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Casi me atraganto antes las palabras dichas de Yugi.

Subí la mirada y al hacerlo me encontré con aquellos ojos amatista como las preciosas piedras que valen más que todo el dinero.

— Disculpa, no escuche bien. — Dije. —¿Qué has dicho?.

—Tengamos otro hijo. — Me repitió.

Yo creí que estaba sordo o que ya me fallaba el oído.

Simplemente esto no podía ser cierto.

—Yugi, ¿Sabes lo que me estas pidiendo?. —

—¿No quieres tener otro bebé?. — Me pregunto.

Obviamente aceptaría todos los bebés que él me diera, sin embargo, el gran dilema en mi corazón aún persistía y debía explicarle lo que tenía planeado hacer.

— Tenemos que hablar seriamente de esto. — Él me miró extrañado, tal vez porque simplemente nunca le decía que no. — No quiero otro bebé y tampoco quiero estar más contigo. —

La mirada de Yugi fue inexplicable, su   rostro se torno pálido, sus ojos tintinearon en un extraña emoción que no pude reconocer.

—¿Qué?. — Yugi parpadeo sin saber cómo reaccionar.

— Entiendo que esto no lo esperabas, pero siendo sincero, yo no creo que lo nuestro funcione. — Dije, Yugi se mantuvo callado. — Nuestra relación es complicada, me metí a tu vida sin permiso, te hice pasar por muchas cosas, y no sabes cuanto me arrepiento de verdad. — Mire hacia sus brazos donde nuestro hijo dormía profundamente. — Pero... —

—No. — Dijo y se paro. — No entiendo, ¿quieres separarte de mi por mi bien aun sabiendo que lo que me hiciste no tiene reparo alguno?, ¿que solamente buscas abandonarme? , ¿Eso quieres decirme?. —

— No intento abandonarte. — Lo interrumpí de la mejor manera posible, lo tome de los hombros e hice que volviera a sentarse. — Te amo, Yugi, pero ciertamente se que tu no me quieres como yo te amo a ti. A lo mejor me toleras, pero es todo. — Le explique.

Él negaba con la cabeza.

—No, yo... — Callo por unos momentos. — Tal vez no te ame, pero yo... Pero yo... —

Aún que él intentará pensar en alguna palabra que darme, yo sabía que no existía y él también lo sabía.

—Agradezco mucho el tiempo que me brindaste al dejarme estar a tu lado, pero creo que es momento de dejarte libre. —

Me acerque a él y deposite un beso en su frente.

— Tengo que irme, estaré afuera toda la noche ocupándome de algunos asuntos que se acaban de presentar. No me esperes despierto, duerme, descansa, mañana seguiremos hablando. —

Me di media vuelta y salí del lugar.

Yugi tal vez tarde en reaccionar a lo que acabo de decir.

Tal vez, incluso me odie por lo que hice, pero ya no había marcha atrás.

—¡Atem!. —

—¿Eh?. —

Voltee hacia atrás para encontrarme a Yugi a medio pasillo con la respiración agitada y los ojos cristalinos .

— ¿Donde dejaste a...?. —

Mis palabras fueron a calladas cuando los finos labios de Yugi tocaron los míos. Un suave moviento lo inició todo, sus labios intentaban hacer que yo respondiera.

¿Qué se supone que trataba de hacer?, ¿intentaba retrasarme o hacerme retractar de mis palabras?, porque eso no pasaría.

Detuvo el beso.

El otro lado de la tumba. [ATEM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora