Caricias, suaves, besos salvajes, marcas en la piel, gemidos altos y embestidas descontroladas.
Todo.
Absolutamente todo, era una ola de calor que abrumaban todos mis sentidos.
—Ah! ~ más fuerte, ¿Sí?. — Me dijo el Amor de mi vida mientras lo embestida en su punto dulce.
Mi amado Yugi, ¿Cómo has sido capaz de domarme todo este tiempo?, desde nuestra vida pasada hasta la actualidad.
Tu siempre supiste como engatusarme, como enamorarme tan profundamente.
—Dime que me amas. — Dijo mientras me corría dentro de él.
—Te amo. — Lo bese. — Te amo tanto mi amor. — Profundice el beso y el correspondió gustoso, cuando el beso terminó, nos miramos fijamente a los ojos.
Nuestra conexión, que se había formado milagrosamente, se hacía presente dándome a entender que Yugi quería tomar las riendas ahora.
Salí dentro de él, me recosté en el colchón y el se monto arriba de mi, penetrándose con mi miembro y comenzó a saltar lentamente manteniendo ese delicioso y torturante movimiento de caderas que siempre me hacia delirar y hacerle rogar.
— Yugi... ~. — Gemí con necesidad su nombre.
— Dime mi amor. —
— Amor~. — Gemí cuando hizo sus movimientos más rápidos. — ¿Podrías hacerme llegar?. —
Yugui sonrió como si hubiera ganado la lotería.
— ¿Cuál es la palabra secreta?. —
— Yugi~ — Rogué.
Sus movimientos pararon y yo cada vez me desesperaba por no llegar al clímax.
— Por favor. — Rogué.
— Dilo. —
—Tu ganas. — Dije rendido, el se acercó a mí y me beso nuevamente para luego romper el beso. — Tu siempre ganas. —Gemí. -Tengamos otro bebé. —
Escuche una risilla risueña y por fin pude sentir aquella liberación que relajo todos mis músculos gracias a los mágicos movimientos de mi compañero.
Yugi una vez se corrió, se acostó en mi pecho.
— Debería de... —
—Deberías de dormir. —Me dijo mientras con su mano tapaba mis ojos.
No se como pasó, pero después de que Yugi hiciera esa acción me quedé dormido.
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Después de dejar dormido a Atem, salí de la cama, cubriéndome con la manta que había en el suelo, tape mi desnudez y salí al pasillo donde aseguraba se encontraba aquella sombra que una vez jure amar.
Y como lo sospechaba, al acercarme a un balcón, me encontré con la silueta de Yami, me coloque a su lado, manteniendo una distancia considerable.
—Creí que estabas muerto. — Dije con seriedad.
— Yo también, pero ya sabes lo que dicen: "hierba mala nunca muere." —
— Debieron arrancarte desde la raíz, para que no volvieras jamás. . —
— Podría fingir que me duelen tus palabras, cariño, pero en realidad me divierten. — Ríe Yami.
— No te atrevas a decirme de esa manera de nuevo. — Mire con desprecio al hermano de mi esposo.
Yami por su parte me sujeto de la cintura, la acción hizo que una parte de la sabana descubriera una porción de mi piel revelando las marcas que Atem me había hecho.
— Mírate, estas tan sucio ahora. — Me dijo como si le diera asco, pero en realidad lo único que yo sentía era orgullo.
— Es una lástima que tu no pudieras dejarme de esta manera como lo hace tu hermano. —
Yami fruncio el ceño.
— Te juro que si el no hubiera interferido tu y yo... —
—Pero no fue así. — Le interrumpí y lo aleje de mi con un empujón haciendo que la sabana cayera por completo de mi cuerpo.
Yami solo sonrió al contemplarme por última vez así.
— No lo negare, eres hermoso incluso en una noche como esta. —
— Debes de irte ya. — Le dije, ya no quería escucharlo, ni siquiera verlo nuevamente.
El ríe un poco más y se para en el barandal del balcón.
— Te advierto una cosa, amor. Voy a volver y cuando eso suceda, créeme que no sólo tendré la sangre de mi hermano entre mis manos, si no que la tuya y la de tu hijo también serán mías. —
Me acerque nuevamente a el, lo tomé de su camisa y lo acerque a mi rostro con una mirada amenazante y retadora.
— Quiero ver que lo intentes hijo de puta. —
Lo siguiente que hice fue darle un ligero empujón y Yami cayó del balcón con una sonrisa maléfica, su cuerpo caía en picada hacia el suelo pero de un momento a otro este se esfumó en el aire como si nunca hubiera existido.
Vaya noche.
— Si, sigues de esa manera vas a resfriarte. —
— Sabes que eso nunca me afectaría. — Dije ante aquella voz gruesa ante mis espaldas, escuché como aquel hombre alzaba la sabana que alguna vez tuve sobre mi cuerpo. El hombre detrás mío volvió a colocarla en mi cuerpo para cubrirme.
— Yugi. —
— Por ahora no estoy para sermones Seto. —Me di media vuelta dispuesto a regresar a la habitación con mi querido Atem.
— ¿Sabes que debes de decirle a Atem sobre esto no?. —
Suspiré pesadamente.
— Claro que no se lo diré. El debe seguir creyendo que yo, solamente soy Yugi Muto y no Heba. —
El castaño niega con una sonrisa, pero acepta mi respuesta.
— Ten linda noche Seth, Joey debe estar esperándote.
—Igualmente, Heba. —
Continuará...
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El otro lado de la tumba. [ATEM]
Fanfiction"Debes de estar tan loco o eres muy valiente para invitar a un muerto a tu boda... Pero esta bien, ¿sabes qué?, aceptaré tu cordial invitación. Iré."