VI. Tan fácil como chuparse un dedo

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Tipo de narrador: Omnisciente.

***

El reloj marcaba las diez y media de la noche del sábado y 6 jóvenes herederos de cierta familia poderosa estaban listos para hacer lo que mejor hacían después de mentir: irse de fiesta. Como ya era costumbre, Verónica iba en el Audi TT RS negro mate con Ethan Walker —su chofer y novio a escondidas—, de conductor, mientras que Anna, Emma y el resto de los Altamira iban en la Range Rover Sport 2019 negra, con Erick al volante.

— ¿Cómo pueden irse de fiesta todos los fines de semana y mantener su vida escolar? —cuestionó Ethan, deteniéndose en un semáforo en rojo y posando su mano derecha sobre la palanca del auto.

—Casi faltan dos meses para terminar el instituto y todas mis materias están básicamente aprobadas —explicó Verónica, poniendo su mano izquierda sobre la derecha de Ethan—. Me di cuenta que con un poco de esfuerzo y sin matarme tanto puedo obtener las mismas calificaciones. No estaré en último año de instituto para siempre, tengo que aprovechar cualquier oportunidad de pasarla bien.

—Te entiendo —dijo Ethan—. ¿Ya pensaste en la universidad?

La universidad.

Esas últimas semanas habían estado tan cargadas de emociones fuertes, muertes, mentiras y encubrimientos que sus planes a futuro los había dejado de lado.

¿Qué pasaría si V finalmente la mataba?

El futuro por el que Verónica había trabajado a lo largo de su vida —ya fuera con sesiones fotográficas, castings y contenido para sus redes sociales—, tal vez estaba más lejano de lo que creía. En ocasiones incluso creía que moriría antes de saber quién era V.

—No estoy segura aún —repuso ella finalmente—. Creo que me tomaré un año sabático una vez salga del instituto. Necesito un descanso de toda esta mierda.

— ¿A qué te refieres con "esta mierda"? —inquirió Ethan, poniendo el auto en marcha nuevamente.

Verónica pensó en V y devolvió su mano a su regazo: llevaba un ajustado vestido rojo corto de terciopelo, con un pronunciado escote en V en su espalda, su rubio cabello estaba ondulado con una diadema de perlas en él, que hacía juego con su collar y zarcillos. El leve rubor de sus mejillas hacía que sus pómulos lucieran imponentes, su párpado cuidadosamente maquillado resaltaba el color verde esmeralda de sus ojos. Su labial carmesí hacía que sus labios lucieron deseables.

—La muerte del abuelo, la convivencia en la villa, los asesinatos —contabilizó con sus dedos—. Ya sabes de lo que hablo.

—Necesitas un respiro de Rosefield —insinuó Ethan.

—Permanente, si es posible —concluyó Verónica.

Su teléfono sonó en su pequeña bandolera roja de Marc Jacobs, haciendo que su corazón se acelerara de inmediato. Abrió el cierre y hurgó dentro del bolso con su mano derecha, encontrando su celular. Una vez lo tuvo en sus manos lo desbloqueó, liberando un suspiro de alivio: era un whatsapp de Emma.

¿Ya te besaste a Ethan?

Verónica rio por lo bajo y negó con la cabeza.

— ¿De qué te ríes? —preguntó Ethan sin despegar la vista del camino, esbozando una sonrisa.

—De nada —repuso Verónica, mirándolo de reojo mientras tecleaba algo en su teléfono.

¿Qué te hace pensar que me vine con él solo por eso?

ALIVE | The Liars Saga | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora