- No puedes llamarnos cada vez que te hagan una broma pesada -usó el típico tono de voz tan característico en la mafia.
- No era una broma pesada, mamá. Eran los rusos, habían pétalos de peonía por todos lados -respondí con impaciencia.
- Estás a salvo ahí, no te pasará nada. Tienes a Valeria que te hará compañía, poco a poco te irás adaptando...
- Veleria es una marioneta más. ¡Estoy harta de esto! -grité- Sacame de aquí, pueden ponerme guardaespaldas, dejo de salir por las noches, hago lo que sea con tal de volver -a este punto el orgullo no me servía de nada.
-Suspiró-
- Lilith, ya lo hablamos. Nada de lo que digas nos hará cambiar de opinión, esto es por tu bien...
- Sí, claro, haces tantas cosas por mi bien -respondí con obvia ironía.
Colgué el teléfono. Hablar con mi familia me irritaba, en especial con mi madre.
- Gracias.-susurré y me dispuse a salir de la recepción
- ¿Sabes que usaste la llamada de esta semana? –dijo la secretaria regordeta tomando mi mano en un acto de llamar la atención
La miré con seriedad y rápidamente retiró su mano de la mía.
- Sí, lo tengo claro.
Giré sobre mis pies y empecé a subir escaleras, mi habitación estaba en el cuarto piso. En este internado solo podías llamar a casa una vez por semana, mi familia sabía al lugar donde me enviaban y no sé por qué no dejaban de sorprenderme.
Una vez más mi madre pensaba que solo intentaba llamar la atención, ¿Tan débil me creía?, era más que obvio que no quería estar en este lugar pero jamás haría algo así con tal de llamar la atención, no era algo propio de mi.
Entretenida en mis pensamientos no me percaté que había ido a parar a otro piso. Sentí algunas voces en una habitación y distraída no dudé entrar a preguntar. Mala decisión.
<<<Nunca debes entrar en una habitación sin tocar antes, y menos si es de un internado>>>
Un grupo de chicos tenían a otro amarrado, con el rostro lleno de golpes y sangre. Era obvio que le habían proporcionado una buena golpiza. Al entrar todos me observaron.
- Perdón, no debí entrar así.- Dije en voz baja.
El que parecía el "líder" esbozó una media sonrisa y se sentó en la silla que estaba en mi dirección. Los demás, incluyendo el golpeado, miraban expectantes.
- Ah, pero si es la nueva.- No contesté. - Lilith, ¿no?.-
No me atrevía a mirarlo a los ojos o al rostro. Solo afirmé con un leve movimiento de cabeza. Algo me decía que esto no se quedaría así.
- Y bien Lilith, ¿No te enseñaron a tocar puertas?.- Tenía un acento raro, no era italiano, a la legua se podía notar.- Creo que esa no debería ser la pregunta, ¿Sabes hablar, Lilith?.-
Todos los presentes se rieron a carcajadas. Pude sentir calor en mis mejillas.
- Creo que debería irme.-
Abrí la puerta y salí lo más rápido que pude de ese piso. Tenía que adaptarme a caminar por este lugar tan grande.
Bajé las escaleras y me encontré con Antonella saliendo de lo que parecía ser la enfermería.
- Antonella.- Llamé con alivio.- ¿Vas a la habitación?.-
La chica me miró con curiosidad.
- Sí.- Caminé a su lado, me sentía más segura. - Te has perdido, ¿verdad?.- Su voz era algo suave.
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Génesis
FantasyLilith D'angelo es una chica que ha sido enviada a un internado en las afueras de Roma tras un gran conflicto de mafias por un enemigo de su padre. Tras dos días de encierro y miradas burlonas por parte de los demás alumnos, se siente sola, salvo p...