4. EL primer aviso

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Tras bajarme del autobús, cumplir con mi rutina diaria y ser quizás un poco más amable con mi hermano, decido hacer algo interesante conmigo misma. Tengo que enfocar esta situación de otra manera. No creo que sea sano dejar que Karl o los de la clase me manipulen, pues tengo algo de miedo por lo que les pueda pasar a Sora y Clean. Ellos, no merecen que jueguen con ellos como lo han hecho conmigo, y no pienso permitir ni un día más esta situación. Subo a mi cuarto y primeramente pongo orden a todo lo que hay a mi alrededor. Llevo semanas sin limpiar ni ordenar. Subo la fregona y tres bolsas de basura. Cambio las sabanas y tiendo la cama. Luego saco la ropa sucia y organizo las cómodas de ropa y el armario. Cojo en una caja todos los regalos y cartas que me escribió Karl y los meto en una de la bolsa la cual pongo encima de la cama. Luego ordeno y limpio todo lo demás. Al final el cuarto queda impoluto. Cuando mi entorno esta adecentado, bajo a la cocina y hago más té. Lo llevo a mi cuarto y comienzo a trabajar en mi plan. Primero separo las cartas de Karl por fecha. Y luego comienzo a analizarlas una por una, buscando respuestas.

1ºCARTA:

Para mi querida Lea.

Sé que te encanta que te escriban, porque te parece que así es más personal y nos permite comunicarnos mejor. Aun así estoy un poco nervioso pues no sé muy bien que debo escribirte en una carta.

Conocerte me ha abierto una inmensa puerta de posibilidades que no esperaba que se abrieran jamás. Tu presencia parece iluminar mi vida, esa manera retorcida que tienes de ver la vida. Siempre tan diferente, siempre sin ser consciente de ser tan perfecta como yo te veo. Amo cada detalle de ti, sin importar lo raro que pueda parecer a lo demás. Quiero cada una de las diferencias, esa manera tan tuya de decir las cosas.

¿Qué importa lo que digan los demás? Te quiero y eso es lo único que importa mi realidad, mi destino y mi futuro.

Dame el beneficio de la duda, pase lo que pase no dejes de creer en mí.

Karl.

Tras leer la primera carta, pensaba en lo tonta que fui..., no me di cuenta de cómo me estaba denigrando este tipo. Me trataba como si yo fuera un bicho raro, no lo podía creer. Vale que yo me he sentido diferente a los demás pero eso jamás me ha impedido relacionarme bien.

2º CARTA:

Siempre mía Lea.

Respondiendo a tu otra carta, eres muy ingeniosa con eso de "siempre, distinta, pero nunca bajo la misma cara". A pesar de, que me digas que no eres siempre la misma para todos. Yo quiero que seas tú, pero con un pequeño matiz, quiero a tu verdadero yo solo para mí. Si alguna vez esto cambiara no se qué podría hacer. ¿No sé si me entiendes? No me importan cuántas caras tengas, pero quiero tu verdadera cara solo para mí. Así tuviera que separarte de todos. Te quiero, más de lo que jamás imagine...

Déjame separarte del mundo y hacer un mundo únicamente para nosotros.

¿Cómo pudo parecerme a mí esto romántico? No lo era, parecían las cartas de un acosador. Supongo que el amor te hace más ciega a los indicios obvios, ahora sé que Karl no me convenía desde el principio. Seguí leyendo carta tras, tras carta, cada cual más horrible que la anterior. "Necesito poseerte, física y mentalmente" o frases como " Algún día estaré en tu mente." O la que más miedo me dio "Cuando te tenga, destruiré tu mundo para hacer otro a mi medida". Este chico daba grima y yo soy realmente una irresponsable.

Cuando ya me había leído todas las carta y las había analizado, me puse a hacer todo los deberes del día y deje el de filosofía para el final pues era el más largo. Una vez hube terminado con todo esto. Decidí salir a hacer fotocopias de las cartas para poder subrayarlas y tener una segunda opinión de mis nuevos aliados mañana y no solo eso, sino para tener pruebas por si las cosas se ponían difíciles. Camine durante unos 15 minutos, hasta llegar a la papelería que tanto me gustabas. Al entrar salude a Julia.

-Bunas tardes Julia.- Dije con una amplia sonrisa.

-Buenas tarde Lea, ¿qué quieres hoy?- me devolvió el saludo y como siempre me dio prioridad.

- Unas fotocopias de esto, tomate tu tiempo, así puedo mirar cositas. - Saque la carpeta donde tenía las cartas y se las di.

-Tu como siempre.- Sonrió y cogió mi carpeta.

Mientras ella atendía a unos cuantos cliente, yo me perdí entre los pasillos de la librería, y al final llegue al estante de los colores y los botes de las distintas pinturas, oleos, acuarelas, miles y miles de tonalidades. Me volvía loca observar como esos colores se degradaban y mezclaban volviéndose algo maravilloso y perfecto. En el fondo tenía alma de artista y lo sabía, ojala la carrera no fuera tan cara, suspire al pensarlo. Escogí un par de lápices pastel y fui a pagar las fotocopias y los lápices.

_ ¿Todo listo, Julia?_ Le dije acercándome al mostrador y colocando los lápices con delicadeza.

-Aquí lo tienes.-

Ya había calculado el precio así que le pague y me marche haciendo un gesto de despedida. Comencé a vagar por las calles un poco sin rumbo. Cuando sentí la presencia de alguien detrás de mí, comencé a caminar más y más deprisa y seguía notando esa presencia. Me detuve buscando mi móvil en el bolso, pero había olvidado cogerlo, estaba realmente asustada. Traté de hacer un mapa mental de las calles más transitadas, que podían llevarme a casa sana y salva, aun que tenía miedo pues inevitablemente tenía que pasar por una zona muy solitaria, y al ser ya de noche le eche valor. Al final me convencí de que no ocurriría nada, y de que estaba muy paranoica con el tema de las cartas.

A medida que caminaba, mi paranoia aumentaba, antes de llegar a la zona solitaria comencé a corre todo lo que mis piernas eran capaces. Tenía mucho miedo, de pronto unas manos me atraparon y tiraron de mí, ya sabía quién era, me revolví con mucha violencia y conseguí escapar. Pero me siguió y esta vez me tiro al suelo, sentí sus manos recorrerme todo el cuerpo. Me asqueaba la idea, me giro y pude ver su cara, era Karl. Mi voz no salía, no podía gritar solo lloraba silenciosamente. El se acerco a mi e intento besarme pero yo le mordí haciéndole sangrar. Su cara era de incredulidad. Aun así no me hizo ningún daño. Estuvimos mirándonos un par de segundo y finalmente el se acerco a mi oído y dijo.

-Este es el primer aviso.- Se levanto de encima de mí, no sin antes darme un largo repaso con la mirada.

Me sentí asqueada. Cuando se marcho entre la oscuridad de las calles. yo no podía moverme, las lagrimas no dejaban de salir de mis ojos y no podía dejar de temblar. Al fin pude levantarme. Cuando llegue a casa, ya me había limpiado la cara. Aun así no quería que nadie me viera en ese estado. Subí las escaleras pero por desgracia me encontré con mi hermano, maldije mi suerte.

-¿Lea, que ha pasado?- Su cara era un poema, confusión y preocupación.

-Nada.- Dije con un hilo de voz.

-No te creo. Respóndeme o tendré que averiguarlo.-Me amenazo.

-¿Es que no puedes, solamente, dejarlo estar? Te crees que con una puta amenaza, voy a ir corriendo a contártelo todo. Ya no somos niños, ya no me puedes manipular de esa manera. Deja me en paz.- Dije con furia y Salí corriendo a mi cuarto y me encerré en el.

-No volveré a preocuparme, por ti, que lo sepas. No puedes tomarte un maldito gesto bien. Eres de lo peor.- Se encerró también en su cuarto, le oí refunfuñar un rato y finalmente se hizo el silencio.

Susurre un lo siento, pero no quería entrometerle en esto, al final volví a llorar otra vez, desconsoladamente hasta dormirme. Volví a soñar con Karl, esta vez fue con el primer día de instituto, que maravilloso día aquel.

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Como volver se loca en un mes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora