*Capítulo 7*

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*Gabriel*

Antes no solía dormir. Estaba todo el tiempo observando a la humanidad y haciendo entrar en razón a las almas que debían abandonar la tierra, convenciéndolas de que irían a un lugar mejor. Porque lo era. Oculto de todo mal, solo había paz y tranquilidad.

Ahora estaba frente al espejo del baño de los chicos de un internado para hijos de almas condenadas, pecadores.

Me repetía una y otra vez que Dios, Padre, daba las tareas más difíciles a sus mejores guerreros. Y esto era complicado y nuevo para mí. Estar sin mis alas, sin poderes, en un lugar con aroma a malicia, a ira, a rencor, a pecado... Y todo por ella, porque era mi responsabilidad, y yo, su Ángel Guardián.

Pasé las manos por mi cabello húmedo, y luego por mi rostro. No me gustaba tener que fingir ser un simple mortal, pero debía afrontar las consecuencias de mi negligencia.

Al ser sábado teníamos derecho a pasar parte de la mañana y la tarde en el gran patio. Mi plan era acercarme a Lilith, con cualquier excusa, quería terminar con eso cuanto antes.

Una vez en la habitación decidí ponerme unos jeans ligeros y un abrigo. Las nubes grises y el clima húmedo anunciaban que el otoño estaba por venir.

Andrew y Simon llegaron al cuarto. Podía sentir sus auras, la tranquilidad de un día libre nos motivaba a todos.

- Hey, saquemos el balón, juguemos un poco para estirar las piernas.- Dijo Simon a la vez que se recostaba en su cama.

- Me parece buena idea, aunque el clima anuncia lluvia.- Dije con acierto. En menos de cuatro horas caería un gran chaparrón. - ¿Qué piensas, Andrew?.- Su aura había cambiado totalmente, ahora estaba preocupado.

- ¿Andrew?.- Simon intentaba reclamar la atención del chico, que estaba embobado mirando por la ventana.

- Solo esperemos que no llueva, sería una pena perder el único día libre.- Dijo caminando hacia el escritorio.

- ¿Pasa algo?.- Con un poco de suerte, lograría que se desahogara.

El chico suspiró. Un Ángel siempre consigue lo que quiere, es un gran don, que muchos llaman manipulación.

- No digáis que os lo he dicho.- Sus ojos cafés nos analizaron a Simon y a mí.- Hoy habrá un conflicto de bandas.-

- ¿Quiénes?.- Preguntó con angustia el pelinegro.

- México...- Hizo un pequeño silencio.- Con Asia.- Exclamó con impotencia, melancolía y algo de miedo.

- Pero tú eres de España.- Dije sin comprender.

- Pero Andrea es de México.- Simon se llevó las manos a la cabeza y caminó por la habitación.

La impotencia era evidente en ambos chicos, tenía el poder necesario para calmarlos, pero no sabía que decir.

- Lo que me choca es saber que por más que quiera no puedo hacer nada.- Caminó hacia la ventana.- Si le pasa algo creo que me muero.-

- ¿Quién es ella?.- Pregunté queriendo indagar en el asunto.

- Andrea.- Esbozó una media sonrisa y la tristeza se apoderó de sus ojos.- Es mi ex, rompimos hace solo una semana.- Aún miraba por la ventana, y empezaba a comprender las cosas.

- Sí puedes hacer.- Los chicos me miraron con un atisbo de sarcasmo en sus rostros.

- Gabriel.- Simon caminó hacia mí y me puso una mano sobre el hombro.- No te enteras de nada, ¿verdad?.- Negué con la cabeza.- Una vez que entras en una banda no vuelves a ser tú solo. Si nuestro colega aquí presente.- Dijo señalando al chico.- Decide entrar en esa pelea, España se tiene que meter, y no creo que funcione, pues Asia nos supera tanto en integrantes como en técnicas para borrarnos a todos de esta puta escuela.-

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