XII

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Sentía un peso extra tanto en sus piernas como en su hombro, sus ojos se abrían despacio e imágenes de lo sucedido anoche llegaron a su mente, su vista se fijó primero en su regazo, donde pudo distinguir el cabello azabache de Sota, acarició la cabeza de su hermano y sonrió, volteó a ver su hombro y quedó fascinada, Sesshomaru Taisho se veía sumamente tranquilo mientras dormía.

-Toma- escuchó la voz de Toga, quien sonreía y le entregaba un café
-Muchas gracias- se calentó las manos y provo aquel líquido caliente que sabia exquisito.

Toga despertó a Sesshomaru y entregó un café, en cuanto a Sota, le había llevado un té y unos pastelitos que compartió con todos, seguían a la espera de noticias, habían dejado en observación toda la noche a Naomi y hoy sería cuando les dirían si había mejorado.
•••
Kagome y Toga habían ido a hablar al médico encargado de revisarla, y este último había pedido a su hijo que cuidará de Sota, quien al oírlo reclamó diciendo que ya no era un bebé.

-¿Le puedo hacer una pregunta?- Sota llamó la atención del peliplata, quien volteó esperando que hablara- ¿tiene algún...interés en mi hermana?
-¿Que?- la respuesta fue impulsiva, solo habló sin procesar aún la pregunta, ambos se miraban sin hablar, Sota se ponía nervioso aguantando aquella mirada ambarina tan fría y Sesshomaru no mostraba ninguna expresión- ¿a que viene eso?
-Pu..pues estuvo yendo mucho a nuestro local, la mira demasiado y...a ella se le ve nerviosa y feliz en su presencia- la respuesta fue sorprendente, sabía de antemano que ponía nerviosa a Kagome, pero, ¿feliz? Eso era nuevo y provocaba nuevos sentimientos en él- ¡ah, otra cosa!- Lo miró decidido, aquella mirada le recordaba a ella, una imperceptible sonrisa apareció en su rostro al pensar en lo similar que eran, asintió dando a entender que hablara- dígale a su padre que se mantenga lejos de mi madre
-¡Sota!- Kagome regañó a su hermano, habían llegado recién y escuchó aquella petición- ¿como pides eso cuando te ayudó a traerla?- puso ambas manos en sus caderas y lo miró enojada- debes ser más agradecido
-No me regañes hermana- un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas, no era costumbre de ella hablarle así- además, aún no sé dónde estuviste ayer
-Y no deberías preguntar- Kagome se puso nerviosa, Sesshomaru sonreía y Toga miraba todo atentamente a la espera de otro tema- ¿no quieres saber como está mamá?
-Eso es obvio- susurró mientras levantaba la mirada- ¿ella está bien?
-Los exámenes muestran que sus defensas están bajas, tiene problema en los pulmones- dijo sentándose junto a su hermano- ¿sabes si ella...dejó de fumar?
-Pasamos mucho tiempo juntos, ¿cuando podría haberlo hecho?
-Nos dijeron que era constante, puesto que de un año a otro su condición empeoró- dijo mirando con tristeza a su hermano- se quedará unos días, quieren asegurarse que realmente no sea...- dejó de hablar al notar la preocupación en el rostro de su hermano- algo más
-¿Que más podría ser?

Kagome prefirió no responder, se levantó y caminó hasta el exterior para tomar un poco de aire, ¿como se le dice a un hermano, que su madre podría tener cáncer? Cuando sintió el viento en su rostro, el calor en su cuerpo, cayó de rodillas y lloró en silencio, un dolor insoportable se apoderó de todo su cuerpo y alma, ya había perdido a su padre, no tenia contacto con nadie más de su familia, debía procurar que su hermano tuviera una buena educación y una tienda que no queria perder, un único recuerdo que le quedaba de su amado padre.

Sintió un cálido abrazo, sin levantar la mirada siguió llorando, quería de alguna manera solucionar todo, quería volver al pasado y que su padre viviera, que su madre no entrara en aquel estúpido y tan fatídico vicio del cigarrillo, la había visto, luego de un mes de la muerte de Kenta, comprar una cajetilla, fumaba luego de comer, antes de abrir la pastelería, luego al salir y antes de dormir.

Se suponía había dejado de hacerlo cuando ella se lo pidió, por que no queria que su hermano la viera y no quería que su salud empeorará, se aferró aún más a Sesshomaru, quien no hablaba, simplemente la dejaba desahogarse, él había perdido un ser querido y amado, ella había perdido una figura que todos merecían tener en su vida.

-Que le digo- habló con la voz entrecortada- ¿que le puedo decir a mi hermano?
-Solo debes apoyarlo- no era bueno para dar apoyo moral, pero esta chica sin duda le hacía hacer cosas que le sorprendían a él mismo- debes estar con él siempre, recuerda, Nankurunaisa
-¡¿Quien me asegura ahora que todo mejorará?!- habló dolida y levantando la voz- ¡no soy capaz de mentir, y desde su muerte no creo que las cosas pueden mejorar!
-Yo también perdí a alguien- miró a un lado para evitar aquella calidez que transmitía su mirada azulina- perdí doble, a mi madre y hermana, pero siempre recordaba aquella misma palabra
-No quiero perderla- susurró- ella es muy importante para ambos.

Sesshomaru le ayudó a levantarse y luego la llevó a pasear, sabía que necesitaba relajarse y aire fresco, pasearon en total silencio, Kagome miraba el suelo como si fuera lo más interesante y él, pues miraba al frente a la espera de que ella estuviera mejor.

Toda persona que pasaba los miraba extraño, pensaban que él le había hecho llorar, las mujeres susurraban y negaban mientras seguían su camino, los hombres mayores negaban dandole a entender que hacia las cosas mal, que no debia hacerla llorar.

Fastidiado por los demás, tomó su mano y caminó a un callejón solitario, habían tiendas abriendo, una librería y un bar, entraron a este último y Sesshomaru pidió el baño y unos tragos, llevó a Kagome a lavar su rostro, ella lo obedeció sin chistar y totalmente sonrojada al sentir que aún no la soltaba.

Una vez que terminó, se sentaron en la barra y tomaron el contenido de un solo trago.

-Gracias, creo que necesitaba esto- dijo Kagome pidiendo otro más- y lamento que todos te miraran mal
-No te saldrá gratis- la hizo ahogarse y toser, sonrió victorioso y se acercó a su oído- podríamos continuar lo del otro día ¿no crees?

Nankurunaisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora