hye

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Seúl, Corea del Sur

Moví las caderas contra el rostro de Seokjin una mañana, gimiendo mientras él deslizaba su lengua contra mi clítoris una y otra vez. Sus manos estaban agarrando mis muslos, sujetándome mientras yo empezaba a temblar.

—Oh Dioooooos, oh Dioooos... —grité, sujetándome a la pared detrás de él mientras me venía en sus labios.

Cerrando los ojos, sentí mis piernas aflojarse, lo sentí moviéndome a su regazo. Cuando finalmente dejé de temblar, me levantó y me cargó hacia el sofá de su oficina. Lo sentí limpiando entre mis piernas con una tela calentita, y luego se fue a su baño privado.

Regresó unos segundos después y se sentó mi lado, corriendo los dedos por mi cabello.

—Espero que disfrutaras eso —dije suavemente, apartando su mano—. Estoy bastante segura que es la última vez que te permitiré follarme.

—¿Discúlpame?

—¿Estabas saboteando mi carrera a mis espaldas esperando que eventualmente firmase tu contrato de largo plazo? ¿Honestamente pensabas que de alguna forma podrías usar el hecho de tener sexo, o el hecho de gustarme para frenarme de ir a otra compañía?

Levantó su ceja, teniendo la audacia de verse confundido.

—Samsung me llamó ayer y dijeron que siguieron con otro candidato porque mi jefe, es decir tú, no fue capaz de darme una recomendación estelar suficiente para su compañía. —Me levanté, previniendo que me jalara hacia él—. Naver dijo la misma cosa. Y justo esta mañana, recibí dos llamadas de voz de KB Company y de LG, tres de otras compañías, y estoy segura que cuando vaya abajo para escucharlos, me dirán la misma cosa.

—Hye...

—No. —Negué—. Lamento si alguna vez pensé que había siquiera una ligera oportunidad de que los dos pudiéramos resolver esto cuando me fuera de tu compañía, y lamento si alguna vez pensé que eras algo más que un cabrón pomposo y egoísta, porque claramente todavía lo eres.

—¿Sexy como el infierno o no?

—Sí. Sexy como el infierno o... —Me detuve—. Ese no es el punto de lo que estoy tratando de decir. Puse mi aviso con Recursos Humanos antes de venir aquí, así que altamente sugiero que lo aceptes, y altamente te sugiero que me des un infierno de paquete de 'despedida' porque no me verás otra vez.

—¿Ya has terminado de hablar?

—Sí. —Aceché hacia la puerta, pero él me atrapó por detrás y me giró.

—Nunca te sabotearía, Hye. —Limpió una de mis lágrimas perdidas con las puntas de sus dedos—. Por supuesto, profundamente quise que te quedaras, pero no tenía nada sino cosas agradables para decir sobre ti. Hasta dije que serían estúpidos si no te contrataban, pero...

—¿Pero? —Lo miré—. ¿Pero qué?

—Pero si pensaban que los salarios bajos que estaban ofreciendo eran bastante buenos para ti, necesitaban incrementarlos exponencialmente o avanzar con alguien más. Pensé que merecías más.

—¿Eso es todo?

—No —dijo, mirándome a los ojos—. Además, necesitaba personalmente hacer entrevistas a cada uno de los CEOs por mí mismo. Necesitaba asegurarme que cada uno era bien calificado para ti, y que quien sea con quien trabajaras después ya estuviera casado.

Abrí la boca para preguntarle si iba en serio, pero me iluminó.

—Sí —dijo, sonriendo con suficiencia—. Sí, 'de verdad' necesitaba hacer eso.

—¿Qué tienen que ver los CEOs casados, Seokjin? ¿Y si no tengo interés en verte después de que renuncie?

—Lo tienes, así que ni siquiera vamos a entretenernos en esa línea de conversación. —Rodó los ojos—. Si el CEO ya está casado, no tendré que preocuparme por 'esto' pasándote en tu siguiente lugar de trabajo, y yo puedo estar en cierto modo menos celoso.

—Qué egoísta de ti. —No podía creerle, pero por alguna razón no pude evitar la sonrisa que estaba formándose en mi cara.

—Estoy bastante seguro que cuando escuches a los mensajes de voz de KB Company, LG, de las otras compañías, estarán ofreciéndote un infierno de trato. —Ahuecó mi rostro en sus manos—. Al menos, eso es lo que todos me dijeron ayer.

—Todavía no hay excusa de que interfieras con mi búsqueda de trabajo y que insistieras en que tú serás mi referencia sobre Namjoon.

—Estoy seguro que sí. —Me besó—. Y ahora que no hay oportunidad en el infierno de que firmes mi contrato de extensión a largo plazo, y que con suerte te has dado cuenta que no estoy saboteándote, ¿qué te parece salir conmigo a largo plazo en su lugar?

—Tendré que pensar en eso. —Le devolví el beso—. Depende de lo que estés ofreciendo...

ceo | ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora