Es inicio de semana, y voy de camino a la escuela, estoy relajada y creo que hoy será un gran día, aprenderé cosas nuevas, veré jugar a los chicos, a Tsukishima... Meneo la cabeza para evitar pensar en el, y a mi lado está aquella tienda en la que nos sentamos a comer... Suspiro, ¿habrá sido destino o casualidad?
Llego a las instalaciones de la escuela, comienzo a caminar y veo que hay grupos de dos y tres amigos platicando, otros bostezan, y una minoría ríe.
-¡¡¡Buenos días!!!- escucho esa voz tan alegre y gritona, sé que es Hinata.
-¡Hinata!- lo doy un fuerte abrazo, no soy de ese tipo de personas que abraza y tiene amigos rápido, pero Hinata se ganó ese privilegio.
-¿que tiene mi chico de pelo naranja?- digo y meneo su desordenado pelo.
- se acerca un partido, la verdad es que no vale nada es solo un partido amistoso, pero tengo que practicar si quiero dar una buena impresión.
-lo harás bien, te he visto jugar- levanto el pulgar dándole mi aprobación.
-gracias t/n- me sonríe
Caminamos a los salones de primero y nos despedimos, cada uno entra a su respectivo salón. Entro y me siento en la esquina, donde se pueda ver el paisaje, que por cierto se ve hermoso en las mañanas, y además es el lugar donde el profesor no me pueda ver.
Llegan mis únicas dos amigas de la escuela, y las saludo con entusiasmo, cosa que no recibo de la misma manera; cada vez que se acercan su expresión en el rostro me dice que no me contarán buenas noticias.
Una de mis amigas habla- ¿estás saliendo con Tsukishima?- cruza los brazos interrogandome.
Contesto- emmm, ¿no?-
Mi segunda amiga responde- por favor t/n los vi el sábado tomados de la mano.
-bueno eso fue porque...- quiero dar una explicación pero me interrumpen
-no nos tienes que dar explicaciones, todo se vio muy claro.
-¿a qué se refieren?- me cuesta aceptar la respuesta que dirán.
-no nos vuelvas a tomar la palabra- exclama Sojin la persona con la que solía comer y platicar, y mis dos ex mejores amigas se alejan de mi lugar.
Quisiera llorar, no pensé que nuestra amistad acabaría así, cuesta creer que si fue por eso que terminó realmente no fueron mis mejores amigas, y me alegra un poco que ya me haya dado cuenta pero duele que no fuera de la mejor manera...
*suena el timbre del descanso*
-esto es todo, pueden salir en orden- dice el profesor de historia
Recogo mi almuerzo y estaba dirigiéndome con aquellas que llamaba mejores amigas, me acostumbré a hacer todo con ellas que ya no sabía que hacer... Yo solo retomé mi camino y me dirigí al patio.
En el patio había mucha gente así regresé al edificio de la escuela, y encontré unas escaleras que daban a la azotea, así que subí, lo que necesitaba era otra visión del panorama, ¿eso fue el fin? ¿Por qué me siento mal si no hice nada?, pienso eso al subir los últimos peldaños y me preparo para abrir la puerta y soltar el mar de lágrimas que mis ojos contenían. Para mi sorpresa estaba la causante de mi ruptura amistosa.
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Se posaba en la varilla de la azoteo al parecer observaba a todos como pequeñas hormigas, Tsuki portaba esos lentes que compramos en la óptica, el era de esas personas que usaba suéter apesar del calor, y era una de las pequeñas cosas que me agradaban de él.
-no sabía que estabas aquí, ya me voy- aguanto mis lágrimas lo más que puedo
-¿por qué escapas?¿Acaso no te agrado?- me duele que diga eso, quisiera decirle que no pero ahora no estoy en el mejor momento para dar explicaciones.
-Tsuki... Yo... No es el mejor momento por favor- mi mandíbula tiembla y ya no puedo aguantar más, necesito irme
El deja la barda, y se acerca lentamente- ¿ya no quieres verme?¿Es eso? Desde que viste a ese chico en la óptica...
Mis ojos se derrumbaron, se humedecieron mis mejillas, y mi nariz se podía comparar con un tomate. El no dice nada solo me abraza, y ese gesto hace que me desmorone.
-Lo siento, no debí decir eso- pasa su mano por mi cabello dulcemente.
-no eres tú- le comento -la verdad no sé que hago mal- exclamé ya un poco congestionada.
Me toma la cara con sus dos manos-no hiciste nada malo t/n, debe de haber una explicación, ¿quieres platicarlo?-
-no- no es que no quiera hacerlo, solo no tengo ganas de hablar.
-comprendo-me toma de la mano y me sienta en una banca -espera aquí, ¿okey?
Lo tomo del brazo- quedate Tsuki, por favor-
Solo bastó esa oración para que se regresara y se sentará a mi lado, el guió mi cabeza hacia su hombro, podía escuchar su corazón ya que en la azotea el único ruido que predominaba era el de el viento, y ahí varados los dos retumbaba el sonido de nuestra respiración entrelazandose...
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Las amigas (las verdaderas) se apoyan a pesar de todo, te guían en tu camino, y te hacen reconocer tu errores.
