Matthew
—Un mes ya... —murmuró mi padre, arrodillándose frente a la lápida para dejar un ramo de rosas blancas mientras se persignaba.
—Es increíble lo rápido que pasa el tiempo —acotó la tía Aurora.
—Todavía recuerdo vívidamente esa noche —dijo la tía Oriana.
— ¿Quién no lo hace? —Cuestionó Verónica—. Creo que esa es la verdadera pregunta.
Emma —quien estaba a su derecha—, la abrazó de lado, a la par que agarraba a Joey de la mano.
Eran las cuatro y media de la tarde del viernes.
Las nubes comenzaron a tomar posesión del cielo que minutos antes estaba despejado, sirviendo de presagio para el posible chaparrón de agua que podría caer esa noche; nos encontrábamos en el cementerio local junto a la tumba del abuelo.
Contemplar como la hierba había crecido un poco alrededor de la lápida de Don Alberto Altamira me hizo reflexionar sobre lo rápido que había ocurrido todo, al igual de que caí en cuenta de que hacía exactamente un mes atrás todo estaba iniciando: V había aparecido en nuestras vidas para destruirlas.
En tan solo un mes V se las ingenió para asesinar a cuatro personas e involucrarnos en el proceso.
El recuerdo de la brisa fría aquella noche en el bosque que rodeaba la cabaña familiar me golpeó en la cara tan fuerte como la persona con la que peleó Louis ebrio le había pegado en el rostro, dejándole ese moretón algo visible; aquella noche también iba a llover, por lo que la brisa mecía con furia los árboles.
—Esto no me pinta bien —había dicho yo dos semanas antes, mientras avanzaba guardando una distancia prudencial detrás de Courtney acompañado de los chicos.
Louis se detuvo en seco.
—Estás a tiempo de devolverte, si así lo quieres —espetó algo molesto, pues llevaba un rato quejándome del frío, las ramas y la humedad del sitio.
Vi por sobre mi hombro la oscuridad del espeso bosque a mis espaldas y tragué grueso: teníamos rato caminando y la música ya se escuchaba lejana, por lo que no era difícil deducir que estábamos lejos de la cabaña familiar —donde se estaba celebrando la fiesta de iniciación de las animadoras, claro—. Llevé mi mirada hacia Louis y le sonreí.
—No gracias, ya comí —repuse apenado
Además, ¿Quién quitaba si por haberme devuelto corría la misma suerte que tuvo Rachel y V se cobraba un dos por uno —un Altamira menos, además de una nueva víctima—?
—Entonces camina —ordenó Louis, indicándome con la cabeza a que siguiera a Sabrina y Joey.
— ¿Podrían hacer menos ruido? —Pidió Sabrina—. Suficiente tenemos con el que hacemos al caminar y mover las ramas.
— ¿A dónde se fue Court? —preguntó Joey.
Todos volteamos al frente y encendimos las linternas de nuestros teléfonos mientras mirábamos a nuestros alrededores
— ¡Mierda! —exclamó Sabrina por lo bajo.
—La perdimos por tu puta culpa —me recriminó Louis.
— ¿Y yo qué hice?
Me sentí momentáneamente culpable, porque de no ser por mí ellos no se habrían frenado.
—Lo lamento —dije en un hilo de voz, a punto de caer en llanto.
—V puede estarla matando justo ahora —puntualizó Joey, recibiendo un ligero golpe en la cabeza por parte de su melliza—. ¡Auch!
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ALIVE | The Liars Saga | Libro 2
Gizem / GerilimNada permanece oculto para siempre. The Liars saga: ALIVE (Libro 2)