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Seúl, Corea del Sur

El viernes se suponía que era el mejor día de la semana, un día que estaba entre las horas finales de una semana de trabajo y la libertad, pero el señor Kim lo hizo mi peor día por todo el año.
Insistió en encontrarnos en la sala de juntas a las tres en punto hasta las siete en punto.
Y luego, siempre se sentaba en la cabeza de la mesa, lo cual sería normal si estuviera en una reunión, pero éramos las únicas dos personas en el salón y siempre había varios asientos entre nosotros.
Hoy, él estaba usando mi traje favorito —uno negro de tres piezas con una corbata azul marino para acentuar el color. Sus gemelos, decorados con las iniciales "KSJ", estaban destellando bajo la luz del cuarto, y juro que, por la manera en que estaba mirándome, quería follarme.

—¿Planeas quedarte mirándome durante la reunión entera, o por fin te gustaría empezar Levantó una ceja.

Bastardo...

—Me gustaría empezar.

—Bien. —Abrió su carpeta—. ¿Qué piensas de lo último de Yanseo?

—Absorbente. —Busqué entre mis notas—. Me recuerda lo que me hizo enamorarme de su escritura en la era de A Time to Kill

—Sentí lo mismo. —Escribió algunas palabras—. ¿Crees que vale la pena para que encabece lista para el siguiente trimestre?

—Es Jung Yanseo, esa ni siquiera debería ser una pregunta — dije—. Aunque, en un mundo perfecto diría que no. Pero solo porque su siguiente libro es mucho más comercial y creo que podríamos hacer muchísimo por ese.

Sus labios se curvaron brevemente en una sonrisa, pero no la dejó quedarse.

—¿Qué novela de romance te gustaría recomendar?

—Un segundo... —Pasé por otra página de mis notas—. Castrando a su Jefe.

—¿Disculpa? —Sus ojos se encontraron con los míos—. ¿Qué libro acabas de decir?

—Casting a su Jefe.

Me entrecerró los ojos antes de escribir mi sugerencia. —¿Algo en particular que sobresalió? ¿Partes favoritas?

—Probablemente cuando el jefe idiota se redime y deja de tratar a la protagonista como mierda... —murmuré bajo mi aliento, pero entonces me aclaré la garganta—. El realismo fue genial. La protagonista era una directora de películas y aprendí mucho sobre el ambiente mientras leía.

—¿Y sobre tu sección Young Adult? —Siguió por los veinte géneros que se me asignaron para leer, haciendo preguntas de consulta aquí o allá, pero como era usual, nunca dejó que nuestra conversación se saliera del tema o que se pusiera remotamente personal.
Cuando terminamos las recomendaciones de libros, cambiamos al ingreso del mes en libros electrónicos y los ajustes publicitarios, y para cuando decidió que era "libre de irme", eran las nueve en punto.

Nueve. En. Punto.

—¿Señor Kim? —dije mientras me ponía el abrigo.
No respondió. Todavía estaba escribiendo, mirando abajo a su papel.

—¿Señor Kim? —repetí con un poquito más de frialdad en mi voz, suficiente para hacer que finalmente levantara la mirada hacia mí.

ceo | ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora