Capítulo 12

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Había pasado dos meses desde que Ron lo había echado de su casa y de su vida, y Harry se sentía muerto en vida, ya casi todo le daba igual, esos días andaba de un humor que nadie lo aguantaba, hasta su jefe lo castigó mandándolo hacer trabajo de oficina, ya que se había peleado con sus compañeros 3 veces en menos de una semana, no era su culpa sentirse tan irritable.
En esos momentos había estado ignorando todo el papeleo que tenía que hacer, por estar mirando una foto, no una foto cualquiera, sino una en donde aparecía él y Ron sonriéndole a la cámara en una feria muggle, Harry sonrió, el pelirrojo se veía muy feliz en ese momento, y extrañaba no volver a ver esa sonrisa.
Había seguido el consejo de Ron y había vuelto con Ginny, pero a quien quería engañar, no sentía lo mismo por ella, y ella se había dado cuenta, sobretodo por lo que le dijo una tarde en la madriguera.
—Fui una tonta en no darme cuenta en que tú y Ron eran el uno para el otro, ambos encajan de una manera que ni tú y yo lo hacemos, en una relación debe existir complicidad, comunicación, fidelidad, entendimiento y sobretodo mucho amor, algo que nosotros no tenemos ni tendremos, así que te dejo libre para que lo busques—, le dijo Ginny llorando, pero se veía en paz.
—Él ya no me quiere tener en su vida—, le contestó Harry en un tono triste.
—Harry, él te adora, sólo está dolido, su amor por ti no viene desde ahorita, viene desde hace años me atrevería a decir, ¿Qué te hace creer que ese amor por ti se va a acabar precisamente en estos momentos?
—El tiempo mata al amor Ginny.
—Cuando el amor no es de verdad, y créeme es más fácil que las vacas vuelen, que el amor de Ron hacía ti, muera, ese sentimiento es tan terco igual o peor que él—, le tocó el hombro en señal de apoyo y se fue dejándolo solo con su marea de pensamientos.
Volviendo al presente, Harry miraba la imagen con añoranza, sintiendo cada vez más lejanos los recuerdos que tenía con el pelirrojo, estaba tan metido en sus pensamientos que se sobresaltó cuando lo llamó la secretaria de la oficina de aurores.
—Auror Potter.
—Si dígame.
—Vaya a la sala de espera, lo están buscando.
Y como apareció, desapareció con la misma rapidez.
Harry se extrañó, ya que nadie lo iba a buscar cuando estaba trabajando, así que se paró de su asiento y fue al lugar donde le habían indicado, y fue sorprendido al ver a las personas que lo estaba esperando.
—¿Malfoy?, ¿Señora Weasley?
—Potter, esto no es una visita de cortesía, venimos a pedirte que vayas y traigas a Ron, así sea rastras—, le dijo el rubio con ese tono aristocrático y mandón.
Harry alzó la ceja, no podía creer que el peliteñido llegara como si nada a ordenarle que hacer.
—Por si no estás enterado, Ron me echó a patadas de su vida.
—Al fin sacó su valentía Gryffindor, si no hubiera estado presente en la selección y estudiado con él, habría dudado de que fuera un león.
Harry apretó la mandíbula con rabia, y le iba a contestar, cuando la señora Weasley intervino.
—Draco querido, no vinimos a pelear—, lo reprendió la mujer—, Harry, por favor ve a buscar a mi hijo, no sólo por mí, sé que aunque no lo quieras admitir, extrañas a mí hijo, lo amas igual que él a ti.
Harry la miró sorprendido y empezó a balbucear.
—Harry, que no se te olvide que Ron es mí hijo, y sé que te ama, incluso desde antes que él mismo se diera cuenta de que lo hacía, y sé que con él eres diferente, eres de una manera que con Ginny no, es hora de que busques tu felicidad—, dijo ella acariciando su rostro con gesto maternal.
—El problema es que yo no sé donde está.
Malfoy que había estado callado, bufó.
—Típico Gryffindor, nunca se enteran de nada, pues para tu suerte, nosotros sí, está en Francia en la mansión Delacour, y—, le dijo el rubio sacando un peine—, aquí está el traslador, que en menos de un minuto se va a activar, recuerda Potter que debes traer a Ron así sea a rastras, mañana es la graduación de medimagos y él tiene que estar si o si, tocalo ya.
Harry rápidamente tocó el traslador, sintió la típica sensación de aparición, cuando abrió los ojos estaba en frente de una inmensa casa de campo, se frotó las manos y tocó la puerta.
A los minutos abrieron la puerta y apareció Fleur que al verlo frunció el ceño.
—¿Qué haces aquí Harry?
—Vine a hablar con Ron.
—¿Para qué?, ¿Para lastimarlo más?, déjalo que sane y sea feliz con alguien que no lo vea como una opción—, le dijo la chica haciendo ademán de cerrar la puerta.
Harry colocó su mano y pie para impedir esa acción, y sin pensarlo dijo lo que hacia tiempo se estaba en negarlo a admitir.
—Yo lo amo, mi vida sin él no es la misma, es cierto que me he portado como un cretino, y es mi culpa el haber hecho que Ron se alejara de todos, pero quiero y debo emendarlo Fleur, por favor déjame hablar con él, y si él insiste en que no quiere saber nada de mi, no volveré, lo prometo.
La chica lo miró con duda, pero soltando un suspiro lo dejó pasar a la casa.
—Sube las escaleras, tercera puerta.
—Gracias.
Harry salió corriendo y subió las escaleras, miró la puerta que le habían dicho con nerviosismo, ¿Y si Ron lo mandaba al demonio?, no sabría como reaccionar ante esa situación, pero sin importar lo que pasaría después, tocó la puerta.
Los segundos que pasaron sin abrirla, fueron agonizantes, hasta que una melena pelirroja apareció.
Ahí estaba Ron, se veía que no la estaba pasando para nada bien, su cabello brillante por naturaleza se veía opaco, sus hermosos ojos azules carecían de alegría y los adornaban unas ojeras que minimizaban la belleza de su rostro, se sentía culpable por verlo en ese estado, ya que era su culpa el que él estuviera así, al ver a Harry, su cara fue de sorpresa total.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a hablar contigo, ¿Puedo pasar?
Ron lo miró con duda, pero al final se hizo a un lado, para hacerlo pasar.
—¿A qué viniste?, ya lo que teníamos que decir se dijo, tú volverías con Ginny y yo haría mi vida con otra persona.
El hecho de imaginarlo con otra persona sus entrañas se retorcian por celos, sentimiento que nunca conoció con Ginny.
—Lo mío con Ginny, no funciona, ni funcionará, porque no la amo a ella, sino a ti—, le dijo Harry tomandole una mano y girando su rostro—, ¿Tú todavía me amas?
—No, ya no te amo—, le contestó Ron, pero no lo miraba.
El moreno le soltó la mano, y tomó su rostro, una parte terca se negaba en creer que el pelirrojo ya no lo amaba.
—Dime mirándome a los ojos, que ya no me amas, que no me deseas como siempre lo has hecho, dímelo y te dejo libre, saldré de tu vida.
Harry no apartaba la mirada, quería que si Ron lo sacaba definitivamente de su vida, lo hiciera mirándolo a los ojos.
—¿Por qué me preguntas eso sí sabes la respuesta?, sabes que nunca te he dejado de amar, que siempre lo haré—, le respondió con la voz entrecortada, y se separó de él—, ¿Feliz?, ya tienes tu respuesta para que te suba el ego, ahora vete.
—No, no me pienso ir sin ti, te amo, tardé en darme cuenta, pero no me arrepiento, porque mientras tu me ames, sé que tenemos una esperanza, ¿Lo intentamos?
No recibió respuesta, Ron no lo miraba, miraba cualquier parte menos a él, cuando lo miró lo hizo con una sonrisa coqueta.
—Convenceme.
Harry se precipitó a él, lo tomó de la cintura, y unió sus labios, los extrañaba tanto, lo besó con necesidad y deseo contenido, las manos de Ron estaban en su cabello y las de él empezaron a subir por su abdomen, Ron se quitó la camisa, Harry lo llevó a la cama y lo acostó suavemente, empezó a besar, morder y chupar la piel blanca que tenía delante, sacando gemidos del pelirrojo, poco a poco recorriendo su piel, le quitó las prendas que faltaban, dejándolo desnudo, lo contempló y su erección se hizo más dura si eso era posible, era hermoso, tanto por dentro como por fuera, abrió las piernas del otro chico y empezó a besar los muslos.
—Harry basta, te quiero dentro.
El aludido sonrió, murmuró un hechizo lubricante, metió primero un dedo, tanteando la entrada, luego metió el segundo y empezó a moverlos, los gemidos de placer no se hicieron esperar, al ver que ya estaba listo, se enterró dentro de un solo golpe, causando que Ron colocara sus piernas en su cadera enganchandolas, y sus uñas le arañaran la espalda, el movimiento fue rítmico, se sentía tan bien y tan correcto, estúpido él, que se estaba perdiendo lo maravilloso que era estar dentro del contrario, Ron gritaba su nombre con la frente perlada de sudor, y en ese momento se dio cuenta que una de las pocas constantes en su vida siempre ha sido el pelirrojo, y una constante que deseaba fuera así toda la vida, el moreno cuando imaginaba su vida con Ginny, se sentía incompleto, todo lo contrario si se la imaginaba con Ron, se sentía pleno y feliz.
—Vamos Ron, se un buen chico y correte para mí, mi amor.
—Harry estoy a punto.
—Me he dado cuenta de una cosa.
—¿Qué?—, le preguntó el pelirrojo con la voz entrecortada por la pasión recorriendo sus venas.
—Que siempre has sido, eres y serás tú y solamente tú, que siempre me has dominado igual que un imperio, que mi amor por ti es más grande de lo que alguna vez imaginé, y quiero compartir todo contigo—, le dijo con voz agitada.
Esas palabras causaron que el ojiazul se corriera y saliera de sus labios, un gemido de finalización, y al poco tiempo, el ojiverde también se corrió.
Harry jadeando se acostó en la cama y atrajo al otro chico pegándolo a su pecho. Al cabo de unos minutos de silencio, Ron habló.
—¿Todo lo que dijiste de que querías estar conmigo era cierto o sólo lo dijiste por el calor del momento?
—Lo dije porque eso es lo que quiero en verdad, deseo estar contigo.
—¿Sin sentimientos confusos?
—Sin sentimientos confusos.
—¿Sin dudas?
—Sin dudas.
—De acuerdo.
Harry sonrió feliz.
—¿Así que, si te convencí?
—Por supuesto, déjeme decirle señor Potter, que su poder de convencimiento es magnífico, tan bueno es, que me quedé con ganas de más, ¿Sería tan amable de terminarme de mostrar, su poder de convencimiento?
—Por supuesto señor Weasley, estaría más que encantado en poder convencerlo más—, le dijo Harry con una sonrisa pícara.
Ambos unieron sus labios en un beso tierno, plasmando el amor bonito que ambos sentían por el otro.

¿Amigos por siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora