Puro morbo.

Divagaciones.

Bien, otra ves me pegó la depresión y voy a escribir estupideces incoherentes sobre el niño que me gusta, bai.
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Lo observé, desde una distancia prudente para no ser advertida. Tan sólo verlo producía espasmos en mi comportamiento, este niño me estaba volviendo loca. Un escalofrío recorrió desde mi nuca hasta los talones de mis pies.

El me había mirado.

Sus impactantes ojos verdes (Hoy los tenía verdes), me sentí expuesta, como si sus ojos pudieran ver mi anatomía entera, y en ese momento me sentí vacía. Si existía la posibilidad que podía traspasarme con la mirada, y eso estaba sintiendo, ¿Qué vería? ¿Un infierno lleno de demonios librando una masacre hacia un corazón vacío? Probablemente.

Desvíe la mirada hacia mi cuaderno, con las mejillas rojas por mi impertinencia, osea me descubrió observarlo. A lo mejor ahora piensa que estoy loca y que paso todo el día en eso. Tendría razón, pero yo no quiero que el piense eso.

Somos amigos, o por lo menos nos hablamos y no reímos juntos, pero eso no eliminará jamás el hecho de que alborota cada una de mis hormonas y eriza cada uno de mis vellos.

Cometí el error de posar mis ojos nuevamente en el. Me estaba mirando, y al notar mi expresión perpleja esbozó una sonrisa. Pero no apartó su mirada, lo que hizo que mis nervios se dispararan.

Si el se sentía tan cómodo mirándome yo seguiría mirándolo hasta que la parara. Y sostuve mis ojos en lo suyos, haciendo contacto directo con ese verde grisáceo tan profundo que me vuelve loca. Me guiñó un ojo y ahí acabó mi fuerza de voluntad. Baje la mirada.

Sonó el timbre, esperé que todos salieran del salón para no meterme en el bullicio formado en la puerta. Recogí mis cosas y me eché el bolso al hombro. Me puse los audifonos y puse música activa. El salón quedó totalmente vacío.

Ustedes dirán que soy una completa antisocial, les contaré por que:

Soy nueva en el colegio, llegué empezando el año, y ni siquiera llegué el primer día de clases, llegué unas 3 semanas después. Tuve problemas en el otro colegio y me cambiaron. Y si, tengo amigos, pero todavía no me siento parte del grupo y siento que interrumpo, Así que solo estoy con ellos cuando me llaman. Del resto prefiero estar sola escuchando música.

Crucé el umbral de la puerta y sentí como alguien me tomaba la muneca y me quitaba un audífono.

-Oye, espera, te estaba diciendo algo y me ignoraste.

El contacto de sus manos con su piel me hizo estremecer, me sonroje y me puse muy nerviosa. Su mirada penetrante me invadía, viendo claramente lo que me estaba pasando internamente. No podía dejar que el lo notara. Aunque estaba muy claro que el ya lo sabía.

-Dime, ¿Qué pasó? -Me salió con toda la naturalidad del mundo.

-¿Me puedes ayudar en algo? -Su voz es tan asdfghjklñ ufff me derrito.

-Ehm.. Si, creo -Hice un gesto de indiferencia con mis hombros.

Todavía tenía su mano en mi muñeca y les puedo jurar que sentí que me quemaba. Me jaló hacia el interior del salón otra vez, y dentro de mi creció una pequeña esperanza.

Me arrastró hasta el rincón del salón. Las venas de sus brazos se marcaban a través de su piel, incitandome a tocarlas. Solo por poco no me tenia agarrada de la mano.

-¿Por qué estás nerviosa? -Estaba sonriendo, imbécil.

-¿Quien dice que estoy nerviosa? -Dije con voz firme, mientras por dentro estaba muerta de la pena.

-Ja, por favor, ¿A quien quieres engañar? A mi no, o por lo menos deberías hacerlo mejor. Cada parte de tu cuerpo te ruega que corras hacia la puerta y te alejes de mi. -Me soltó. Sentí un vacío al ya no sentir su mano sobre mi.

-¿A si? Que mal estas pensando entonces. -Rodé los ojos.

-¿Si? ¿Eso quiere decir que esto no te pone nerviosa?

Enredó sus brazos en mi cintura, acercándome a el. Me estoy derritiendo me estoy muriendo estoy colapsando me acaba de dar un infarto llamen a la ambulancia a los bomberos a la policía.

-No, no me produces ningún efecto. -Me separé de el solo para probar mi punto, si hubiera sido por mi me quedaría en sus brazos for-ever.

-Puedo ser imbécil, pero no soy tonto. -se le escapó una risa tonta.

-¿Esto era lo que querías? Que marisquera [1]. -Me di la vuelta y crucé la puerta nuevamente.

-Algún día -Susurró.

Me alcanzó pero me sobrepasó y camino más rápido que yo Hasta que lo perdí de vista.

Se que no debo enamorarme de el, pero es muy tarde.

Ya lo estoy.

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[1] Marisquera: Término venezolano que significa "Qué estupidez" o "Qué pérdida de tiempo".