XVI. Confiar en el enemigo.

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Verónica

La tarde del viernes me encontraba tomando sol junto a Emma en la piscina de la villa, aprovechando de la temperatura del mismo para broncearnos un poco antes de la subasta benéfica que se celebraría el día siguiente. Algunos pájaros volaban los cielos de Rosefield, la brisa cálida apenas movía las hojas de los diferentes árboles y arbustos que habían el amplio terreno que comprendía la villa familiar y —de acuerdo a los pronósticos—, una fuerte lluvia caería esa noche.

Este sol es de lluvia —había dicho Emma, acomodándose sus lentes de sol cuando salimos del interior de la villa hacia la piscina.

Habló doña Emma —bromeé ante su acotación random.

Para entonces ya estábamos tomando unas copas de limonadas para refrescarnos mientras leíamos algunas artículos donde se me mencionaba a mí y a la subasta benéfica que había anunciado días antes en mis redes sociales.

—Que tu tío haya venido a Rosefield te cayó como anillo al dedo —dijo Emma.

Tomé un trago de mi vaso mientras asentía con la cabeza—. Con esta subasta benéfica por fin hablarán sobre mí de otra cosa que no involucre un asesinato o alguna tragedia familiar.

—A veces me siento mala amiga —admitió ella.

Em, no empieces —murmuré, bloqueando mi celular y dejándolo a un lado para centrarme en ella—. Has estado a mi lado todo este tiempo soportando cosas que no debes, más bien estoy apenada contigo por cómo te ha salpicado todo mi drama familiar desde que mis primos llegaron.

Ella bloqueó su celular también y dirigió su vista hacia mí.

—Eres realmente fuerte, ¿Lo sabes? —Afirmó Emma, agarrando mi mano derecha—. Con lo del asesinato de tu abuelo, los interrogatorios de la policía y todo el desastre mediático que hay en redes desde que los asesinatos comenzaron...

—No tienes que... —interrumpí.

—Odio como toda esta situación te ha estado salpicando, porque tú más que nadie mereces paz —continuó Emma—. Maldición, ¿Asesinan a tu abuelo en tus narices y a ti es a quien culpan?

Emma continuó dándome argumentos y resúmenes sobre su perspectiva de las cosas con respecto a la situación de V —sin saber que le teníamos un nombre, claro—, y sobre cómo ese psicópata me involucraba en cada asesinato que cometía.

¿Cuándo acabaría el juego en el que V me había envuelto?

Y ella tenía toda la razón: había un total desastre mediático en redes sobre lo que estaba ocurriendo en Rosefield.

—La teoría fuerte que se rumora en los pasillos es que V es alguien del instituto —acotó Emma—. Ya sabes, por lo de Adam, Gavin, Patrick, Nolan y Rachel.

— ¿V? —repetí incrédula.

—Ya sabes, el infame V —aclaró, leyendo algo en su celular—. Aunque me parece un nombre ridículamente largo, así que V está bien.

Emma me pasó su celular con el navegador abierto en la página de Rosefield News —el noticiario local—, con un artículo con el titular de "EL INFAME V: EL LADRÓN DE LA SEGURIDAD EN ROSEFIELD" donde se describían algunos detalles de los recientes homicidios que habían ocurrido en el pueblo.

Sin darme cuenta —y sin estar al pendiente de ello, de hecho—, los homicidios ocurridos en el pueblo ya eran medianamente conocidos en el estado, y podía apostar a que de a poco sería un caso viral a nivel nacional.

ALIVE | The Liars Saga | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora