Propuesta sorpresa.

1.8K 55 19
                                    

-¿No crees que la gente me mira raro cuando ve a un hombre trabajar aquí? -Pregunté entre risas a Mamen. Ésta dejó de colocar algunas cajas en el almacén y me miró a través de la cortina de cuentas con sus gafas negras de pasta.

-Deja que se rían todo lo que quieran, ¡Cómo si los hombres no llevasen ropa interior! -Miró dentro de una caja y sacó un calzoncillo más viejo que Matusalén.

-Creo que es hora de traer nueva colección -Señalé la prenda que sostenía en la mano y reí entre dientes.

-Supongo que tienes razón... -Suspiró varias veces y comenzó a buscar más prendas perdidas por las cajas.

Mamen podía llegar a ser la mejor jefa del mundo, pero a veces sacaba a relucir su mal genio, supongo que como toda persona normal.

Con mis veinticinco años me pasaba todas las mañanas estudiando y yendo a la universidad para intentar ser un escritor en práctica, pero me daba la sensación que volver a estudiar filología acabaría conmigo. Tenía que costearme mi propio pisito de alquiler y el trabajo escaseaba, así que tuve que entrar a trabajar a una tienda de ropa interior y lencería fina. Las mujeres al principio se asustaban, pero después parecían dispuestas incluso a enseñarme sus muslos, sobre todo las más jóvenes. Pero un día entró alguien que cambiaría mi vida para siempre y sin darme cuenta el tiempo fue pasando y pasando.

La pequeña campanilla de la puerta sonaba si alguien entraba, así que levanté la vista del mostrador para encontrarme con aquella chica de no más de veintitrés años. Parecía ensimismada con todo lo que había a su alrededor. La había visto alguna vez observando el interior de la tienda a través del escaparate y siempre había pensado que era la chica joven más rara de toda Barcelona. Vestía con un vestido rojo y unas zapatillas blancas que le marcaban su piel pálida.

Como parecía no necesitar mi ayuda, abrí el catálogo y empecé a marcar las prendas que hacían falta.

-El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo. -La miré con el ceño fruncido levantando la vista del catálogo, desde detrás del mostrador, sin entender absolutamente nada. A ver si iba a ser una loca y la íbamos a liar.

-¿Desea algo, señorita? -Después de mirar con ansias un conjunto básico, me miró con aire sonriente y a mí se me paralizó por unos segundos el corazón, aunque en aquel momento ni siquiera se me pasó por la cabeza imaginar lo que me provocaba aquella chica.

Después de mirarme durante unos segundos, me dijo que no con la cabeza y volvió a mirar, esta vez, los pocos pijamas que vendíamos y un poco de lencería fina que pensé que le quedaría genial.

Suspiré con fuerza ante aquellos pensamientos e intenté volver a mi trabajo.

Los suspiros son aire y van al aire! -La miré de nuevo, esta vez con un toque de enfado en mi mirada. La tía era más rara que un perro verde.

-Perdone, pero no la entiendo. -Dije pausadamente.

-¿No te gusta Bécquer?

-¿Esas citas son de Bécquer? -Pregunté mientras en mi mente me venía un poco la biografía de este.

-Sí. Tú me has mirado antes como si fuera una loca, pero lo cierto es que mi imaginación algún día sacará una nueva idea del mundo o quizás encuentre a alguien con quien pasar el resto de mis días. Por otro lado, tú suspiras... Ignorando que ese suspiro será como si jamás hubiese existido. -Me quedé como un idiota mirándola, embobado por completo y suspirando, de nuevo, ante sus palabras llenas de tantas verdades. -¿Cómo te llamas? -Salí de mi ensimismamiento y la miré directamente a los ojos. Ahora mucho más cerca porque se había apoyado encima del mostrador.

-¡Hola, Eva! -Aquella chica y yo nos giramos hacia la cortina que daba al almacén y vimos a Mamen con una gran sonrisa.

-¡Hello, Mamen! ¿Todo bien? ¿Todavía hay hombres que utilizan calzones? -Eva rió y por primera vez, después de verla, sonreí al vacío.

-Hija... Yo creo que los hombres no usan calzoncillos, porque no vienen nunca a mi tienda -Eva volvió a reír y yo me contagié con ella.

-¡Vaya, pero si tu también ríes! -Me dijo con total asombro. A mí me entraron unos calores y la vergüenza se apoderó de mí.

-Eva, Hugo ríe poco, pero te aseguro que es un encanto -Mamen se acercó a la chica y le plantó un beso en la frente.

-¿Qué tal Naia? ¿Dónde está ahora?

-En la guardería. Al menos tengo un poco de tiempo para mí. -Pensé que Naia sería su hermana pequeña, así que no me metí en la conversación.

-¡Claro qué sí, mujer! Bueno, tengo mucho trabajo, te atiende este señorito de aquí -Mamen dio media vuelta y volvió a entrar en el almacén.

Eva y yo nos miramos directamente a los ojos y ella me dijo algo que hizo que me quedara completamente atónito.

-Te he estado observando desde que entraste a trabajar en Lencerías Mamen... Pareces un buen chico y responsable, así que pensé por un instante que tú eras el amigo ideal que andaba buscando.

-¿Me has estado observando? -Pregunté incrédulo. Ella, Eva, me dijo que sí con la cabeza.

-Pero no pienses que soy una loca obsesiva, simplemente creo en lo que dijo Aristóteles: "La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas" ¿Qué te parece?

-¿Que qué me parece? Me parece que estás loca -Volví a sentarme detrás del mostrador y le eché una ojeada al catálogo disimuladamente, aunque no me funciono, ya que fue Eva quien se inclino hacia mí y me puso el catálogo correctamente, porque lo tenía al revés.

-¿Ves? Tú eres despistado, yo soy despistada. Tú eres tranquilo, yo soy hiperactiva. A ti no te gusta Bécquer, a mi me encanta. Tú no entiendes las citas, yo sí las entiendo. Somos un alma, un corazón...

-¿Tú que te has fumado? -A Eva le entró un ataque de risa por mi pregunta y yo intenté contenerme para no estallar en otra carcajada aún mayor. -Va en serio... O sea... Nunca nadie me había dicho estás cosas y menos aún me habían pedido tan directamente que querían ser mis amigos.

-Ya... -Noté como una pequeña lágrima se resbalaba por su mejilla después de la risa y aquello me enterneció. -Entonces, ¿quieres ser mi amigo, sí o no? -Lo pensé durante un rato. "Quizá sea divertido, Hugo"

-Con amigo, ¿a qué te refieres? -Pregunté con miedo y astucia.

-A que tienes completamente prohibido enamorarte de mí -Aquella fue la primera vez que se me aceleró el corazón al pensar en ella como algo más.

-Yo... Yo... Claro...Que... No -Balbuceé sin entenderme ni a mí mismo.

-Tranquilo, si yo no me enamoro de ti, todo irá sobre ruedas. -Se giró sobre sí misma y se dirigió hacia la puerta, que hizo un pequeño ruido al abrirse y al moverse la campanilla. -Mañana estás invitado a comer en mi casa a las tres. Pregúntale a Mamen dónde vivo, ella lo sabe. -Me guiñó un ojo y se marchó dejándome aturdido por completo.

_____________

Pues aquí primer capítulo de lo que probablemente sea mi último escrito por aquí, pero va a ser tan intenso que espero cumplir con vuestras expectativas...🥰

¿Qué os parece la forma de ser de Eva? ¿Y la de Hugo?
Contadme qué os parece esta nueva historia y qué teorías tenéis para ella... os leo por aquí. ¡Mil gracias como siempre!♥️

3 ARCO IRIS EN LA CIUDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora