillas para que no calleran, se separaron del besó para tomar aire, y antes de seguir, escucharon que había llegado la comida, Sesshomaru se levantó como si nada, dejándola allí excitada, pero no se quedaría así, esta vez, ella tomaría venganza.

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