Capítulo 4

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Sakura 🌸

Aquel lunes no era como cualquier otro, se sentía más estresante. La misión había empezado. Conseguiría el dinero a como de lugar.

Entonces decidí hacer horas extras en el supermercado la mayor cantidad de días que humanamente podía hacerlo. Además, intenté buscar otro trabajo de medio tiempo para lograr sustentar los gastos de nuestro hogar.

Aquel fin de semana realicé cálculos para ahorrar la mayor cantidad de dinero posible. Mi hermana notó mi repentino cambio de comportamiento pero logré evadir su obvia pregunta con un "Es una sorpresa"  pero la sorprendida fui yo ya que en realidad cayó en la mentira.
O eso quiero creer.

Pero nunca imaginé que todo mi entusiasmo y positivismo se irían por el drenaje pues al final del tiempo solo conseguí la mitad del dinero acordado.

Y recibí el mensaje que tanto temía.

Sakura, buen día.
El tiempo ha expirado. Pasarán por ti en la tarde.
Hasta entonces.

¡Maldición! ¡Maldición! No sabía qué hacer. Pedí un préstamo en el supermercado y me fue negado. Pedí ayuda a mis amigos y me rechazaron. Fui a una entidad bancaria y no me permitieron acceder a un crédito. Este es el fin, no sabía a dónde más recurrir. El miedo, la ira, la frustración y el llanto se apoderaban de mi en tanto las horas transcurrían. No quería trabajar para ellos, no quiero hacerlo.

Trabajé muy duro estos años y no para terminar así, cuidé bien de mi hermana y de mi padre cuando mamá falleció. No iba a fiestas ni bebía en exceso. Tenía un buen trabajo y estaba a punto de graduarme de la Universidad. Esto no puede ser mi pago por todas las cosas que hice en mi vida. No soy un objeto. ¡Carajo! no soy un objeto el cual deba ser vendido al mejor postor. No puedo hacerlo, no puedo.
Me la pasé lamentando todo el día.

Mi turno había terminado, por desgracia. Al salir encuentro al mismo tipo de siempre y con aquel semblante frío y sin ánimos que tuve la última semana, subí al auto para dirigirnos al mismo restaurante de la última vez.

Al llegar puedo notar la ligera sonrisa que me muestra en el rostro de aquel pelirrojo, pues ganó la batalla.

— Buenas tardes mi bella Sakura - su semblante era tan fascinado como engreído.
— Sasori...buenas tardes.
— ¿Te sientes bien? Tu rostro no refleja nada bueno, debo decir.
— No. La verdad  es que... conseguí tan solo la mitad del dinero.
— Lo presentía...lo lamento mucho. En fin, tienes que decirme cuándo se nos unirán al grupo tu hermana y tú.
— Escucha Sasori, te pido de favor...que no metas a mi hermana en esto. Considera la mitad del dinero como el pago por ella. Te lo pido de favor - unas cuantas lágrimas empiezan a salir - quiero que mi hermana sea libre de esto.
— Ese no fue el trato - ocurre un cambio brusco en su tono de voz.
— Lo sé, lo sé. Puedo trabajar más tiempo para ti a cambio de ese favor. Haré lo que sea por ella, te lo suplico.
— Mmm...más tiempo, eso no suena nada mal para ser sinceros. Lo pensaré un par de días en tanto preparas tus cosas. Escucha Sakura, este trabajo demanda tiempo y esfuerzo ya que la mayor parte del tiempo estaremos fuera de la ciudad así que básicamente vivirás con nosotros por grandes períodos de tiempo. Prepara todo, en una semana empezarás en tu nuevo trabajo. Te enviaré un mensaje con la respuesta respecto a tu hermana.
-— Piénsalo por favor, no es una mala oferta.
— Está bien.

Al salir hacia el parqueadero no pude evitar las ganas de vomitar y cedí ante el deseo natural. Acabo de vender mi alma al diablo - pensé desde ese momento -. Así que el conductor me llevó hasta unas cuadras cerca de mi casa y en lo único que podía pensar ese momento era en Shiori. Las lágrimas salían sin aviso y no tenían intención de parar.

Esa tarde, por muy raro que parezca, no quise estar en casa así que seguí mi camino hasta llegar a una pequeña cafetería. Necesitaba respirar y calmarme porque las cartas estaban sobre la mesa. Trabajaría en un circo, sepa Judas haciendo qué.  Fácil y solamente estuviera exagerando las cosas y no sea tan malo como lo imagino. Sin embargo, estaría lejos de mi hermana y lo peor de todo, no sabía a quién iba dejarle su cuidado en mi ausencia.

Dejaré la ciudad y no podré graduarme por lo que tanto me he esforzado ya que aplacé mi tesis por un tiempo el cual ahora sería indefinido. Me tomará años trabajar en ese lugar y pagar el resto del dinero. No sería fácil, eso te lo aseguro pero lucharé como lo he venido haciedo todo este tiempo para brindarle a mi hermana la felicidad y estabilidad que ella se merece sin importar el mío.

Mientras paseaba mis dedos por esa taza de café sumida en mis pensamientos, logro divisar a lo lejos una sombra que ya había visto antes, solamente no recordaba con claridad.

Aquella sombra se acercaba lentamente hacia mí hasta que logré ver su rostro. Era un hombre alto, piel blanca y sorprendentemente aterciopelada, con un cabello oscuro y ligeramente largo, además de unas marcas en el rostro que juraría son irreconocibles. Así que toma un asiento y lo coloca en la misma mesa que yo.

— Vaya, te encuentro nuevamente señorita.
— Siento que te conozco de algún lugar. Lamento no recordarlo con claridad.
— Pues si, soy el chico que te ofreció el pañuelo aquel día en el parque.
— ¡Oh claro! Lo siento mucho. No tuve oportunidad de agradecértelo.
— Ni lo digas, espero te encuentres bien. Me llamo Itachi. Itachi Uchiha.
— Es un placer, soy Sakura Haruno.
— El placer es mío.

Nuestra conversación fue un tanto agradable y había olvidado mis problemas de momento. Este chico desbordaba una felicidad y calidez que no lo sentía hace mucho y las risas que salieron de mí, aliviaron mi mente de maneras que no lo puedo describir. Por un momento sentía que debía desahogarme con alguien que no fuese a juzgarme. Fácil y sea la única vez que vea a este chico.

— Y dime Sakura, ¿Cómo te sientes? Siento una extraña vibra en ti.
— La verdad, en estos momento nada bien.
— ¿Sucede algo?
— Bueno, la verdad es que he aceptado un nuevo empleo y no sé qué tan buena decisión sea aquella. Tengo miedo porque debo salir muchas veces de la ciudad y no podré ver a mi hermana, sin embargo lo hago porque debo cancelar una deuda pendiente pero los problemas me abruman a cada momento.
— ¡Diablos! Eso suena terrible. Si me pides un consejo, puedo decirte que vivas un día a la vez. Intenta ver el lado bueno de las cosas y así veras que mientras más lo haces más rápido se pasa el tiempo.
— ¿Eres así de optimista siempre? - mencioné un tanto incrédula.
— Ja, ja, ja, algo así. Que te puedo decir, herencia de mis padres.
— Me lo imagino, tomaré tu sano consejo y....- entra una llamada - Discúlpame un momento, tomaré esta llamada.

Aquella llamada me trajo de nuevo al mundo real.

Papá finalmente no pudo con el cáncer. Papá había muerto...

Tsuki ga kirei desu neDonde viven las historias. Descúbrelo ahora