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014 | DE BAILAR A VOMITAR
— No son niñas para vestirse iguales — dice un Klaus fastidiado señalando nuestras prendas.
— Lo dices porque no tienes a nadie con quien vestirse igual — murmuro mirando sus ojos de color verdeazulado. Creo que son azules con motitas verdes, creo.
Escucho a Rebe reírse, veo de reojo a Elijah, el aprieta sus labios queriendo evitar sonreír pero aun así su comisura derecha se alza. Klaus bufa.
— Yo me voy de aquí, infantiles — suelto una carcajada al ver a Klaus irse enfadado.
Es muy fácil enfadar a Klaus y eso lo tendré en cuenta.
— ¿Y Hope? — pregunta Rebe segundos después de que su hermano se fuera.
— Se quedará con una amiga, Hayley fue a dejarla — responde.
En lo poco que llevo de conocerlos sé que Hayley es madre de Hope; quien es hija de Klaus. Creo que Hope fue el resultado de un acostón porque hasta lo que se – y lo que me ha contado Kol – ellos dos nunca tuvieron una "relación", es más, Kol me dijo que Hayley tenía "algo" con Elijah pero que al parecer eso ya se quedó atrás.
— Iré por un trago — escucho decir a la rubia, volteo hacia ella con una sonrisa. Ella rueda los ojos — ¿Qué quieres? — pregunta tomando mi vaso vacío.
— Cualquier bebida que tenga mucho tequila — pido aun con mi sonrisilla.
— ¿Ustedes tardan en embriagarse? — pregunta curiosa.
Parpadeo varias veces recordando todas esas veces en las que al tercer trago ya comenzaba a ponerme tonta.
Todas esas veces me ha quedado claro que no tengo buena tolerancia al alcohol.
— Nop — respondo resaltando la "p". La rubia me alza su ceja divertida.
— No voy a cuidarte si te embriagas — me advierte y ruedo mis ojos.
— No necesito niñera, ¿me traes mi trago o no?
— Sí, gruñona — murmura y da media vuelta yéndose.
— Gruñona tú — murmuro ahora yo girando un poco mi cuerpo para verla irse.
Regreso a mi lugar cuando la pierdo entre la gente, quedamos solo yo y Elijah.
— ¿Nunca vistes otra cosa que no sea tu traje? — le pregunto cruzando mi brazos en mi pecho, noto como Elijah baja la mirada de mis ojos a mi pecho aunque no la deja mucho tiempo ya que alza la mirada de nuevo a mis ojos.
— Costumbre — responde dándole un trago a su bebida sin dejar de mirarme. Aleja el vaso de sus labios — Te ves hermosa — confiesa y siento como mi corazón comienza a latir más fuerte a la vez que siento mis mejillas sonrojarse.
