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011 | EL VINCULO.
Diez minutos después me encuentro ya cambiada y sentada sobre la cama, Rebe se encuentra detrás de mi cepillando mi cabello mientras que Freya se encuentra tirando la ropa llena de sangre a la basura.
— Ahora vuelvo — me dice Rebekah, asiento y ella sale de la habitación dejando la puerta entreabierta.
Dejo caer mi espalda suavemente sobre el colchón, siento como si me estuvieran encajando pequeños alfileres en todo el cuerpo.
Si estuviera sola, estoy segura de que muy apenas podría bañarme bien. Quizás solo me hubiera quitado la ropa sucia y tirado a la cama para estar dormida todo el día. Pero para empezar no hubiera sabido si hubiera podido llegar a la casa, estoy débil, muy apenas puedo moverme, no si hubiera llegado a la casa.
Quizás me hubiera quedado tirada por ahí.
Escucho tres toques en la puerta. Abro mis ojos y veo hacia la puerta.
— Adelante — susurro. La puerta es abierta dejando ver la silueta de Elijah quien trae una bandeja en sus manos, le sonrió débilmente.
Odio sentirme débil.
Pues acepta la sangre, daaa.
Ash.
Elijah entra cerrando la puerta detrás de él.
— ¿Cómo te sientes? — pregunta caminando a la cama, cerrando la puerta con su pie. Con mis brazos me impulso hacia arriba, batallo un poco y el castaño lo nota porque viene hacia mí y me ayuda a recostar mi espalda sobre la cabecera de la cama.
— Mucho mejor — respondo a su pregunta.
Mentira.
Elijah me da una sonrisa de boca cerrada. Camina hacia la bandeja, la toma y la coloca enfrente de mí. Puedo ver un jugo de fresa, un tazón con fruta picada y un gran plato con huevos revueltos con salchicha.
— No tenías porque — murmuro viendo el plato y al final verlo a él.
— No es nada, ahora comerás todo — me ordena y alzo la ceja divertida.
Yes, daddy.
— Sí, señor — digo divertida tomando el tenedor, cabe decir que aun mis brazos tiemblan lo que hace que baile el tenedor en mis manos.
— Kol y Rebekah dicen que había una mujer frente al coche cuando lo estrellaste, creo que fue tu tía la que ocasiono el accidente — dice sentándose en frente de mí y arrebatarme el tenedor, toma un poco de los huevos revueltos y lo lleva a mi boca.
— Bueno, Dafne tiene la culpa — confieso mirando el plato con enojo, quiero matarla.
