seokjin

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Seúl, Corea del Sur

—Aquí está cada reporte que pidió, su lista frontal del mes que viene, y su café. —Hye bajó una taza y un montón de carpetas frente a mí la siguiente tarde.

Estaba usando un brillante vestido azul que se aferraba a sus caderas y exponía el frente de sus pechos, y mi polla había estado dura al segundo que la vi esta mañana.

Incluso durante su presentación a los internos hace horas, me había quedado quieto en el salón de juntas y traté de enfocarme en algo más mientras las palabras dejaban su seductora boca, pero no sirvió de nada. Los pensamientos de doblarla sobre cada superficie de mi oficina solo estaban poniéndose peor cada día.

—¿Le gustaría algo más, señor Kim? —Se ajustó la correa de su expuesto sujetador, me sacudió de mis pensamientos.

—¿Qué tal el reporte de Dongmin? —pregunté.

—Lo hice.

—¿Los archivos de Hyunsik?

—Lo hice hace semanas.

—¿Tienes los títulos de la lista negra de...?

—¿Han Seo siendo contratada y firmada? —Me cortó y cruzó los brazos—. Sí. Como tengo todos los catálogos restantes de la lista negra de los otros veintidós autores que me pidió que consiguiera. Están muy felices por su llamada generosidad. ¿Algo más?

—En realidad, sí. —Ignoré la manera que había dicho 'generosidad' y abrí el cajón de mi escritorio. Saqué su carpeta personal y lo puse en la mesa—. Estaba mirando tu contrato de empleo y asegurándome que estuviera al día. Estás actualmente afiliada por dos años más. ¿Eso todavía es correcto?

—Por todo lo que sé —sonrió—, eso sería cierto.

—Entonces, ¿nada ha cambiado y eres bastante feliz trabajando aquí?

—Seguro. —Apartó la mirada de mí y se aclaró la garganta—. ¿Es todo lo que necesita de mí, señor Kim? Tengo toneladas de trabajo para hacer hoy. Tenemos la reunión de Somerstein al mediodía.

Recogí un bolígrafo y deslicé el contrato a lo largo del escritorio.

—Hice un ajuste salarial al contrato. Si firmas, puede ser procesado tan pronto como este viernes.
Recogió el papel y finalmente me miró, sus deslumbrantes ojos avellana encontrándose con los míos.

—Yo um... ¿le importa si lo miro más tarde?

—Sí me importa. Míralo ahora.

Apretó los labios, pero no dijo ni una palabra. Pasó por los papeles, deteniéndose en la página del salario y sus ojos se ampliaron.

—Esto es... —Parpadeó algunas veces—. Es un claro aumento.

—Lo es. —Estreché los ojos—. Creo que deberías firmarlo.

—Espere un minuto... agregó una clausula incompleta —dijo, leyendo suavemente—. Yo, Kang Hye, estoy de acuerdo en permanecer en Kim Publishing por un mínimo de cuarenta y ocho meses, y a menos que renuncie, nunca daré oportunidad alguna a una empresa rival.

—Hay un set de bolígrafos frente a ti. Yo prefiero el negro. Bajó los papeles y retrocedió.

—Necesito tiempo para pensar en esto.

—¿En qué necesitas pensar exactamente? —Estaba más allá de confundido—. La oferta es el triple de lo que estás actualmente recibiendo, lo cual es algo, ya que estás actualmente haciendo el doble que cualquier otro asistente ejecutivo aquí hace.

—Supongo que no me gusta comprometerme con algo a menos que no esté cien por ciento segura que sea al menos bueno y de alguna forma placentera para mí.

—Definitivamente será más que 'buena' y extremadamente placentera para ti.

—¿Se está refiriendo a este trabajo, señor Kim? —¿A qué más estaría refiriéndome?
Silencio.

—Um... —Se aclaró la garganta, tomando otro pequeño paso atrás—. Seguramente usted mismo no firma contratos solo leyéndolos una vez.

—Lo haría si fuera un contrato como este.

Murmuró algo bajo su aliento que no pude pillar, y luego el teléfono en mi escritorio sonó.
Manteniendo los ojos trabados en los de ella, respondí. —¿Sí? —respondí.

—Hola. —Era Nam—. Estoy contento de atraparte antes de la reunión de Somerstein. Acabo de recibir una llamada de la Corporación Park y me dieron tu línea directa, así que trata se estar disponible para sus preguntas en unas horas. Ya les dije que Hye era asombrosa, pero necesitan una segunda referencia y más directa. Quieren detalles que no tengo, así que trata de ser específico.

—Definitivamente haré eso. —Colgué, todavía mirando a Hye—. Entonces, ¿cuánto tiempo necesitarías para repasar mi propuesta?

—Un par de meses debería ser suficiente.

—¿Meses? —Apreté la mandíbula.

—Sí. —Me miró—. Meses. Trabajar para usted por un período extendido de tiempo es mucho en que pensar.
Silencio.

—Bien. —Recogí los papeles y los regresé a mi cajón—. Puedes largarte de mi oficina ahora.
Sacudió la cabeza y bajó la mirada a mis pantalones, sonrojándose antes de irse del cuarto.
Me senté en mi silla y sacudí la cabeza. Estaba confundido y enojado por el hecho de que no solo me había mentido en la cara, sino que además estaba rehusándose a admitir que estaba mirando otros trabajos. Eso, y que todavía se estuviera metiendo bajo mi piel con sus mentiras sexys.

Entones otra vez, si quería jugar juegos, yo podría hacer lo mismo...

ceo | ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora