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[Actualidad parte 1.]

— Te ves bien con esa camisa, combina con el tono de tus ojos. —

No me dijo nada, por el reflejo del espejo, Yugi me miraba fríamente y esos ojos opacos que lo atribuían desde que estábamos juntos.

— Como sea, iré a ver a Tau. — Me avisa antes de dejar la habitación.

Sonreí. Esa actitud tan fría y seca, muy característica de Yugi, ya me había acostumbrado a que me hablara y actuará así conmigo, irónicamente con Tau era diferente, ¿y cómo no hacerlo? Es nuestro hijo.

Gracias a Ra, Yugi no se comporta distante con el niño. Todo lo contrario, es amable y cariñoso, como debe ser, pero conmigo... Uhg, siento que no e avanzando mucho con mi relación con él; claro que me tolera cuando me tiene a su lado y me da muestras de afecto muy pocas veces, para mi, estos 2 años de casados, me hacen sentir que estoy en el campo de batalla de nuevo, solo que no comvato a mis viejos enemigos que intentaban esclavizar a mi pueblo. No. Todo lo congrio, en este campo de batalla solo existía yo y ese sentimiento de negación de Yugi para conmigo.

Me miro al espejo, me pongo la corbata y a continuación procedo hacer un nudo...

Esta situación...

Golpeó el espejo y este al instante se rompe, pedazo de vidrio caen al suelo y mi mano es herida en el proceso, puedo sentir el ardor de la herida y pequeños trozos del espejo que están en mi puño. La verdad es que no me importa el dolor físico, pero el emocional sigue creciendo y me fastidia saber que no he logrado nada con Yugi... Mi Heba.

Por mucho tiempo e estado esperando este momento, desde que mi propio hermano me encerró en esa tumba y me maldijo por años, privandome de muchas cosa y de mi amor por aquel chico que había entregado mi corazón hace mucho tiempo...

Y ahora que lo tengo de vuelta; que pude vengarme de ese desgraciado y estar a lado de le reencarnación de mi amor, resulta que nada es como lo que me había imaginado. Todo fue muy distinto; un amargo reencuentro, un matrimonio con una relación que no tiene ni pies ni cabeza y por último, un inocente que está pagando un castigo, qué, ¿quién sabé?, pudo ser mandado por los mismos Dioses.

Se supone que debía ser feliz, ahora.

¿Dónde está mis felices para siempre?

— Oye, Tau quiere verte, dice qué...

— Enseguida iré a verlo. — Interrumpí a Yugi cuando este había entrado de nuevo a la habitación. —Ignora el hecho del espejo roto. —Dije pasando a su lado. Su mirada recayó en mi mano. — Y olvidate de que alguna vez viste mi mano así. —

Tomé el pomo y justo cuando iba a salir, sentí la mano de Yugi en mi hombro.

— No vas a ver a mi hijo así . — Me advirtió, luego tomo mi mano y me llevo hacia el baño donde había un estuche de primeros auxilios.

Abrió la caja y sacó unas pequeñas pinzas, alcohol, algodones y unas vendas y prosiguió a curarme.

— No tengo idea del por qué te hiciste esto, pero no es divertido. —

— Lo es para mi. — Le dije, Yugi me hecho alcohol en mi mano, pensando que me quejaria del ardor, si tan solo supiera, que en mi vida pasada había aguantando heridas mucho peores, esta herida que poseía era de menor calibre.

Yugi no pudo ocultar su sorpresa a que no me quejaba de dolor, es más creo que ese hecho le molesto más.

Prosiguió en remover los pequeños trozos de espejo que se me habían incrustado en mi piel.

—Idiota. — Susurra.

Podría contestarle muchas cosas, hacerle uno que otro alago, pero cuando lo intentaba, mi mente solo me decía: " ya, cierra la boca." Mia ojos solo podían verlo y cuando lo hacían podía visualizar perfectamente a Heba en Yugi; esa mirada sería, esos labios, ese cabello, incluso el toque de sus manos... Sí, todo en él me hacía recordar a su yo del pasado, solo qué...

—Listo, puedes ir a verlo. — Se levanto, guardo el estuche y volvió a salir de la habitación.

La diferencia, era su amor.

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— Oye papá, ¿papi esta molesto contigo?. —

— ¿Por qué la pregunta campeón?. —

— Bueno... —

Al agacharme a la altura de mi hijo, le sonreí acaricie ese cabello tricolor que había sacado de mi y de Yugi haciendo una mezcla única entre ambos, sus ojos, cómo los míos pero con el tono de color de Yugi y su piel casi como la leche, lo hacían ver llamativo.

— Siempre te veo muy alejado de papi. — Juega con sus pequeñas manos volviéndose tímido. — Dime... ¿Papi no te quiere?.


*Continuará....

El otro lado de la tumba. [ATEM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora