Epílogo

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3 años después.

Ron estaba nervioso, no paraba de mirarse en el espejo, tenía que verse bien, era el gran día, su día, el día que tanto había soñado, su boda con Harry, se sentía tan irreal, si a su yo de 11 años le hubieran dicho que se casaría con su mejor amigo, hubiera llamado a su madre para decirle que los gemelos le estaban haciendo otra broma, ahora parado en su antiguo cuarto, no podía creer que iba a dar el gran paso, su estómago se removía de emoción, si de algo no se arrepentía era de haber entrado en aquel compartimento del tren de Hogwarts y haber entablado conversación con ese chico delgado con lentes y ropa demasiado grande para él.
—Potter se va a casar contigo, no con la túnica, baja ahora mismo, o sino él mismo te va a venir a buscar—, le dijo Draco al entrar a la habitación—, ¿O es que ya te arrepentiste?, si es así dime, y estaré de lo más encantado en decírselo a tu novio, y luego escapáremos a las Bahamas.
—Deja de ser cruel con Harry, y no, no me arrepiento de quererme casar con él, sólo me estaba perdiendo en los recuerdos bonitos con él.
—Sobretodo cuando te pidió matrimonio, jamás en mi vida lo había visto tan nervioso y se supone que él es el-niño-qué-vivió, el héroe del mundo mágico, y cuando iba a colocarte el anillo no paraba de temblar—, dijo el rubio soltando una carcajada.
Y sin querer, Ron también se estaba riendo; ese día era su cumpleaños y Harry lo había llevado al karaoke donde le había declarado su amor hacía tanto tiempo, estaba los amigos de ambos y toda la familia Weasley, en un momento de la noche, empezaron a colocar la canción que había cantado cuando le había declarado su amor al de lentes, y cuando esta iba a la mitad, se había arrodillado, todo iba perfecto, la gente aplaudía, su familia y amigos gritaban de felicidad, él lloraba de alegría, pero al momento de colocar el anillo, no había anillo, o mejor dicho Harry NO conseguía el anillo, y cuando lo consiguió (estaba en el bolsillo de la camisa), se le cayó varias veces porque sus manos estaban temblando, al final pudo colocárselo en el dedo, entre aplausos, risas y chistes de los gemelos, se besaron sellando su compromiso.
—Déjalo, estaba nervioso, ya quiero verte yo, como te colocarás cuando le pidas a Astoria matrimonio—, le dijo Ron picandolo.
—Está bien, está bien, ya entendí el mensaje, nada de meterme con tu novio, ahora ¿Vamos?, ya te están esperando.
—Vamos.
Ambos chicos bajaron al patio, Draco ocupó su lugar en el altar, como padrino de bodas, Ron llegó a donde estaba su padre esperándolo.
—No puedo creer que te vayas a casar, si hace poco te tenía en mis brazos y eras una bolita malhumorada pelirroja—, le contó su padre con nostalgia.
—Oh vamos papá, no te coloques sentimental, con mamá basta y sobra—, le dijo en tono bromista.
Su padre le sonrió.

—Tu madre y yo te queremos mucho Ron, estamos orgullosos de ti, por la persona maravillosa que has sido desde siempre, y espero que seas feliz como te lo mereces, hijo—, le confesó su con lágrimas en los ojos.

Papá me vas a hacer llorar, yo también los quiero, gracias por hacer de mí la persona que soy, ahora dejémonos de sentimentalismos y vamos para que me entregues—, le dijo Ron con una sonrisa sincera.
—Vamos.
Ambos Weasley caminaron al altar, el mayor cumpliendo con la tradición lo entregó a Harry que gustoso lo recibió con una sonrisa enorme.
Harry se veía tan bien en esa túnica verde que resaltaba tan hermosamente sus ojos, y su espectacular cuerpo de auror.
La ceremonia empezó y los sollozos no hicieron falta, al momento de hacer el enlace mágico, los lazos que salieron eran brillantes y luminosos.
—Harry James Potter, ¿Acepta Ud al señor Ronald Billius Weasley como su esposo, para amarlo, respetarlo, cuidarlo, serle fiel, y estar con él, en las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?
—Acepto—, contestó Harry con una sonrisa.
—Ronald Billius Weasley…—, empezó a decir el ministro que llevaba la ceremonia hasta que Ron lo interrumpió.
—Acepto—, el ministro lo miró mal—, no me mire así, llevo años esperando decir esa simple palabra y me adelanté por la emoción, ¿Ahora puedo besar al marido mío?.
El ministro bufó divertido, pero siguió con la ceremonia.
—Ahora con el poder que me otorga el Ministerio de magia, los declaro esposo y esposo, puede besar al novio.
Ron ni corto ni perezoso, besó a su esposo, con emoción y alegría, los aplausos y silbidos fueron tan fuerte que apostaría que los escucharon por todo Londres.
—Con ustedes damas y caballeros, los señores Potter-Weasley—, terminó de hablar el ministro.
La pareja caminó hasta el centro de la pista, dando su primer baile como esposos.
—Se ve ud muy guapo señor Potter—, le dijo Harry.
—Si me veo guapo con ropa, imagínate sin ella—, le contestó el pelirrojo con una sonrisa coqueta.
—No veo la hora de irnos para nuestra Luna de miel y sólo dejarte en ropa interior.
—¿Quién te dijo a ti que yo llevo ropa interior?
Harry abrió la boca sorprendido pero sus ojos brillaban de felicidad.
—Vámonos entonces—, le dijo en tono de súplica el de lentes.
Ron soltó una carcajada.
—Quieto león, si te portas bien y te aguantas hasta la luna de miel, prometo dejarte usar en mí todos los juguetitos que compré, durante toda la noche, ¿Trato?—le dijo Ron pegándose a su esposo.
— De acuerdo—, le contestó Harry con un puchero.
Ron le sonrió y le dio un beso casto.
—Te amo Harry.
—Te amo Ron.
Y se volvieron a besar, pero esta vez era un beso en el que llevaba promesas, donde ambos se juraban al otro ser amantes, cómplices, compañeros y sobretodo… amigos por siempre.

Fin.

Nota de autora:
Si llegaste hasta aquí, mil gracias por leerme, este es un proyecto en que he trabajado por meses, y hasta ahora es que lo termino, amo ambos personajes, y el como se complementa el uno con el otro, habrá más de ellos en otra historia y en otra ocasión, amaría que dejen sus comentarios y me sigan, en mi perfil hay más historias, bueno me despido, hasta la próxima.
Besos.
Bebepushentido.

¿Amigos por siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora