4

198 20 3
                                    

Meses antes de la boda.

—¿Heba, no sabe lo que estamos haciendo?. —

—No. — Respondió el tricolor. — Y no es Heba, es Yugi, mi futuro esposo. — Corrigió hacía la castaña que iba detrás de él.

—Cierto... — Dijo Tea con la mirada gacha mientras veía a su amante caminar hacia una habitación donde los esperaba un hombre con cierta información.

Tea se detuvo en medio del pasillo y Yami, al no escuchar los pasos de la mujer que alguna vez amo, se detuvo para volver a verla con aquella mirada de tristeza, ya qué, hace un mes había terminado con su relación con ella, pues quería establecer enserio la relación con Heba, o mejor dicho: "Yugi".

— ¿Piensas en eso?. — Le preguntó Yami.

— Sí... — Susurro la castaña. — Comprendo que un nosotros no existe, y jamás existió. Quiero decir, solo hubo actividad sexual, pero...—

— Tu sabés que yo le pertenezco a Yugi y a nadie más. — Interrumpió Yami con la mirada seria. — No puedo continuar con esto. Yo de verdad.. —

—¿Lo amas?. — Cuestionó la castaña con la voz temblorosa, el corazón latiendo le como si se quisiera salir de su pecho y en su voz un toque de desesperación. Odiaba admitirlo, pero de verdad, había caído ante los encantos de ese tricolor de ojos rojos.

Por años pensó que su relación, desde la antigüedad, cuándo lo conoció; sería puramente una relación entre aliados, compañeros que sólo se querían deshacer del miembro más detestable de su familia:

Yami de su hermano mayor;Atem.

Y Tea, de su hermano menor; Heba.

Pero actualmente, en esta época actual, le había tocado conocer a Heba o mejor dicho Yugi; su Karma.

El chico de ojos lindos y amatistas se había ganado su cariño y aprecio y no mentía, lo quería como su hermano menor y no lo detestaba, no lo odiaba.

Tea sentía por Yugi un gran aprecio y amor fraternal.

Pero cuando llegó Yami a su vida, nuevamente, no pudo evitar enamorarse a primera vista de él.

Todo en él era tan nuevo, y es que, vivir en esta época actual, hizo que lo conociera profundamente llegándose a enamorar tan profundamente del tricolor de ojos rojos.

Pero... Él, cómo en la antiguo Egipto, estaba enamorado de Yugi.

Y ella, sólo podía ver eso.

Cómo lo estaba hacían do actualmente, sólo qué, en este caso, si se llevó a Yami a la cama, donde pudo gozar de muchas noches divertidas, aún que en esas noches había algo amargo que siempre opacaba esa delicia de noche y ese era, que el tricolor de ojos rojos no se quedaba con ella, siempre se iba después de terminar.

Así qué, del todo no podía estar satisfecha.

¿Acaso estaba destinada al desamor y despecho al no tener a su hombre a su lado?.

—¿Tea?. — Preguntó confundido Yami, una vez que vio cómo la castaña fue hacia él y lo tomó de su mano deteniendo el paso de ambos.

— Por última vez. —

—¿Eh?. —

—Solo una vez más. — Dijo. — Bésame una última..- — La castaña fue interrumpida estrepitosamente por unos labios finos y rosados. Tea se sonrojo al sentir las manos de Yami en su cintura y como éste le miraba directamente a sus azules ojos transmitiendole cierta... ¿Ternura?, ¿era eso?, ¿o que otra cosa podría significar esa mirada?, pues amor no era.

La lengua de Yami busco la de ella y al encontrarla, este comenzó a jugar la de su compañera, ella gimió bajito y en respuesta Yami gruñó gustosamente.

La falta de aire comienza hacerse presente y Tea siente que no quiere terminar el beso quiere que esté momento sea eterno y que nunca termine, aún así, debe separarse y en el proceso un hilo de saliva lo une para finalmente romperse cuándo Yami, relambe sus labios dibujando en ellos una sonrisa traviesas mientras sus mejillas están levemente rosas.

— Espero en un futuro próspero consigas a la persona indicada para ti, Tea. — Le deseo Yami a la mujer que apreciaba con todo su corazón. — De verdad te deseo felicidad. —

La chica solo sonríe con ternura y en respuesta solo le da un golpe gentil a Yami en su mejilla.

— Eres un idiota. — Murmura ella.

— Pero seré el idiota que entregues en el altar. — Sonrió este con autoficencia.

Tea asintió orgullosa.

Y entonces, las puertas de aquel despacho de abrieron dejando ver a un sonriente rubio de ojos mieles.

— ¿Acaso son tortugas o qué ?, ¿por qué tardan tanto?. — Se quejo Joey al ver a la sonriente pareja qué... Más adelante iba apagar por sus crímenes.

— Sentimos mucho la tardanza. — Se disculpo Yami con su amigo mientras se adentraba hacia el despacho de su amigo donde noto el monto de dinero sobre el escritorio.

— Aja. — Contestó Joey fastidiado por la tardía de sus "amigos". — Solo entren y hablemos de ya saben qué. —

Tea asintió entrando a la habitación, Joey cerró la puerta para comenzar con sus plan.

×Continuará...



El otro lado de la tumba. [ATEM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora