Las cosas que nos ocurren a diario suelen pasar desapercibidas, recuerdos sin importancia que con el tiempo olvidamos. Pero en ocasiones nos ocurren cosas que dominan todos nuestros actos y decisiones. Puede que lo que me ha ocurrido hasta ahora no parezca demasiado grave incluso alguno de vosotros pueda pensar que se trata de una broma de Karl y ya por frivolizar, alguno de vosotros podría pensar que lo que me está ocurriendo es algo que me merezco por libertina.
Yo misma os daría la razón, mi relación con Daniel y mi actitud frívola a la hora de vivir una relación. Puede que incluso penséis que Karl tiene razón por acosarme. Es más su honor debe ser limpiado y debía vengarse de mí. Y no quiero que paséis por alto el punto de vista de Karl.
Pero antes de poneros en la piel de Karl os diré la verdad por dolorosa que parezca, es más me niego a embellecerla con retorica o tergiversándola para parecer la buena, me niego a ser la buena en esta historia.
Como ya os dije para mí la relación con Karl fue lo mejor que me pudo pasar o al menos eso era lo que yo creía, recuerdo que cuando nos conocimos no tardo ni una semana en pedirme salir con él. Por aquel entonces, me había enterado que no volvería a ver a Daniel en años, quizás nunca más. De modo que me involucre en un grupo de de bohemios, hippies y personas que veían y entendían el mundo como lo hacía Daniel. Jamás me enamore de Daniel, yo creo que estaba obnubilada con su manera de vivir la vida, es más diría que ese es el tipo de vida que quería para mi, Tenía la imperiosa necesidad de encontrar personas que supieran satisfacer mis inquietudes sobre la vida, que me aportaran conocimientos y nuevas experiencias. Hice buenos amigos y me introduje en ese mundo. Bares y lo cales de ambientes, drogas, filosofía, poesía y arte. Eso era lo que yo quería. Lo probé todo sin quedar demasiado satisfecha. A medida que mis ambiciones crecían mi inconformidad y mi rabia al mundo lo hacían a la par. Lo típico a esa edad creo.
Karl era un chico popular, bien colocado, padres con dinero, libertades y responsabilidades. Lo que se dice un buen partido. A mí no me gustaban los chicos como Karl, pero pronto se gano mi respeto. Comenzamos a pasar tiempo juntos y desde el principio me dejo claro que yo le gustaba. Yo le hablaba de mi vida y le decía que yo no era lo que el necesitaba. Un día me dijo que me haría cambiar de opinión. Yo me reí de él, pero me acabo convenciendo de que prefería la monogamia y me alejo del mundo que yo creía que era el que me convenía. El primer mes de noviazgo fue muy complicado para mí y admito que no se lo puse fácil. Pronto, empecé a cambiar mi manera de vestir hablar y comportarme. Mis amigos cambiaron y en un año me había convertido en la persona que según yo quería ser. No volví a verme con mis antiguos amigos, para evitar los celos de Karl, ya no quería revelarme y demostrarle que era un alma libre. Mi nueva prioridad era ser una chica que mereciese la suerte de estar con él. Pensé que esto era bueno para mí... No sé como acabe pensando que este nuevo cambio me había hecho mejor persona.
La última semana antes de que ocurriera todo aquello paso algo raro. Estábamos acostados en el césped de un parque del centro. Yo tenía los ojos cerrados y disfrutaba del suave calor de la primavera, Karl estaba sentado a mi lado y sentía su mirada fija como solía hacer siempre. De pronto le sentí caminar y alejarse, no le di mayor importancia, pero al volver, su actitud y la dulce manera de mirarme había cambiado. Nunca supe porque pero me pareció ver odio encubierto en esa sonrisa falsa que ponía cuando algo o alguien le desagradaban.
-Ocurre algo.- Le dije pero aun así le sonreí.
-No es nada.- Suavizo el gesto y se sentó junto a mí.
Tras lo del parque Karl se comporto un poco distante conmigo. Pero no solo conmigo sino con alguno de sus amigos lo que yo atribuí a que estaba estresado por los exámenes finales, Karl se volvía intratable cuando había exámenes. Y a mí me divertía chicharle cosa que esta vez no hice porque yo misma también estaba agobiada.
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Como volver se loca en un mes.
Novela JuvenilNo recuerdo como empezó, lo que si recuerdo es como me sentía, había subido en ese viejo autobús, como cada medio día tras salir del instituto, mi hermano hacía el idiota y saludaba como si fuera el rey del mundo a sus amigos. Le pegue un tirón y lo...